Algunos recordarán cómo el aeropuerto de Lanzarote era un vergel ideado por César Manrique, en el que la naturaleza y la ecología eran protagonistas, hasta la reforma de los años 90, que se llevó por delante el concepto de Manrique en el aeropuerto que lleva su nombre.
Precisamente esa convergencia entre la naturaleza y el ser humano es una de las principales razones por las que el aeropuerto Changi de Singapur ha sido elegido trece veces como el mejor aeropuerto del mundo, también este año.
Este aeropuerto tiene en su interior bosques y cascadas. Una de sus atracciones principales es Jewel, un complejo de más de 135.000 metros cuadrados repartidos en diez niveles y que contiene jardines interiores, parques temáticos, puentes suspendidos, toboganes entre árboles y un laberinto de espejos.
Además incluye en sus instalaciones la cascada interior más grande del mundo, se llama Rain Vortex y se precipita en el corazón de Jewel rodeada por un exuberante bosque artificial.
Por otro lado, Changi alberga más de trescientos comercios y restaurantes de todo tipo, con numerosos espacios de descanso y tiene hasta un rocódromo para quienes buscan liberar tensión haciendo un poco de escalada antes de iniciar su viaje.
Changi es el principal aeropuerto del pequeño país asiático y da servicio a entre 50 y 60 millones de pasajeros al año.