Tras doce intensos días de celebraciones, reencuentros, música y tradición, el pueblo costero de Caleta de Caballo, en el municipio de Teguise, puso este pasado domingo el broche final a las Fiestas de La Lapa, una de las citas más esperadas del calendario festivo local.
Desde primeras horas de la mañana, el ambiente festivo se hacía notar en cada rincón del pueblo. A las 11.00 horas comenzaban las actividades dedicadas a los más pequeños, quienes se convirtieron en los auténticos protagonistas de la jornada. Entre risas y chapoteos, disfrutaron de colchonetas de agua y un cañón de espuma que convirtió la plaza en un auténtico parque acuático improvisado. Durante unas horas, los niños y niñas de Caleta se sintieron los reyes y reinas de la fiesta.
Pasadas las 12.30 horas, vecinos, veraneantes y visitantes, adultos, jóvenes y niños por igual se congregaron junto al escenario principal, en el corazón de la plaza, para participar en uno de los actos más simbólicos y emotivos: la procesión marítimo-terrestre de La Lapa.
De la playa al muelle por motivos sanitarios
Con solemnidad y alegría, la comitiva recorrió la avenida central del pueblo hasta llegar al desembarcadero de Mejía, un enclave cercano al mar, que este año tuvo que sustituir a la habitual playa de Caleta de Caballo, cerrada al baño por motivos de seguridad sanitaria.
Atendiendo al protocolo marcado por el Ayuntamiento de Teguise, la Comisión de Fiestas decidió trasladar la tradicional embarcación a Mejía, donde dos pequeñas lanchas aguardaban a los participantes. Una de ellas, especialmente dispuesta para portar a La Lapa, y la otra, acompañada por un grupo de vecinos, realizaron un breve recorrido marítimo que los llevó hasta las inmediaciones de la playa del pueblo.
Allí y tras rendir homenaje al mar que da sentido a esta celebración, la comitiva emprendió el regreso al desembarcadero, culminando el acto con un regreso a tierra firme.
Con esta simbólica travesía, Caleta de Caballo despidió con emoción una nueva edición de sus fiestas, marcada por la alegría, la participación y el espíritu comunitario que define a esta localidad marinera. La convivencia festiva y las tradiciones volvieron a ser el alma de doce días inolvidables, que ya quedan grabados en la memoria de quienes los vivieron y disfrutaron.
El concejal de Fiestas del Ayuntamiento de Teguise, Andoni Machín, y otros ediles compartieron la jornada con los vecinos. Los vecinos de Caleta de Caballo ya cuentan los días para volver a celebrar.