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Un experto en vestimenta tradicional de Lanzarote: "El tocado es lo más importante, si no vas de cualquier cosa"

Ricardo Reguera recuerda que la ropa tradicional de La Graciosa estaba compuesta por camisas azules de algodón de mahón, en la mayor parte de los casos y no por las actuales de cuadrados de colores

Campesinas del norte de Lanzarote sobre 1970-80. Foto: postal Julián.

A comienzos de este siglo, Ricardo Reguera recogió en una obra de más de 900 páginas el legado patrimonial y cultural de Lanzarote a través de su indumentaria y los textiles que utilizaban sus antepasados. El profesor, investigador y experto de la indumentaria tradicional de la isla ofrece una entrevista con La Voz de cara al verano para tratar de dar un poco de luz a los debates, reinterpretaciones o malos usos que surgen con los trajes típicos con la llegada de las fiestas populares. 

"Se hacen muchas labores de divulgación, pero todavía queda mucho trabajo", comienza Reguera, que señala que "las ropas hay que respetarlas como son, no se pueden mezclar". En este sentido, defiende que "si quieres hacer una casa tradicional, pues visitas casas, si quieres hacer una comida tradicional, buscas en las fuentes cómo se hace y cuando te quieres vestir tradicional, tienes que hacer lo mismo".

Reguera explica que no hay una única ropa típica que represente a Lanzarote. "No hay un número concreto, hay vestuarios que se utilizaban de forma más tradicional que otros", añade. Entre estas ropas, había unas para uso diario, que reflejaban la relación histórica de la población de la isla con el mar y las labores del campo, y otras para salir que eran más arregladas. Los cambios históricos en el vestuario tradicional se producen en función "del tiempo, el momento histórico y la sencillez, si pertenecían a una clase humilde o adinerada", se reflejaba en la forma de vestir.

 

Un 'traje típico' entre muchos

Según muestra en su obra Indumentaria y textiles de Lanzarote, la creación de un traje típico que represente a la cultura de un lugar determinado surge del movimiento artístico costumbrista, aquel que plasma los usos y costumbres de la sociedad, que creció en Europa a partir del siglo XIX a través del romanticismo y que derivó en la aparición de los trajes regionales a principios del siglo XX.

A ello se suma que durante el periodo franquista los trajes tradicionales y otros elementos del folclore popular fueron utilizados por la dictadura en todo el país y la Sección Femenina de la Falange como método de propaganda para evocar una "vieja España", mientras se construía "la nueva España". Según expone un estudio del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), estos trajes regionales también se emplearon luego para promocionar la imagen exterior de España en el resto del continente. 

Volviendo a la investigación de Reguera, el experto sitúa la popularización del "traje típico de Lanzarote" en la década de los años cuarenta del siglo pasado, a través de las agrupaciones folclóricas de la isla.

De este modo, en su libro explica que en Lanzarote, establecer un traje típico para hombre durante el franquismo fue más sencillo que para las mujeres porque la vestimenta de ellos estaba más reciente en la memoria local. Entonces se escogió como el traje de referencia el de pastor u hombre de campo. Esta indumentaria se compone de una montera, calzón corto de lienzo tejido, polainas y camisola. Reguera en su investigación cree que podían añadirse otros elementos como el calzón, la chupa, el marsellés, el sombrero de pelo y los majos. 

Mientras tanto, el traje típico de las mujeres quedaba más lejano en la memoria de los locales. De modo que se utilizó el que había sido creado por la burguesía de Arrecife en las décadas de los años 20 y 30, que ya nació con modificaciones con respecto a los que se usaban tradicionalmente y cuyos cambios que se fueron "agravando" con el tiempo. Sin embargo, a pesar de haber sido escogidas como los trajes típicos hace 80 años, Reguera explica que estas ropas solo son una de tantas de las que representan la vestimenta tradicional.  

Dos personas con el llamado ‘traje típico de Lanzarote’ en las primeras décadas del siglo XX. Foto: Indumentarias y textiles de Lanzarote.

 

A grandes rasgos, este investigador expone que durante el siglo XVIII en Lanzarote las mujeres vestían con faldas listadas o lisas de lana, de color azul o marrón y después negra. "Esta ropa siempre iba con justillo, camisa de manga larga o corta, un pañuelo y un sombrero de palmito o una montera, a veces también una mantilla o un manto". Frente a ello, los hombres vestían con "montera, chaleco, camisa, calczoncillo, faja, polaina, y unos zapatos majos, muy populares en aquella época, un calzado rústico de piel". Además, indica que no todas las prendas eran exclusivas de la isla, sino que guardan similitudes con las de otros lugares, como Fuerteventura o Gran Canaria, aunque en la isla fueron muy populares. 

 

La ropa tradicional de La Graciosa

Sobre la octava isla expone que existe un reinterpretación de su ropa en la última década. De este modo, expone que en los últimos años se ha popularizado en las fiestas insulares como vestimenta típica de La Graciosa un traje que no se corresponde con el tradicional y que es "una reinvención". "No es una reproducción, no es vestuario popular tradicional. Es una técnica llevada al extremo que se convierte en un patchwork", apostilla Reguera, en alusión a las camisas de cuadros con diferentes colores y estampados que se acompañan de un pantalón vaquero, que cada vez son más frecuentes en los eventos locales.  

Frente a ello, el experto en vestimenta típica recuerda que la ropa tradicional de La Graciosa estaba compuesta por camisas azules de algodón de tahón, en la mayor parte de los casos, o rojas y amarillas, en menor medida, en el caso de los hombres. "Estas variantes serían para que fueran distinguidos si caían al mar", explica sobre las rojas y amarillas. Al mismo tiempo, expone que tampoco los pantalones vaqueros se usaban tradicionalmente en la octava isla, sino que era un tejido similar, con el mismo tono, pero que contaba con botones en la bragueta, eran más holgados y tenían bolsillos redondos. 

En el caso de las mujeres, tampoco usaban esos vestidos compuestos por cuadros de colores ni camisas, que en aquella época se consideraba una prenda interior, sino que vestían "sacos", una especie de vestido sencillo, con un aletilla (o pechera) con un botón en la parte delantera, un cuello pequeño -conocido como cuello de bebé- y un canesú sobre el cuello. "Eran sencillos, de tejido de algodón, con patrones de cuadritos, rayitas o pequeños detalles de semillas o flores, nunca muy grandes", apostilla Reguera. 

 

Las sombreras

"El tocado es lo más importante del vestuario. En la cabeza siempre tiene que haber algo porque si te lo quitas, estás vestido de cualquier cosa, menos de forma tradicional de Lanzarote", defiende Reguera, sombre la importancia del uso de los pañuelos, las sombreras y las gorras en la isla. 

La Graciosa tiene un único sombrero representativo, una sombrera de palmito más corta y cerrada que las de la isla de los volcanes. Sin embargo, Reguera explica que el sombrero graciosero tradicional variaba en función de si era para hombre o para mujer. "El de los hombres es más cónico, mientras que el de la mujer es un poco más abierto y grande", señala. 

Mientras tanto, en Lanzarote hay dos tipos de sombrera: la vuelta abajo o la vuelta arriba. Estos sombreros de paja eran usados por las mujeres de la isla para cubrirse del sol mientras trabajaban en el campo, siendo más pequeños los del norte de la isla y más grandes los del sur. A ellos se suman algunos de los que aún hoy el día están bastante popularizados, como la gorra blanca, conocida actualmente como gorra de soltera, que suele venir puntada de un color rosa claro en su interior. 

(Izquierda a derecha) Sombrera de La Graciosa, sombrera 'vuelta arriba' de Lanzarote (norte), sobrera 'vuelta abajo' (zona sur). Foto: Ricardo Reguera.

 

Sobre las dudas que puedan surgir a la hora de vestirse con la ropa tradicional, Reguera invita a leer las últimas páginas de su obra, que se puede encontrar de forma gratuita y online en el Centro de Datos de Lanzarote y donde propone decenas de opciones de indumentarias que respetan la historia textil de la isla.