La ruta canaria sigue siendo la más mortífera de España, a pesar del descenso de las llegadas. Según el informe Monitoreo Derecho a la vida, elaborado por la onegé Caminando Fronteras, entre enero y mayo de 2025 se producieron 113 tragedias en las rutas migratorias irregulares entre África y España, la mayor parte de ellas en las travesías por el Atlántico hasta Canarias.
También conocida como la ruta Atlántica, el viaje migratorio hacia el archipiélago, "continúa concentrando la mayor parte de naufragios masivos y desapariciones de personas en el mar".
Los controles fronterizos en Marruecos y el Sáhara Occidental hacen que las neumáticas, que llegan a Lanzarote y Fuerteventura, salgan cada vez de lugares más alejados, como las ciudades de Guelmin, Sidi Ifni y Tiznit. Esto implica "distancias aún mayores", que se recorren "en embarcaciones extremadamente frágiles", expone el colectivo, que alerta sobre los riesgos vitales para los ocupantes.
Mientras tanto, continúa el aumento de embarcaciones que salen desde Mauritania, a través de cayucos, y descienden "notablemente" las salidas desde Gambia y Senegal. Además, el colectivo registra salidas "puntuales" desde Guinea Bissau y Guinea Conakry.
1.482 personas muertas en la ruta canaria
Entre enero y mayo de este año, Caminando Fronteras informa que han fallecido 1.865 personas en las cuatro rutas marítimas habituales hacia el país, según el monitoreo diario que hace la entidad con las personas migrantes, familias y comunidades. De estas, 1.482 muertes se han producido en las costas canarias; mientras tanto, 328 tuvieron lugar en la ruta de Argelia, tres en la de Alborán, y 52 en la del Estrecho de Gibraltar.
De las víctimas detectadas por la organización no gubernamental, 1.318 murieron en la travesía desde Mauritania hasta Canarias; seguidas de 110 fallecimientos de las salidas desde Senegal y Gambia; y en menor medida, 54 muertes en las salidas desde Marruecos (Agadir) y el Sáhara Occidental (Dajla).
En total, 38 embarcaciones han desaparecido con todas las personas a bordo tratando de alcanzar las fronteras europeas. De los muertos, había personas de hasta 22 países. Entre ellos, de países de África Occidental como Burkina Faso, Costa de Marfil, Senegal, Marruecos, Mali, Mauritania, Nigeria o Gambia, pero también de África Central como Camerún, Gabón, República Democrática del Congo; nacionales de países del Cuerno de África (Etiopía y Somalia); de Oriente Medio (Afganistán y Siria), de las islas Comores; así como de países asiáticos como Bangladesh, Pakistán.
El colectivo alerta de "un patrón de mortalidad invisible", que se refleja en la llegada de cayucos a las costas de América Latina. En este caso, en lo que va de año se han registrado cayucos en Brasil y Trinidad y Tobago. En estos casos, las personas han fallecido en "condiciones de sufrimiento extremo", por deshidratación o inanición. De este modo, urge a analizar el "mínimo despliegue" de medios aéreos en el Atlántico y, en especial, "en las rutas más alejadas de la costa" y las de "mayor riesgo".
Los principales motivos tras estas muertes
Caminando Fronteras señala que los "principales factores" que contribuyen al aumento de la mortalidad es "la falta de activación de medios de búsqueda y rescate", así asegura que "no se movilizan los recursos adecuados o los que se despliegan resultan claramente insuficientes".
En este sentido, señala "inacción" por parte de las autoridades, donde "pese a contar con la localización exacta" no se aplican los protocolos y que los servicios de rescate asumen "un uso discriminatorio", donde "mientras no exista un hundimiento inminente, no hay una urgencia real" de rescatar a los supervivientes, "a pesar de que las embarcaciones carezcan de garantías mínimas".
El colectivo indica que existen "decisiones arbitrarias" a la hora de activar los recursos de salvamento y "desigualdad territorial" a la hora de aplicar los protocolos en función de la zona. Además, expone que la "coordinación entre Estados es deficiente", que existen "prácticas inadecuadas durante los rescates" y el uso de violencia en los controles de salida, por parte de redes criminales y de fuerzas de seguridad. Al mismo tiempo, indica las condiciones físicas y extremas que sufren los migrantes y la prevariedad "grave" de las embarcaciones.