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'Balada Sabanda', una noche mágica de emociones, raíces y música compartida en Mancha Blanca

La puesta es escena fue impecable: luces cálidas, una sonoridad nítida y envolvente, y una dirección musical que logró equilibrar el protagonismo de cada agrupación y solistas

Concierto de Los Sabandeños, Olga Cerpa y Mestisay. Fotos: La Voz.

La plaza de Los Dolores, en Mancha Blanca, fue testigo la noche del lunes de un espectáculo que quedará grabado en la memoria colectiva de quienes lo vivieron. Bajo el evocador titulo de Balada Sabanda, se unieron sobre el escenario tres gigantes de la música popular canaria y latinoamericana: Los Sabandeños, Olga Cerpa y Mestisay. El resultado fue una velada profundamente emotiva, donde la complicidad entre artistas y el público convirtió el concierto en una auténtica celebración de la identidad y la música con alma.

Con más de treinta músicos y solistas en escena, la propuesta fue mucho más que un concierto: fue un recorrido sonoro y sentimental por las canciones que han marcado generaciones. Las voces inconfundibles de Los Sabandeños con sus destacados solistas y la fuerza expresiva de Olga Cerpa, dirigidos por Israel Espino y Manuel González, crearon una sinergia perfecta que traspasó las fronteras del escenario.

Desde los primeros acordes, el público respondió con entusiasmo con sonoros aplausos escuchando canciones como: Tambor de Sequías, La flor de la Canela, De la Esperanza a Taganana, Balada de Sabana, Maspalomas y Tú o En busca de Valentina interpretadas a dúo por Olga Cerpa y los solistas de Los Sabandeños, como Rayco Déniz, David Muñoz, Juan Díaz y Besay Pérez. Estas canciones resonaron con fuerza renovada, recordando que forman parte del alma de nuestras islas.

La puesta es escena fue impecable: luces cálidas, una sonoridad nítida y envolvente, y una dirección musical que logró equilibrar el protagonismo de cada agrupación y solistas. La profesionalidad de todos los intérpretes, arropados por las armonías corales de Los Sabandeños, construyó un espectáculo donde cada canción era un puente emocional entre Canarias y América Latina.

Pero si algo definió la noche fue la complicidad; la que fluía entre los artistas, entre los músicos y sus canciones, y entre todos ellos un público completamente entregado. En varios momentos, las voces del público se unieron a las de los artistas, fundiéndose en un canto colectivo que hizo vibrar el corazón de Mancha Blanca.

Balada Sabanda no solo fue el broche de oro de las Fiestas en Honor a Nuestra Señora de Los Dolores 2025, fue también una declaración de amor a la música con raíz, al folclore que viaja, se transforma y vuelve, y al poder de la cultura para unir, emocionar y hacer comunidad.

Cuando cayó el último acorde y se despidieron los aplausos, una certeza flotaba en el aire; aquella noche no había sido solo un concierto, sino una experiencia compartida, de esas que se recuerdan con gratitud y emoción. Una huella imborrable en el alma de Lanzarote.