Este domingo 24 de agosto, el pueblo de San Bartolomé se vistió de gala para celebrar con emoción, devoción y orgullo el día principal de sus fiestas patronales en honor a San Bartolomé Apóstol. Una jornada entrañable, marcada por los sentimientos a flor de piel, el reencuentro entre vecinos y familiares, y el recuerdo presente de aquellos que ya no están, pero que siguen vivos en la memoria colectiva.
Desde primeras horas de la mañana se respiraba un ambiente especial. Las calles del pueblo acogían con alegría a quienes, como manda la tradición, se engalanaban con sus mejores atuendos para esta celebración tan esperada. Las casas olían a recetas heredadas, dulces caseros y platos especiales preparados con cariño para compartir en familia y con quienes llegan de visita, acogidos con la generosidad propia de estas fechas.
A las 12.00 horas, la iglesia parroquial de San Bartolomé, muy bien ornamentada para la ocasión, acogió la Solemne Eucaristía, presidida por el párroco titular D. Francisco García Socorro acompañado por compañeros sacerdotes concelebrantes. La ceremonia estuvo acompañada por los emotivos cantos de la Coral Municipal, bajo la dirección de la profesora Mariola Ferrer Fajardo, y con la armonía del órgano a cago de Alejandro Jesús Rodríguez Rubio, también restaurador del instrumento.
Los primeros bancos estuvieron ocupados por las autoridades civiles y militares, entre ellos el alcalde de San Bartolomé, Isidro Pérez; el presidente del Cabildo de Lanzarote, Oswaldo Betancort; la parlamentaria Alicia Pérez y el alcalde de Haría Alfredo Villalba, junto a concejales de la corporación municipal y representantes de las fuerzas armadas.
Tras la Eucaristía, se celebró la tradicional procesión con la venerada imagen de San Bartolomé, que recorrió las principales calles del casco histórico acompañada por la Banda Municipal de Música, dirigida por el profesor Juan Kenty Mauri. Junto a la imagen marchaban los sacerdotes, autoridades y los fieles, en una manifestación de fe profunda y recogimiento.
El regreso del Santo a la iglesia fue recibido con una ovación por parte del público, entre vítores, aplausos y el repicar de las campanas, símbolo del fervor de un pueblo que mantiene viva su devoción año tras año.
La festividad de San Bartolomé volvió a ser, un año más, un punto de encuentro para el alma del pueblo. Un día donde la tradición y la fe se funden con la emoción, el recuerdo y la celebración compartida.