A menos de 10 metros de El Charco de San Ginés. A menos de 20 metros de la figura de erizo que pretende dinamizar este céntrico lugar de Arrecife. A menos de 100 metros del mercadillo de los sábados, al que acuden decenas de turistas a los que se les agasaja con actuaciones folclóricas. A escasos metros de todas estas actividades pensadas para el visitante se encuentra la otra cara de El Charco. Enclavado en uno de los lugares más visitados de Arrecife se ubica un solar, en la calle Cienfuegos, que se ha convertido en refugio y vivienda de drogodependientes. "La venta y compra de droga y la prostitución", según denuncian los vecinos, se han instalado en esta parte de El Charco. "Es una vergüenza", afirman.
El miedo se ha apoderado de los ciudadanos que viven en la calle Cienfuegos o en sus alrededores. Son muchos los que quieren denunciar esta situación pero temen las represalias. Nadie quiere facilitar a La Voz su nombre, porque prefieren mantenerse en el anonimato. "A mi me han dicho que si me chivo me matan", afirma una mujer mayor, que para llegar a su casa no tiene más remedio que pasar por este solar.
Y es que los escándalos y las peleas son habituales en este espacio pegado a El Charco, en el que un grupo de personas drogodependientes ha comenzado a construir desde hace "dos o tres meses" varias chabolas de cemento y madera. En este solar, que ahora prácticamente es un socavón lleno de agua, botellas de plástico y bolsas de basura, la empresa Hormiconsa iba a edificar viviendas, pero tuvo que paralizar las obras porque el edificio estaba afectado por el Bien de Interés Cultural de El Charco de San Ginés. "El proyecto lo paró Patrimonio del Cabildo", indica el concejal de Arrecife, Vicente Dorta.
Ahora, lo único que queda de esas obras de Hormiconsa es "una grúa, metida en la mitad del pantano". "Nos da un miedo terrible. Cuando hay viento, es impresionante cómo suena y se mueve. Y encima han construido una caseta de madera en la base de la grúa. Eso es muy inestable. Puede ocurrir cualquier tragedia. Es temor lo que sentimos, por favor, que la quiten de ahí. Lleva más de tres años ahí", exige una vecina.
Los vecinos asisten asombrados al trajín de personas que entrany salen durante todo el día de este solar. "Ellos entran como Pedro por su casa. El otro día desde mi azotea vi que había 18 personas ahí dentro. Al cabo del día, no sé ni cuánta gente puede entrar ahí", señala esta ciudadana, que explica que anteriormente estas personas con problemas de drogodependencia se "metían en la casa de la esquina, en la que da a El Charco de San Ginés".
La muerte de una toxicómana el pasado 2 de febrero obligó al Ayuntamiento de Arrecife a tapiar la vivienda. "Eso era un horror, prendían fuego todo el rato", afirman desde una tienda de muebles, ubicada a escasos cinco metros de este solar.
Peleas y amenazas
Aunque ya no pueden entrar en esa casa, estas personas acceden al solar colándose por un hueco abierto enuna de las vallas, cubiertas por una tela que disimula, en parte, elvertedero que se esconde dentro.Si por el día ya es "un sufrimiento" para los vecinos, por la noche "todo es mucho peor".
"Son peleas continuas. Te metes en la cama y escuchas: 'maricón, te voy a matar, te voy a rajar'. Porque antes había gente más tranquila, que te pedía dinero y ya está. Pero desde hace unos meses han llegado otros nuevos, muy desafiantes, que no quieren más que trifulcas, que cogen botellas y las rompen en mitad de la noche", afirma otra vecina, cuya hija está "muerta de miedo".
Según relatan varios vecinos, a esta zona no sólo llegan "drogodependientes, que están muy mal", sino que por la noche también se ve "a parejas bien vestidas que van a comprar droga". "El otro día mi niña me dijo: 'Mira mamá, que chica más guapa está entrando ahí'", relata.
Los vecinos, incluso, temen que en este solar lleno de suciedad se ejerza la prostitución. "Hemos visto varios días a un señor mayor, de unos 70 años, que entra ahí y sale abrochándose la bragueta y detrás de él viene una chica joven. Está claro lo que hacen ahí. Es impresionante. Es horrible verlo", afirma otra mujer, que no llega a entender cómo es posible que la Policía Local de Arrecife "entre ahí, inspeccione y se vaya sin hacer nada".
Lo mismo opinan dos chicos jóvenes, que aunque no viven en la zona, pasan "todos los días por aquí por el trabajo". "Nosotros alucinamos. Todo el mundo sabe qué hay ahí dentro, la droga que se mueve. Es que sólo hace falta quedarse en una esquinita durante media hora y observar", indican indignados.
Y, precisamente, esta terrible imagen la deben soportar todos los días los niños que acuden a un colegio cercano. "Pasan por ahí, donde hay jeringuillas y sangre de peleas. Basura que ya llega a las aceras y colchones tirados. Esta situación es absurda y una auténtica vergüenza", señala una mujer, mientras observa a una joven buscando alimentos en un contenedor de basura.
Imagen para los turistas
"¿No quieren dar vida a El Charco? ¡Pues que arreglen esto ya! Tengo ganas de rajar la tela verde que tapa ese solar para que los turistas vean lo que hay ahí dentro", indica una vecina, que asegura que ella paga sus impuestos y, por tanto, tiene "unos derechos".
"Me gustaría que esta gente viviera en un solar al lado de las casas de los que tienen un sillón en el Ayuntamiento. A ver, entonces, qué harían los políticos", señalan desde una tienda cercana, desde donde aseguran que "todo el mundo sabe lo que pasa ahí dentro".
"Me dan ganas de ir con una pancarta al muelle de cruceros y decirles a los turistas: venid, que os voy a mostrar qué es Arrecife", afirma otra vecina, que exige que se limpie toda esta zona. "Lo que no puede ser es que van y los echan de La Rocar y se meten en el centro de Arrecife", lamenta esta ciudadana.
Por desgracia, ésta no es la única zona en la que los drogodependientes buscan refugio. A escasos metros del Hospital insular, en otro solar medio abandonado, también se han construido dos casetas, que ya están medio derruidas. Precisamente, este lunes de una de estas chabolas salía un hombre, cuyo estado prácticamente le hacía imposible hablar. Fuera le esperaban una mujer y una niña pequeña, de unos tres años.
Y, cerca de este lugar, también en Arrecife, en frente de Inspección Laboral, otras dos personas ahuecaban un colchón para echarse a dormir en un edificio a medio construir. "Así cuidan el centro de Arrecife", lamenta un ciudadano.