"Los ecosistemas no son objetos, como han sido tratados hasta ahora, tienen su propia vida y los seres humanos formamos parte de ellos. Sin ellos no podemos vivir", comienza la profesora de Filosofía del Derecho de la Universidad de Murcia Teresa Vicente Giménez durante una entrevista con La Voz.
Vicente Giménez fue galardonada con el Premio Ambiental Goldman, conocido como el Nobel de Medioambiente, gracias a su lucha por conseguir un hito en el continente, dar personalidad jurídica a un espacio natural europeo. En concreto, logró que el mar Menor se convirtiera en sujeto de derechos y obligaciones y pueda defenderse en los tribunales. Una iniciativa que abre la puerta a colectivos y a la población de Lanzarote a defender los espacios naturales de la isla como poseedores de derechos propios.
"Esta declaración implica que el mar Menor es portador de una serie de derechos que están en la ley y que es capaz de defenderlos por él mismo a través de cualquier persona", señala durante su visita a Lanzarote, con motivo de una ponencia en la Fundación César Manrique. "Darle personalidad jurídica significa, en pocas palabras, reconocerle valor suficiente para poder defender su derecho a la vida, a la protección y a la recuperación", añade.
Del antropocentrismo al ecocentrismo
Esta batalla por lograr dotar de más protecciones a la mayor laguna salada de Europa se enmarca dentro de un nuevo pensamiento, que avanza junto con la ciencia ecológica y que expone que no existe un derecho a actuar de manera ilimitada sobre el medioambiente.
"La ley ha logrado un cambio de paradigma, desde el antropocentrismo, con el ser humano en el centro, al ecocentrismo, que es el ecosistema en el centro", explica. De este modo, el ser humano es solo una parte y las empresas "pueden desarrollar su actividad, pero dentro de los límites" del medioambiente.
"Hemos sobrepasado los límites de la propia ley natural y esto lo que está provocando es poner en tela de juicio que el planeta Tierra sobreviva y la humanidad con ella", resalta la también directora de la Cátedra de Derechos Humanos y Derechos de la Naturaleza de la Universidad de Murcia, que defiende que el crecimiento económico se ha priorizado por encima de la supervivencia del planeta.
La ley 19/2022 dio responsabilidad jurídica al mar Menor, tras ser aprobada en el Congreso y en el Senado. El único partido que se opuso fue Vox, que acudió al Tribunal Constitucional, persiguiendo sin éxito que se derrumbara. El órgano judicial avaló a finales de 2024 esta medida. Desde entonces, la población puede defender todas las partes del mar Menor en los tribunales.
Teresa Vicente Giménez explica que antes de esta ley, si la Fiscalía no consideraba que tenía pruebas suficientes para acusar a una empresa que estaba dañando el mar Menor, se archivaba el caso. Sin embargo, ahora el Juzgado llama al mar Menor a defenderse porque tiene responsabilidad jurídica.
Esta profesora universitaria, que estudia el derecho a la naturaleza desde los años ochenta, defiende que el ser humano normalizó hace siglos la esclavitud y hace décadas que las mujeres no tuvieran los mismos derechos que los hombres. "Las mujeres no teníamos personalidad jurídica plena y, por tanto, no podíamos defender nuestros derechos", añade. Ahora, expone que "la naturaleza ha sido la última explotada" y que entendió que la única solución era "dotar al explotado de los mismos derechos" para que pudiera defenderse.
A pesar de que existen diferentes leyes y normativas que protegen los espacios naturales y los ecosistemas, por ejemplo el mar Menor está salvaguardado por protecciones europeas y nacionales, se ha seguido destruyendo su ecosistema. "El derecho ambiental no es suficiente, aunque ha sido valioso y lo es en algunos aspectos, pero no es suficiente para esta destrucción medioambiental sin límite", apostilla.
Dentro de los grandes hitos del derecho ambiental, Ecuador fue el primer país del mundo en reconocer el derecho a la naturaleza, también conocida como Pacha Mama (madre Tierra) en quechua. El país Latinoamericano aprobó una ley en 2008 que reconocía el derecho de la naturaleza a existir, mantenerse y regenerarse. A ellos se suma que, entre otros, el río Atrato en Colombia o el río Whanganui de Nueva Zelanda lograron obtener personalidad jurídica propia en 2016 y 2017, respectivamente.
En esta lucha por lograr más derechos para el mar Menor, Teresa Vicente se ha encontrado con personas que decían que no era posible dar derechos a un espacio natural. "Parte de la academia, como hacían con las mujeres y la justicia social, podrán decir que no existe, que es imposible, pero el derecho es una técnica", expone.
En este sentido señala que "si hay un arquitecto que sabe hacer un tipo de arquitectura que no incide negativamente en el medio ambiente, pues que la haga, si hay otros que no la saben hacer, que no digan que es imposible, simplemente que dejen a otros venir", en relación a la obra de Manrique en la isla. En este caso, la ganadora del Goldman como abogada creía firmemente en que esto se puede hacer y se le puede dar personalidad jurídica a los ecosistemas para que puedan defenderse.