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El gas de la risa, la droga barata y fácil de conseguir que prolifera entre los jóvenes

Los principales riesgos se deben a la falta de oxígeno que provoca en el cerebro, lo que se puede traducir en desmayos, paradas respiratorias o, incluso, la muerte

Cápsula del gas de la risa. Foto: RTVE

El óxido nitroso, conocido como gas de la risa, ha proliferado entre los jóvenes durante los últimos años en España por lo fácil que es conseguirlo y lo barato que es. En concreto, es un gas con propiedades anestésicas, analgésicas y disociativas, incoloro, casi inodoro y con un ligero sabor dulce. Además, es de fácil combustión y más pesado que el aire.

Su formato se comercializa en cápsulas de forma líquida o en gas comprimido y, en general, se inhala una mezcla de 65% de oxígeno y 35% de óxido nitroso. Los efectos que causa aparecen rápidamente y también desparecen en un corto espacio de tiempo. Su consumo es a través de inhalación, expandiéndose por los pulmones y llega al cerebro a través de las vías respiratorias.

Los efectos que tiene son la sensación de euforia, bienestar y risa. Debido a su rápida absorción se difunde por el sistema nervioso central de manera inmediata tras su inhalación, en menos de un minuto. Los efectos duran un máximo de 15 a 45 minutos, dependiendo de la dosis inhalada.

Esta sustancia se utiliza tanto como droga como fármaco. Algunos especialistas como los odontólogos lo usan para la sedación y el alivio del dolor. Sin embargo, también se utiliza como aditivo alimentario industrial en latas y dispensadores de crema batida como propulsor. El óxido nitroso se encuentra presente también en los encendedores de butano, los tanques de gas propano y los refrigerantes.

 

Riesgos para la salud

Según explica el Ministerio de Sanidad, existe una percepción social de seguridad respecto a su consumo, pero la realidad es que tiene graves consecuencias en la salud cuando se utiliza como droga, algo que se está dando entre la población más joven.

La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) estima que su uso no médico representa un riesgo para la salud. Sin embargo, su consumo habitual conlleva riesgos como asfixia por ser un gas comprimido. También puede causar alucinaciones, vocalización incontrolada, alteraciones de la percepción, desorientación espacial y temporal o reducir la sensibilidad al dolor. 

Los principales riesgos se deben a la falta de oxígeno que provoca en el cerebro, lo que se puede traducir en desmayos o paradas respiratorias. Así, el consumo continuado puede dañar la médula espinal y llegar a provocar la muerte. Además, si se utiliza esta sustancia durante varios días seguidos o de manera intensa en una sesión se produce una disminución de los niveles de la vitamina B12 en el organismo, lo que puede causar problemas neurológicos y cognitivos.

Otros problemas pueden provocar son: 

- Quemaduras en la boca y la parte superior del tracto respiratorio debido a la inhalación del gas directamente de los cartuchos por la baja temperatura a la que sale la sustencia.

Hipoxia (asfixia) producida al retener demasiado tiempo el gas en los pulmones o consumirlo en lugares cerrados.

Caídas y lesiones por la pérdida de equilibrio al sentir los efectos en el cuerpo.

Accidentes de tráfico relacionados con su consumo.