No hay palabras para describir el dolor de una madre cuando ve morir a su hijo. En 2018, Virginia del Río parió a Uriel sin vida en la semana 39 de gestación. A partir de entonces, comparte su experiencia escribiendo. Para empezar, abrió un blog llamado ‘Tengo una estrella’. Luego, escribió dos libros, ‘La Habitación de Uriel’ cuyas páginas plasman su propio duelo perinatal y ‘¿De qué barriga nací yo?’ reivindica los tipos de familias sin importar condiciones sexuales, países de procedencia o procesos de reproducción asistida. Al mismo tiempo organiza conferencias y concede entrevistas a los medios con la finalidad de sensibilizar a la población y derribar tabúes. Ahora, publica ‘Mamá y papá, ya no son novios’ donde resalta el amor incondicional de ex parejas hacia sus hijos después de terminada la relación.
- ¿Qué le motivó a escribir?
A mí desde pequeña me ha gustado contar cosas. Pero fue de una manera muy fortuita cuando el confinamiento. Quise ayudar a unas amigas que son dos mamás a contarle a sus hijos cómo habían formado su familia y pues a raíz de esto nació ‘¿De qué barriga nací yo?’, mi primera publicación. Aunque, ya existía ‘Tengo una estrella’, el blog para concienciar sobre el duelo prenatal.
- Los tres libros están basados en hechos reales, pero ¿hasta qué punto son autobiográficos?
Todos están basados en hechos reales. A mi alrededor tengo familias que se ha formado de muy distintas maneras y obviamente ‘La Habitación de Uriel’ en mi propio caso personal. ‘Mamá y papá ya no son novios’ pues igual, en ejemplos que tengo muy cercanos. ‘¿De qué barriga nací yo?’ hay un capítulo autobiográfico que es el niño que llega a su familia a través de un proceso de reproducción asistida con un donante que es mi caso y además, es el único personaje real que es Uriel, quise hacerle un homenaje a mi hijo a través de la literatura.
. ¿Cómo fue ese trance a nivel emocional y psicológico?
Es lo más transformador que he vivido cuando ha pasado el tiempo. En el momento, lo más traumático hasta ahora. No tienes tiempo para despedidas y tienes que asimilarlo cuando esa persona no está, eso le añade dolor al dolor. El tiempo va anestesiando el dolor, pero no llegas a sanar si tú no haces algo activamente para calmar ese sufrimiento. Ahora puedo decir que con mucho trabajo llegué a la sanación y que también ha nacido cosas bonitas de algo tan duro y con eso no digo cosas positivas porque perder alguien que quieres no tiene nada positivo nunca.
- La decisión de improvisar un altar en casa cada 31 de octubre para disponer un espacio donde crear el suyo propio, ¿de qué manera alivia el dolor?
Ya no siento dolor, más allá de echar de menos siempre a alguien, pero no tiene nada que ver con el dolor encarnizado y desesperado del principio. Con la película ‘Coco’ que vi en el cine pocas semanas después de morir Uriel, entendí la importancia del recuerdo como en México viven la muerte, más en la línea de cómo yo quería vivirla, más relacionada con el amor, agradecimiento que con el dolor por la pérdida. Empecé a montar ese altar para celebrar el día de los muertos. Coloco sus flores y sus velas, siempre me pongo delante y tengo un ratito de recogimiento.
- Algunos informes clínicos designan "feto" cuando el bebé no llega a nacer como en su caso, ¿por qué considera desacertado este término?
Todos los bebés nacen, vivos o muertos, es la manera de darles también su lugar en el mundo. Sigo siendo la madre de Uriel, pero no hay una palabra específica que diga “madre pero sin poder criar a su hijo”. No considero desacertado el término ‘feto’. Hay palabras que aunque sean acertadas son muy frías y dolorosas para las familias.
- Sin embargo, acuña el concepto de "belleza colateral", ¿a qué se refiere?
Antes, durante y después del embarazo vi una película en que se llama ‘Collateral Beauty’ de Will Smith. El mensaje viene a decir que uno puede encontrar belleza incluso en las situaciones más duras, solamente hay que saber verlas. El propio libro de ‘La Habitación de Uriel’ hay muchísima belleza colateral porque es una madre contándole a otras familias el camino que hizo para llegar a vivir otra vez.
- Recientemente, ha sacado un cuento titulado 'Mamá y papá ya no son novios' sobre cómo los menores gestionan la separación de sus padres. ¿Cómo cree que puede ayudar a los niños y a los padres?
Los cuentos son una excelente manera de introducir temas de los que no nos atrevemos hablar o no sabemos hablar de ellos. ‘Mamá y papá, ya no son novios’ es, como su nombre indica, una familia donde los papás les cuenta a los niños que la familia no cambia, sigue existiendo, pero lo que desaparece es la pareja. Evidentemente, el cuento no te viene a solucionar la conversación que tienes que tener. Es la manera de que los niños empiecen a entender qué es lo que va a pasar en casa.
- ¿Por qué presenta sus libros en Lanzarote? ¿Tiene pensado repetir?
A mí presentar libros en Lanzarote me parece siempre una buena idea. Cuando presenté ‘La Habitación de Uriel’ con ayuda de Magma, el grupo de duelo perinatal en Lanzarote con quien estoy muy vinculada y siempre quedan cosas muy bonitas. Vinieron mujeres que habían perdido a sus hijos antes de nacer a lo mejor hace treinta o cuarenta años y no habían tenido posibilidad de verbalizarlo porque se sintieron aún más desautorizadas, fue muy especial. Así que sí me gustaría presentar ‘Mamá y papá, ya no son novios’ también.
- El vínculo que mantiene su familia con Lanzarote ha permitido acercar la historia de Uriel a niños en clase. ¿Por qué decidió exteriorizar el duelo a los más pequeños?
Comprobé con mis propios sobrinos que si un niño crece teniendo conocimiento de que la muerte existe, cree que con herramientas y con capacidad de afrontar la pérdida de una manera mucho más natural y mucho menos traumática. La capacidad que tienen de entender todo cuando uno se lo explica bien y obviamente adaptado a su edad y la manera tan bonita que tienen de integrar también el amor. No pongo el matiz de que sea normal que pase, sino simplemente cuando lea sea partícipe de una realidad que sucede, les recordamos y les podemos seguir queriendo aunque no estén físicamente.