En un país donde aún hay zonas sin cobertura móvil, donde los baches compiten con los badenes por el título al obstáculo más absurdo, y donde seguimos debatiendo si hay que poner radares pedagógicos o recaudatorios, la Dirección General de Tráfico (DGT) ha encontrado su nuevo héroe: la baliza V16 conectada.
A partir de 2026, todos los vehículos deberán llevar este dispositivo luminoso y geolocalizado que reemplazará a los viejos triángulos. Una medida que, según la DGT, salvará vidas y modernizará nuestra red vial.
Ahora bien, permíteme que lo diga con todas sus letras: esto no es progreso. Es postureo tecnológico.
¿De verdad necesitábamos otro cacharro?
La idea, en teoría, suena bien. En lugar de bajarte del coche en plena autopista para colocar un triángulo a 50 metros, puedes sacar el brazo por la ventana, encender tu baliza V16, y listo: estás visible, geolocalizado y conectado con la nube de la DGT 3.0.
Pero hay un pequeño detalle: ya llevamos un smartphone en el bolsillo.
Un dispositivo con GPS, conexión de datos, apps, y hasta sensores de impacto que pueden detectar un accidente antes que tú. ¿No sería más lógico que la DGT hubiera desarrollado una app oficial que hiciera exactamente lo mismo que la baliza?
Una aplicación que, en caso de emergencia, enviara tu ubicación, activara una alerta en la red de tráfico y avisara al resto de conductores. Gratis, sin pilas, sin batería integrada de un solo uso y sin negocio detrás.
Pero no. En lugar de eso, han preferido imponer un nuevo aparato, fabricado por unas pocas empresas autorizadas, la baliza V16 costará entre 40 y 60 euros y que, atención, solo funcionará en territorio español.
¿Y fuera de España? Buena suerte.
Porque esa es otra: ningún país de la Unión Europea ha implantado esta medida. Ni Francia, ni Alemania, ni Italia. En ningún otro lugar te obligan a llevar esta baliza conectada. Ni siquiera la conocen.
Lo curioso es que, si eres extranjero conduciendo en España, puedes seguir usando los triángulos sin problema. Pero si eres español y no llevas tu baliza homologada a partir de 2026, la broma te costará 200 euros de multa.
Entonces, ¿en qué quedamos? ¿Esto es una medida de seguridad vital o un negocio mal disimulado?
Tecnología de usar y tirar
Otro punto que no se comenta lo suficiente: la mayoría de estas balizas vienen con una batería integrada no reemplazable. Es decir, cuando se agote (a los 4 o 5 años), te tocará comprar otra.
¿Dónde está el discurso de sostenibilidad? ¿Del consumo responsable? ¿No se supone que estamos luchando contra los residuos electrónicos?
Parece que el mensaje es claro: consume, cállate y cumple.
La falsa sensación de modernidad
Desde la DGT insisten en que esta medida es parte de la modernización de las carreteras. Pero modernizar no es lo mismo que obligar a comprar dispositivos nuevos. Modernizar sería:
- Usar la infraestructura tecnológica ya disponible (los móviles).
- Crear una plataforma gratuita, segura y funcional para todos los ciudadanos.
- Permitir al conductor elegir si prefiere una baliza física o una app conectada.
Pero aquí no se nos da a elegir. Se nos impone. Porque la seguridad vende, y nadie se atreve a cuestionarla… aunque en el fondo sepamos que esto no es tanto por protegernos como por sacar rendimiento.
¿Y si lo pensamos dos veces?
A ver, no nos engañemos: la baliza tiene ventajas. Es más rápida de usar que un triángulo. Puede ser útil para personas mayores o conductores en pánico. Hace más visible un coche averiado. Nadie lo discute, lo que discutimos es la obligatoriedad.
Porque si tan buena es la baliza V16, no haría falta imponerla. Los conductores la comprarían voluntariamente. Pero si hay que convertirla en obligatoria, multar al que no la lleve, y restringir los fabricantes a unos pocos homologados… entonces ya no estamos hablando de seguridad. Estamos hablando de otra cosa.
¿Una medida necesaria… o un negocio brillante?
El cálculo es sencillo: si hay 30 millones de vehículos en España, y cada uno debe comprar una baliza de unos 50 euros, hablamos de un negocio de 1.500 millones de euros. Y todo por un dispositivo que hace lo que ya puede hacer tu móvil. España no necesita más dispositivos conectados obligatorios. Lo que necesita es tecnología con sentido común, libertad de elección y medidas que respeten la inteligencia de los conductores.
¿Tú qué opinas?
¿Vas a comprar la baliza porque crees en su utilidad, o porque no quieres la multa? El debate está encendido... Como la baliza.