Plegaria fúnebre por Manuel Roque González López

Por Manuel N. González Díaz Aconteció, y fue la madrugada del jueves 16 de abril, 22 de Nisán de 5769, tras quince días en el Hospital Dr. José Molina Orosa de Arrecife de Lanzarote. Eso del "quince" es algo especial, tardó en casarse, y cuando de soltero ...

27 de abril de 2009 (09:30 CET)
Por Manuel N. González Díaz
Aconteció, y fue la madrugada del jueves 16 de abril, 22 de Nisán de 5769, tras quince días en el Hospital Dr. José Molina Orosa de Arrecife de Lanzarote. Eso del "quince" es algo especial, tardó en casarse, y cuando de soltero ...

Aconteció, y fue la madrugada del jueves 16 de abril, 22 de Nisán de 5769, tras quince días en el Hospital Dr. José Molina Orosa de Arrecife de Lanzarote. Eso del "quince" es algo especial, tardó en casarse, y cuando de soltero entrado en años le preguntaban que cuándo se casaba decía que el día quince, sin especificar mes, ni año, y así se le pasaban los muchos años de soltería.

Se casó con Josefa María Olga Díaz González, Pepi para sus amigas, doña Pepi o doña Pepa para el resto, para nosotros, Ma, que mi padre era Pa, con una a larga, contrajo matrimonio un día quince, en abril de 1963, así que en el hospital pasó el 46 aniversario de su boda, la víspera de su muerte, y deja un triste vacío, una pena enorme, una brecha en nuestras almas.

Natural de Gran Canaria, nacido en Tamaraceite, en la Casa Pico, la casa familiar de veraneo, un 16 de agosto de 1928; dos hermanos murieron antes que él, al poco de nacer, llamados los dos Manuel, y el fue el tercer Manuel, y el que se guareció; y tuvo dos hermanas, María del Carmen, llamada Carmensa, fundadora de la Fraternidad Cristiana de Enfermos y Minusválidos, y Lala, por Candelaria, casada con Antonio Miranda, de la que nacieron cuatro de mis primos, el mayor, Ing. Antonio Manuel, musicólogo y fundador del grupo Artenara, el más joven, Alfredo, con el que trató más, se vino al velatorio, y Francisco Javier, que trabaja para la ULPGC, y otra de Nueva York., llamó para disculparse y dar el pésame; que te digo porque siempre los quisiste y te sentías orgulloso de ellos, por ellos, por el hecho de ser los hijos de tu hermana son como tus propios hijos.

Manuel R. González López era hijo de Manuel González Toledo, hijo de Manuel González Henríquez, hijo de Manuel González Martín, así que por línea paterna soy el quinto primogénito llamado Manuel González, que es apellido originario portugués, Gonsalves, que el Viejo encontró en los registros, que llegó hasta el siglo XVII, sólo en Gran Canaria, y de origen judío, como lo son Henríquez, López, Toledo, Pinto, Macías, Benasco, Ramón, Verde, Paz, Díaz y muchos más, todo eso por él (aunque la familia materna se persigne, asustada); e hijo de doña María Asunción López Cabrera, de los Cabrera De la Coba, de Tafira, allí tenía un tío farmacéutico.

Así que la familia de mi abuelo, su padre, era de Vegueta, calle Reyes Católicos 50, y la de mi abuela, su madre, de Tafira. Papá ¿tú eres de Vegueta? "Ya cerca del barrio de San José, al lado de la cárcel...", me dijo un día para disminuir la carga, para normalizar, para impresionarme, minimizando la gran historia de las gentes de aquel barrio con aquello de "cerca de la cárcel".

Fue siempre humilde, como matzá. Otra casa tenían en el Puerto, el Puerto de la Luz y de Las Palmas, cerca de La Isleta, y me decía que de joven, en verano, con las grandes mareas, el agua del mar pasaba de un lado a otro del istmo, desde la playa de Las Canteras a la playa de las Alcaravaneras, y que por donde hoy había calles, casas y comercios, antes había dunas.

Le gustaba, de chinijo, ir a la botica, a ayudar al boticario a hacer las medicinas...y digo "chinijo" porque por él, todo por él, soy de Lanzarote. Estudió en el colegio de los Jesuitas, fueron sus compañeros gentes como Blas Rosales, colega mío en la III Legislatura del Parlamento de Canarias, al igual que Ortiz Wiott, también de su barrio, más joven, pero igualmente colega fue José Carlos Mauricio, al que apreciaba tanto...y luego ingresó en la Escuela de Comercio, donde acabó Titular Mercantil, y no se hizo profesor porque no quiso, para dedicarse, junto a su padre, a la Finca.

La Finca era "La Matanza", reina de las fincas, un valle entre seis montañas, entre San Lorenzo y Telde, con seis estanques, y agua de pozos, para dar y regalar, finca de plataneras, aguacateros y cafetales, todo para exportar, y viñedos, y bodega, y ganadería vacuna, la segunda finca más grande de Gran Canaria, luego de la del Conde de la Vega Grande, esa en el sur de la Isla, por tener, La Matanza tenía hasta ermita junto a la casa roja, enorme, finca con peones, y capataz, y partes con medianeros, y familias que nacían en la propia propiedad.

El abogado de mi abuelo era Don Ramón Olarte, el padre de mi "colega" Lorenzo. Gracias, padre, por todos aquellos paseos, por las muchas excursiones en Gran Canaria, a Tejeda, a Teror, a Telde, por todos los paseos por Las Palmas, por hacerme fan de la U.D., trasmitirme algo tan ingenuo, pueril y local, para siempre.

Me contaba mi padre, para darme idea del personaje que había sido su padre, mi abuelo, nacido en 1900, que al poco de casarse, allá por el 1925, cargados los plátanos en un barco inglés, se templó a bordo con el capitán, también inglés, y zarpó...de la noche a la mañana desapareció de Las Palmas, y luego le llegó un mensaje telegráfico a su mujer, recién casada, ...estaba en Liverpool; por aquello mi abuela lo tuvo "arrestado" una temporada...me contaba, también, que Maye, que así la llamábamos, le dio un bofetón a mi padre cuando ya contaba 18 años, porque soltó un "coño" en la mesa, y lo obligaba a estar en casa a las 9.30 de la noche, ya mayor de edad, por lo que se fue voluntario a servir en Aviación, para tener mayor libertad, al Ejército.

Hizo el servicio militar en la base de Gando, junto a Fernando Sagaceta, allí sirvió de correo, él y el otro, repartiendo cartas en un sidecar...los arrestaron dos veces, una por saltar el muro del Cuartel e irse a la Fiesta del Pino, los cogieron a la vuelta, la otra, por pintar en la pared de la base Viva Canarias L...no pudieron terminar la pintada por los porrazos en la espalda...como eran hijos de notables escaparon, pero "de manganilla". A sus padres siempre trató de usted.

Era hombre de campo y amigo de los animales, de los perros. Mi abuelo murió porque le estalló el quiste hidatídico que tenía en el pulmón, que le había pegado un perro de la finca, murió durante una reunión sobre las acciones del agua de los pozos de la finca. Un cura le mamó un pozo, que conste, que Don Ramón con la Iglesia chocó en Madrid, que aquí, en Canarias, le ganó el pleito, pero ya antes le había dicho a mi abuelo que contra la Iglesia, en Madrid, no tendría ninguna oportunidad, y así fue.

Mi padre había llevado a mi abuelo a Madrid, a tratar, cuando entonces no había Seguridad Social. Volvieron a Las Palmas, cuando entonces los médicos, que eran mayormente peninsulares, venían al Hotel Madrid, frente a la Plaza de Cairasco, y él iba a buscar allí las recetas para su padre. Cuando mi abuelo murió, en diciembre de 1967, ya estábamos en Lanzarote, y llamaron por teléfono al cura párroco de San Ginés, que cuando entonces en las casas de Arrecife todavía no había teléfonos, y lo avisaron a las cuatro de la madrugada.

Casó con mi madre, sin ella, él y todos nosotros, mis hermanos, seríamos inexplicables, no ya sólo inexistentes. Casó con mi madre, que era enfermera en la Clínica Cajal, de Traumatología, la enfermera del Dr. Callejones, la enfermera que fuera para él y nosotros el resto de nuestra vida. Si mi madre iba a Las Palmas, en estos últimos años, muy de vez en cuando, a casa de su hermana Loli, la abogado, mi padre se sentía sólo, triste y como abandonado, se arrestaba a sí mismo hasta para comer, hasta que ella volvía, a los muy pocos días, y él recuperaba su normalidad y su felicidad.

Fueron de Luna de Miel a Tenerife, a Santa Cruz, y al Teide. Quería a Gran Canaria, amaba y admiraba Tenerife, era un canario de las siete islas, y nos trasmitió ese sentir a sus hijos. Creía en la nobleza de Canarias y en el señorío de sus gentes.

Mi padre eligió Lanzarote, luego de elegir a mi madre, de la que fue novio nueve años, y se llevaban siete. Mi padre eligió Lanzarote, cuando ya estaba casado, luego de trabajar una temporada en la representación de laboratorios farmacéuticos que era el negocio familiar por vía materna, que llevaba el padrino de mi madre, Don Rodolfo López Salcedo, republicano español, jerezano, a quien pegaron en el campo de concentración de La Isleta y destrozaron sus riñones, los matones de Falange, y del que se libró de la muerte, pues entonces hubo muchos "patos al agua", porque su hermano era un alto jerarca militar en el bando golpista, que desde Sevilla ordenaron ponerlo en libertad.

Padrino había estado en Argentina, también con la representación de productos farmacéuticos alemanes, y de los rollos de filme de películas Heinz, los que había por entonces. Era amigo de Otto Kraus, director de La Provincia, y se encargaba de los jeroglíficos, que él componía, en las páginas culturales del diario.

A mi abuelo, Manuel González Toledo, nunca le gustaron los falangistas, le requisaron el vino de la finca, y lo tuteaban en aquellos primeros años de Guerra Civil, llamándolo camarada, y eso del tuteo confianzudo de aquellos zarandajos no gustaba en casa, y a mi padre tampoco le gustaron, nunca. Cuando de joven, admirado por las piraguas del Reducto, quise afiliarme a la O.J.E., para tener acceso a las mismas, me dieron una ficha que requería su firma...al enseñarle la ficha la rompió, y dijo que nunca en su familia, y que ese régimen ya acababa, y que me olvidara, y así recibí la información de lo que había pasado.

Mi padre dejó la representación de los laboratorios Rocher y otros cuando un director de banco de Las Palmas, el de mi abuelo, le dijo que un belga buscaba a alguien de Comercio que hablara francés para dirigir la empresa de muchos terrenos adquiridos en Canarias, en Gran Canaria, en Fuerteventura y en Lanzarote, era Peter Van Daelle, y pasó a ser el apoderado de PLALANSA y PLALAFUSA, ambas de PLACASA, Playas de Canarias, Playas de Lanzarote y Fuerteventura, y Playas de Lanzarote, Sociedad Anónima.

Adquirió la casa que el belga, no sé si Peter o su hijo Guy, había comprado, en la calle Valls de La Torre de Arrecife, que en realidad eran cuatro casas juntas, las dos de arriba unidas, y nos trajo a esta Isla. Nos trajo a mí y a mi madre, que me había parido en la Clínica Santa Catalina el 27 de febrero de 1964, a los 20 días de nacer nos trajo. Ellos me regalaron a mis hermanos, Ana Sofía, María Asunción (Chonen), María José (Majose, Josita o Pepa) y David León, mi hermano León, Leo o Leíto, que le dice mi madre.

Mi abuelo, en Gran Canaria, le dio una nota manuscrita de su amigo, Don Manuel Jordán, propietario en Telde, que le decía a su hijo, Don Manuel Jordán Martinón, en Lanzarote, que atendiera y ayudara en todo a este nuevo vecino, hijo de su amigo en Gran Canaria. Cuenta mi padre que llegó a la oficina de Manolo Jordán, en la casa cercana a su gasolinera Texaco, y le dio el papel, año de 1963, desde entonces se hicieron amigos.

Manuel Jordán Martinón fue su amigo del alma, toda la vida, y quiero que sepas padre que estuvo allí, en tu velatorio, a mi lado, frente a tu cuerpo presente, mucho tiempo, bebiéndose, bebiéndonos las lágrimas, cuando tú y él bebieron tanto whisky, aquí y allá, en Miami, en Orlando, en Nueva York, en Málaga, Madrid, Barcelona, Bilbao, Playa Blanca, El Casino y La Tiñosa. Y su hijo Lolo, Jordán de Quintana. Para todos ellos fuiste, siempre, Manolo "El Belga".

También fue tu amigo Paco Sarmiento, todos ellos de Gran Canaria, de tu quinta, unos de 1926, otros de 1928. Hiciste, padre, tu vida en Lanzarote. Tus amigos. Eras socio, y directivo, del Casino-Club Náutico de Arrecife, lo náutico tuyo eran los atraques en la barra, otros amigos, esos sí marinos, Alfredo Morales y Pantaleón Quevedo, también te fueron a velar, y consolarnos. Y Vicente Torres, el hermano de Agustín Torres, mi don Agustín, que fue profesor mío, y eran los dos amigos de mi padre.

Y Juana, doña Juana, desde por la mañana su hija Lule, nuestra Lourdes. Desde el principio, mis amigos, Vicente Torres, Jr. y Julio Blancas, también Jr. "Cuando yo vine a Lanzarote, Mano, -que así me llamaba el Viejo- en Lanzarote al único que el pueblo llamaba "Don", era a Don Julio Blancas, el Viejo, el padre de Julito, tu amigo"; me dijo en una ocasión. Julio y Vicente me acompañaron mucho, que es lo que es.

Fue miembro, muy activo, del Club de Leones de Arrecife de Lanzarote. Su vida social giró en torno a estas dos instituciones. Del Lions Club llegaste a ser Jefe de Zona, para Andalucía y Canarias, y "Retuerce rabos", una suerte de amonestador de socios morosos.

Sus amigos eran Alfredo Matallana Cabrera, el gran genealogista, que me enseñó y adentró en el mundo de la filatelia, y mi padre me suscribió a Cafisa por tantos años, coleccionando sellos...Juan Prats, los hermanos Arencibia, comerciantes todos ellos en la Calle Real, allí mi padre me mandaba comprar la ropa, y firmar, que luego pagaría, era yo un chinijo cuando entonces, también lo hacía en Todo Deporte, de Quintana, que también pasó por allí, los vivos pasaron por allí, pero ya se te habían ido muchos amigos...Antonio Armas, de San Bartolomé, amigo de Fariones, cazador, hombre de campo, que dejó viuda a Belén Chanseau, que ya habló con mamá, gracias también a Maruchi, hija de Macusa, amiga y archivera de Teguise, sobrina de éste, que también estuvo, cómo no.

Lanzarote es, y ha sido, una isla noble, de señores, desde tiempos antiguos, así lo dice la historia, los hechos. Cuando oigo o leo los escritos de muchos periodistas y participantes en tertulias en medios de comunicación, con el desdén, el desprecio, el desamor que expresan hacia la Isla y su gente, me asombra su ignorancia, no saben qué es Lanzarote, no conocen a la sociedad lanzaroteña ni lo que ha habido en Lanzarote.

Era amigo de Vicente Guerra, el comerciante feliz y laborioso que siempre fue, y que nos dejó hace tanto, que por las fiestas mandaba a casa cestos de exquisiteces de Hermanos Guerra, comercio de alimentación. De Juan Toledo, comerciante exitoso, Don Juan Toledo, Juanito para la casa, el jefe de Renault, que también estuvo, naturalmente, y su hijo Juan Luis, ahora responsable del negocio, y Susi, su madre. Juana Manrique, ya dicha, la muy amiga de mi madre, y sus hijos, mis íntimos, César Matallana Manrique, Checha, su hermano Fisco, Francisco Matallana Manrique, Sergio de Paiz y su joven esposa, Jesús Manuel Hernández, Suso, y su padre, el bailador Crispín Hernández Corujo, que tiene su calle llamada Crispín Corujo, medalla de oro en el festival nacional de folclor allá por los finales de los sesenta, cuando estuvieron en Madrid haciendo los bailes de aquí, de los mahos, brincando y saltando por el aire. Crispín coincidió con Dimas, frente al ataud.

Y rompí a llorar seguido. Crispín es fan de Dimas Martín, como lo fuera mi padre, político por el que sentía cariño y admiración. ¿Ya se te acabó la penitencia esa? Preguntó mi padre a Dimas cuando éste fue a verlo ya ingresado en el hospital, a los pocos días, en la habitación 112. ¿Y con éste qué hacemos?, le preguntó Dimas, refiriéndose a mi; -"Incorregible", contestó mi padre entre sonrisas.

Y más amigos míos, Adelmo, el hijo de Don Adelmo, y también éste, su padre, amigo del mío. Y Yé y Alfredo Cabrera Morales, hijos de su amigo Óscar Cabrera Pinto, hermano de Javier Cabrera Pinto, que fue a la misa funeral. Y Enrique Quintana, hijo de Don Enrique Quintana, y su hermano Alfredo, también amigos. Y José Díaz Bethencourt, el hijo de Don Polo, y su hermana Maricarmen, esa familia también es muy próxima a la nuestra, y su prima, Masé Bethencourt Saavedra.

Se acercó hasta el velatorio, no sin esfuerzo, tu amigo Manuel González Bermúdez, y llamó Fernando, de viaje, para expresar su pésame; y Salvador habló con madre.

Francisco Betancort, Paco, a quien mi padre sacó en ambulancia, simulando transportar a un herido, cuando el levantamiento popular cuando la crisis de los marineros, allá por el año 81, cuando la batalla campal contra la policía nacional, que llegaron en avión refuerzos de Gran Canaria, y mi padre condujo una ambulancia al centro del desastre, en la Avenida, porque cuando entonces era Pepita, doña Pepa, presidenta de Cruz Roja en la Isla.

A Paco, cuando aquello, mi madre le dio un tranxilium, que llegó a la casa del Reducto como una moto, sacado de entre policías furiosos. El viejo repartió camisas de Cruz Roja a subversivos, mis amigos, que se encerraron algunos en el Casino, como el propio Vicente Torres, que salían ahora del recinto como voluntarios cruzrojistas... José Antonio López, abogado, registrador. Agustín Blanca, hermano de Julio. Y su hermano Santiago, Chago, que al no verme para poder trasmitir el pésame, dejó recado a mi cuñado Leandro Caraballo, y a mi hermana, por si al otro se le iba el baifo. Gracias.

El buen colega Pepe Parrilla, don José, también unido en estos momentos, que fuera presidente de La Democracia. En el Círculo Mercantil, que así se llamó en tu época, me presentaste, padre, a Agustín de la Hoz, el escritor amigo tuyo, el autor de "Lanzarote". De Ginés de la Hoz decías que era el mejor alcalde que había tenido Arrecife. También llamó el hermano de Pepe Parrilla, Ginés, para mostrar su pésame.

A Manuel Fajardo Feo, que estuvo unido a nosotros, y a su hermano Juan, nuestro Juanillo. Recuerdo que cuando murió doña Juana Feo se me saltaron las lágrimas en el cementerio, que yo para estas cosas soy muy sensible. Y al primo, Manuel Fajardo Palarea, también amigo. El padre era Pancho, don Pancho, admirado por mi padre, también su amigo. Y fue Honorio García Bravo, y su esposa Maricarmen, y su hija, que son amigos y vecinos de Fariones. Y Epifanio y Marisa, la hija de doña Manuela, que me dio clase, y a Ana Sofía, de chinijos, en La Destila. Y sus hermanos, mis amigos, Luis y Falín.

Ramón Pérez Hernández, vecino, amigo de la casa, siempre atento, cortés y vehemente. Y su hijo Ramón, nuestro Monso, el marido de Gemma Quintana, amiga de la familia. Y las amigas de mi madre, todas ellas, la familia García Panasco, gracias a José Damián, y a Mario Alberto Perdomo, que me acompañó tanto, comprensivo, como es él, y su hermana Margot, y su madre Margarita, la doña, vecina nuestra en Fariones, también gente de la casa, viuda de Mariano, hombre de Lanzarote, de puerto y campo, viejo vecino también desaparecido hace mucho.

Y a la madre de los Vera. Ya se murió Luciano, Luciano Duque, el del Molino, también muy amigo de mi padre. El Molino fue el gran bar-bochinche, restaurante y lugar de encuentro del Lanzarote de los sesenta y setenta, en Porto Naos, cuando esta Isla giraba en torno a la pesca, bochinche especial que hizo famoso Luciano, su amigo ya ido...

Fue Mesa, Don Manuel, el relojero, su amigo de bancada frente al mar, en La Tiñosa, a orillas de la playa; y su hijo, y Darío y su señora, el hijo de Don Blas Mesa, que gracias a él adquirió capacidad y renombre la Escuela de Pesca, es gente de la playa de la Barrilla, su playa. Y llamó Ángeles Figuereo, la mujer de don José Figuereo, el director de Fariones, el hotel de siempre, amigo suyo, ya desaparecido, el padre del diputado Fernando Figuereo, casado con María Isabel Caballero Madera, que estuvo, con su hija, amiga de mi hija Cayetana, ella de Gran Canaria; dijo María Ángeles que visitaría a Mamá en casa.

De El Fariones, al velatorio, no fue sólo su dueño, sino el director, Bienvenido Saavedra, y el barman, tu barman, Wenceslao Gil...esa gente trató mucho contigo, fueron muchos años de veraneo en Fariones, desde los tiempos del bajo Ferrini, y del tenor Alfredo Kraus, marido de Rosa Ley, tus amigos y de Madre, también desaparecidos.

Y desde el primer momento, María de los Ángeles Manrique de Lara y Rodríguez Betancort, amiga y vecina, hija de Don Nicolás Manrique de Lara y Astudillo y de doña Manuela, amigo de mi padre, también tristemente desaparecido. Don Nicolás fue el que me dijo, de joven, que yo iba a tener que trabajar, no como nuestras generaciones anteriores...he tratado alguna vez de burlar el destino, pero tenía razón.

Fue a la Guerra Civil don Nicolás, en el "bando nacional" y tomaba un montículo, allá en el Ebro, y gritaba: "Viva la Virgen del Pino" y un moro desde atrás le decía: "grita al Pino y no te agaches...". Estuvo Juan Antonio Suárez González, el hijo de don Domingo Suártez, topógrafo, con quien amojonaste media Lanzarote en la segunda mitad de la década de los sesenta, Domingo Suárez era amigo tuyo y de mamá, y murió ya hace mucho tiempo, era el padre de Domingo Suárez, el arquitecto del Cabildo. El Cabildo te mandó una corona, y madre guardó la cinta como recordatorio, con las otras cintas de las otras coronas.

Fui a verte el martes 31 de mayo, te llamé por la mañana y me dijiste que estabas bien, nunca me dijiste antes que estabas bien, me decías que tirando, todo bien, cansado, pero así, un "bien", a secas, nunca, y resolví subir en la guagua, o bajar, desde Arrecife a Fariones, porque pensé que no estabas tan bien, pensé que estabas mal; y ya allí, al poco, madre llamó a la ambulancia de Cruz Roja, con tu anuencia, y te metimos por Urgencias, no trataré tus dolencias, que es muy poco inglés, y algo he aprendido, con lo mucho que me enseñaste y te gastaste, en mí, y en el resto de mis hermanos, siempre, sin escatimar, hasta quedarte casi limpio.

Y fue José María de Paiz, el hijo de Nicolás de Paiz, presidente del Cabildo recientemente fallecido, también su familia amiga. Y los Negrines, los Negrín Hernández mandaron corona, otro lazo para Ma. Los Negrines y los Armas vienen del mismo tronco común, el primero fue un heraldo, portador de las armas del rey, del estandarte, su escudo, del rey Enrique IV de Castilla, al poco de la conquista normanda, señores de las Islas...del que fuiste muy amigo fue de don Aureliano Negrín el Viejo, el padre de Aureliano, Domingo y Pepe Negrín, también amigo tuyo y tristemente desparecido...para que me hablen mal de Lanzarote y su gente. Y Remedios Quintana, y don José Ferrer, y Erardo, su hijo, familia amiga y vecina, en el Reducto y Fariones. Y Juan Iceta y su mujer, amigos de siempre, y Naverán, Joaquín, que te rezó un Padrenuestro, y don José Leiva, éste un rosario, no sé cuantas plegarias y una misa, eso sólo cuando el velatorio, que don José Leiva, el veterinario, es muy pío.

Fue el miércoles, primero de abril, cuando te subieron a planta, a la habitación, junto a Feliciano González Morales, de La Graciosa, con su diabetes, que le amputaron un dedo del pie izquierdo, y me empecé a quedar contigo, por las noches, que se empezaban a complicar las noches. El 8 de abril, que es 14 de Nisán, debía estar con la comunidad judía, con mi otra familia religiosa, con Don Pinhas Bendahan, como otros años, para celebrar el Seder de Pesah, para recitar la Hagadá de Pesah y celebrar la cena, de manera ortodoxa y sefardí, siguiendo a Rabbí Ovadia Iosef, Hazón Ovadia, y acorde al Shuljan Aruj.

Pero te dije que no iría a Madrid, que este año celebraríamos juntos la salida de Egipto, y avisé a la comunidad. Hablé por teléfono con Pinhas, me dijo que el Todopoderoso me recompensaría por lo que estaba haciendo y que , si Di-s quiere, nos veríamos en Shavuot, al fin de la Sefirat Ha Omer, Cuenta del Omer, en que empezamos la cuenta de los cuarenta y nueve días, las siete semanas completas, hasta llegar al quincuagésimo día, Shavuot, en que celebramos la recepción de la Torá, pero no lo hacía por eso, eras mi padre, no me costaba nada, pensé que ya contigo, por el hecho de ser tu hijo y haberte disfrutado tanto, era afortunado, y que el Todopoderoso, bendito sea, siempre me había recompensado sin mérito alguno.

De madrugada, una de aquellas últimas noches que te acompañé, junto a la cama, recostado en aquella silla articulada,metálica, me hablaste de Tamaraceite y de San Lorenzo, de tus vecinos de la niñez, en el campo, de unas paradas de guagua nunca oídas antes, "Gota de Leche", me dijiste que se llamaba una parada de la guagua que cogías, me contaste, entre suspiros, de las bonitas tardes en la terraza del hotel Bentaiga, en Santa Brígida, donde se reunían los amigos y parejas por la tarde, dijiste: "¡Qué pena!, todo aquello ya no existe", cogiste tus gafas, las miraste de cerca, y dijiste: "Están viejitas"...

Llegó la noche del Seder, 15 de Nisán, era, naturalmente, plenilunio, y tu hija política, la madre de tu nieta Cayetana, Yolanda Gil, me bajó de Tahiche para hacer el turno de noche; estábamos solos aquel miércoles a la noche, víspera del Jueves Santo, que preguntaste. Frente a ti, postrado en la cama, recité la Hagadá, y me extendí (Bejol hamarbé lesaper bitsiat Mitzraim aré zé meshubah, de donde infiere el Gaón Rabbí Itzhak Elhanán que al extendernos nos hacemos hombres dignos de elogio, por alabar al Todopoderoso por la liberación espiritual, trascendente, que supone la recepción de la Torá), por ti y por mi mismo. Sabía que saldrías de Egipto, pensaba que otro año más saldrías de Egipto, pero también pensé que en aquellos momentos, y en los siguientes días, te ibas a liberar de todos los Egiptos de todas las cosas, para siempre.

Que esta Pascua, que es Pesah, sería realmente tu pásaj, tu salto; pensé primero que de la enfermedad, luego, por un instante, como una ráfaga de luz fulgurante, vislumbré temeroso que se trataba, en esta ocasión, de la vida. Leí y releí el pasaje del rezo en arameo, que sirve para alimentar al enfermo, cuando llevabas una semana sin poder ingerir nada, a dieta absoluta: "Ojo, Absoluta", se leía en la pared junto a la cabecera de tu cama.

De pie. Kiddush. Haciendo tefilá, inmerso en plegarias mientras Feliciano observaba en silencio, con todo respeto, esperando a que terminara para, por favor, vaciar su orina en el baño... "Estas son las festividades del Todopoderoso que fueron proclamadas sagradas, que proclamarán en su tiempo. Y enseñó Moshé las festividades del Eterno a los hijos de Israel. ¡Atención, señores!". "Que distingues entre lo sagrado y lo profano" "Y diferenciaste..." "...que nos diste vida, nos sustentaste y nos permitiste llegar a este día".

Y recitamos " Halahma aniá" (el que escucha la Hagadá, y no la lee, cumple con la mitzvá -el precepto- si presta atención y entiende, leída en un idioma que comprenda, si no sabe hebreo)...pero esto es arameo, "Este es el pan de la pobreza que comieron nuestros padres en Egipto" ¿ Y porqué en arameo? Según se lee en el Talmud, Tratado de Shabbat 12b, que refiere que Rabbí Eleazar rezaba en arameo cuando visitaba a un enfermo, y los sabios se asombraban por cuanto Rabbí Iehudá enseñó que no se debía rezar en arameo, lengua que los ángeles, encargados de transmitir las plegarias, desconocen, y Rabbí Eleazar explicó: "Junto a un enfermo, aún en arameo, porque la Shejiná (Presencia Divina) se encuentra junto a él, sin necesidad de mediación de los ángeles, porque se lee, El Señor lo alimentará sobre su lecho".

El Señor te alimentará sobre tu lecho, que otro alimento no sé si necesitas, pero aquí, en el Molina Orosa, no te lo darán, pensaba...

"Fuimos siervos del faraón en Egipto, y el Señor, nuestro Di-s, nos sacó de allí con mano firme y brazo extendido"

Y si no fuese por ese milagro, aún seríamos esclavos. "Por esta razón, aunque todos fuésemos sabios, inteligentes, y eruditos en la Torá, tenemos la obligación de relatar la salida de Egipto, y todo el que se extiende en el relato es alabado"...

Llegó la hora del sueño, y yo salí para seguir, para continuar estudiando Leyes, halajots, seguro de que por todos tus alrededores no había el menor resto de jametz; eras humilde, ya lo dije.

A Madre la acompañó en el velatorio Madita Medina; de su hijo, tu yerno Mayiya (Juan María Díaz Medina), te despediste a última hora...el día que te llevamos al Hospital, poco antes, te acomodó en tu sillón frente a la televisión, le dijiste "Tú si sabes", cuando te repollinó como querías...otra corona y otro lazo para Madre.

Raquel Gil y Jorge Sánchez, familia política, a nuestro lado. Sanuca Suárez, que urgente llegó de Las Palmas, nuestra única prima.

Estuvo Pepe Cabrera, el de las guaguas, ya Don José, y sus hijos, mis amigos, Mingo y Ester. También el Lala, Clemente Javier Ramón Hernández, cómo no, y su mujer, Diana Morales. Otra amiga, Beatriz Fábregas.

Vino Alfredo Díaz, que estuvo un buen rato conmigo, y su hermano Eduardo, que llamó desde Las Palmas; resulta que Alfredo está represaliado en Gran Canaria por el Gobierno de Canarias, luego de ser portavoz de la FCM, y ahora, que lo citan en The Times...cosas de la política canaria, y de C.C., supongo. Gracias también a Ana Carrasco, y a Miriam Ybot.

Y Doña Lola de Quintana, tu amiga, la mujer de Don Pancho Perdomo, que es de las señoras de esta Isla, de su marido me decías de su buena fama, como la de Molina Orosa, de su filantropía galena, atendiendo a enfermos con prescindencia de su condición económica. Y Emilita Perdomo, normal...se reían mucho siempre con tus golpes, con tus comentarios humorísticos playeros.

Te recuerdo de chinijo en Playa Blanca, y en la cocina de casa, en el Reducto, oyendo la emisora Radio Canarias Libre, de Antonio Cubillo, a tu lado; y recuerdo la primera tricolor, que hiciste con cinta adhesiva y pegaste en el cristal de tu Fiat 130, antes que nadie, o casi. Te recuerdo haciendo tollos, y paellas, todo con Tabasco...te recuerdo bromeando, siempre de palabra, y siempre con buen gusto, te quería y te admiraba, estaba, y estoy, muy orgulloso de ti, y lo sabías, como creo, el resto de tus hijos.

Te recuerdo elegante, siempre, cuidadoso y aseado, con una percha tremenda...

Estuvo Fiestas Coll, José Manuel, y su esposa, y la hija mayor de Don Federico Coll, con quien tan bien te llevabas, y Má, de quien siempre dijo que era un hombre extraordinariamente educado, y whiskero, como tú. Llamó para lamentarlo Begoña Tremps, con quien conocí Lisboa, recorrí París y descubrí medio Brasil, lo que te digo porque sé lo mucho que te gustaban mis viajes y condición viajera...la había avisado el periodista Alfonso Canales, que fue al velatorio, y te citó en la radio de Lanzarote, y expresó su pésame. Y llamó desde Stuttgart la Dra.

Eva Missler, que hace poco perdió a su padre, el Dr. Horst, de Hannover, del que fui amigo. Y Chakir Achabar, del Movimiento Amazigh, el hijo del general Achabar, desde Rabat, para decirme que tu legado era la unión y el amor entre tus hijos y tu esposa, expresó sus condolencias en nombre de la familia Aherdán, de Ouzzín y Mahajoubi...lo habían avisado desde Gran Canaria, Tomás Quintana, que avisó a otros frepicos, a Chona del Toro, a Carlos Bolaños, todos ellos de la isla redonda. O sea, que recibí pésames de judíos, musulmanes y cristianos, lo que prueba tu personalidad y carácter, que heredó tu familia.

A Dimas lo llamé cuando ingresaste, le dije que desde hacía tiempo quería plantearle hacerte una visita a Fariones, pero pensé que Dimas, de golpe, podría alterarte el corazón, de pura emoción, y lo había pospuesto. Lo llamé para decirle que creía que o iba a verte al Hospital o quizá ya no te vería, y fue a mediodía, cómo no, sin faltar, y te visitó y se dijeron lo que ya está escrito. Corona del P.I.L., y otro lazo.

Fueron muchos pilistas, Cocha Álvarez, la teniente de alcalde en San Bartolomé, Evaristo García, Ubaldo Becerra, Juan Betancort, el de Haría, Carmen, la secretaria, su padre, Matías Curbelo, Maricarmen, María José Docal, Juan Jesús González Herrera, Manolo Cabrera, por quien votaste en Tías en las últimas municipales, hace dos años, que te llevamos Miguel Medina y yo, sí, Miguel, el hijo del sastre de Haría, -su mujer, también Iehudi, Regina Le Chat de Medina, se encuentra enferma, y él la cuida- y votaste por Cabrera, a pesar de tu simpatía por tu alcalde socialista, José Juan Cruz, que te regalaba El Horizonte, donde leías a Manuel García Déniz, que te hiciste muy de la Tiñosa, y más gente. Y otros del P.S.O.E., Enrique Pérez, alcalde de Arrecife, Marcos Hernández, senador por Lanzarote, y Carlos Espino, secretario del Partido y vicepresidente del Cabildo, y Andrés Fuentes, que se acercó, cortés y sincero.

También se acercó José Torres Stinga, y Mario Pérez expresó su pesar, por tres veces, que es creyente cristiano. No sé dónde está Don Emilio Sáenz, aquel señor era otro de tu tiempo, como Guito Tophan, como Rafael Ángel Domínguez, con éstos últimos trataste mucho en Playa Blanca.

Dos veces mi amigo José Dimas Martín, el alcalde de Teguise, y su hermano, mi compañero Fabián Martín, el boticario, como le decías, el de las Fórmulas Magistrales del almanaque de tu cocina, que es vicepresidente primero del Cabildo. El Cabildo mandó corona, y otra cinta para Má. Después de todo, donaste a esa institución los terrenos donde hoy está el aeropuerto de Guacimeta, antes un mero aeródromo militar habilitado para uso civil, para que se pudiera ampliar, siendo presidente don José Ramírez, Pepín, del que me dijiste que era tímido, callado, poco sociable incluso cuando entraba en el Casino..., pero que había hecho mucho por esta Isla, como César.

Se enfadó Víctor Cabrera, con él mismo, por no enterarse a tiempo...visitó a Má; Vitito, el hermano de Lina, el hijo de don Víctor Cabrera, el hermano de don Andrés el Juez, que metió en un follón a Tenorio, allá en Playa Blanca, a cuenta de unos comentarios sobre César y sobre el propio juez, o de la simulación de un corte de mangas durante un juicio..., tu gente del barrio. Y Andrónico Pérez, el padre de Patricia, mi amigo, y su hija amiga de tu nieta Cayetana, que tanto lloró, y el día quince se quedó con tu bastón al entrar en quirófano, por si no salías vivo..., y se lo quedó definitivamente el dieciséis.

Y Elena Solís, de la que sabías que estaba en la Isla, con los niños, que me acompañó en todo momento durante aquella funesta semana, por fortuna.

Aquel miércoles último, 21 de Nisán, con Majose y Cayetana bromeamos; reímos el desafortunado comentario de Wenceslao Gil en el Hotel Fariones, que me había visto saludar a Honorio y Bienvenido, y que, según mi hermana, le había dicho que me había encontrado "deteriorado", esa fue la palabra que empleó..., como si aparentara 55 años, diez años más...Recordé el pasaje, y dije: "Dijo Rabbí Elazar ben Azariá: "He aquí que aparento ser un hombre de setenta años ( Aré aní ke ben shivim shaná), pero nunca tuve el mérito de demostrar que también se debe recordar la salida de Egipto durante todas las noches". Hasta que Ben Zomá explicó, según el versículo: "Para que recuerdes el día de tu salida de la tierra de Egipto todos los días de tu vida"; donde "Los días" implica de día, y "Todos", implica también las noches. Los sabios, por contra, dicen que "Los días" se refiere a este mundo, y Todos", a la época de la llegada del Mashiaj (pronto, pero que yo no lo vea), Bendito Sea.

Y Víctor Sánchez, mucho tiempo, buen amigo. Y el propio Miguel Medina, y Pepe, "El Trola" del bar La Boya, y Sergio Gutiérrez, colega de El Charco, el hijo de Policarpo.

55 años...setenta años...El Tratado de Bendiciones, Berajot, del Talmud, refiere que Rabbí Elazar contaba sólo dieciocho años cuando milagrosamente le aparecieron cuatro hileras de cabellos blancos en su barba, pareciendo un anciano, por ello dijo "He aquí que aparento ser un hombre de setenta años". Su asombro, según el comentario correspondiente de Rambam (Maimónides), fue por su mucho estudio y dedicación a la Torá, que envejeció súbitamente, y no supo que se debía recordar también todas las noches. Rabbí Arí Hakadosh explica que parecía de setenta años, por tener 18, pero ser la encarnación del profeta Samuel, que vivió cincuenta y dos años, y suma la cifra de setenta; por ello dijo "aparento", y no "soy". Pero Wenceslao...ese sí que no envejece, que desde chinijo llevo viéndolo agitar la coctelera, decía a mi hermana, aparentando estar ofendido, bromeando, aquella última tarde, 15 de abril, 21 de Nisán.

Y el 16 de abril, 22 de Nisán, octavo día de Pesah, en su madrugada, te fuiste. Nada es fortuito. Que sepas, que sepan, que es el día del que el Baal Shem Tov, de bendita memoria, fundador del jasidismo, dijo "brilla una luz del Mashiaj" en el mundo, y con esa enseñanza instauró El Banquete del Mesías, Seudat Mashíaj, que resalta el especial vínculo entre el final de Pesah y el Mesías. También se dice del 16 de abril que en Portugal, año de 1497, el rey cristiano ordenó arrancar por la fuerza a los niños judíos de sus padres, y deportados, entregarlos a familias cristianas, luego de forzarlos al bautismo...es por eso que tantos huyeron a Canarias...ese día, en 1941, cuando la Shoá, las bestias destruyeron la sinagoga sefardí de Sarajevo, y quemaron los rollos sagrados, amenazando la vida de los 10.500 habitantes judíos de la ciudad.

Un año después, ese mismo día, en Berlín, un jerarca de la policía anuncia que Crimea está ya "limpia de judíos"; y un año después se liquidó el gueto de Gostynin, deportando al campo de exterminio de Chelmno, Polonia, a 2.500 personas. También ese mismo día en que moriste, cien años antes de tu nacimiento, en 1828, falleció tu admirado Goya...ahora recuerdo tu gusto por la pintura, flamenca, alemana, e italiana, y española...por aquel cuadro tuyo preferido, "El Fumador", y que era expresión de tu gusto por el tabaco de pipa, de Virginia, que macerabas en whisky y en whiskey...recuerdo que te gustó un obra que te regalé de Jesús Soto, a mitad de la década de los 90, una explosión volcánica, firmado en el año 1993, lo pusiste al final de la escalera, para verlo siempre...

"Y reposará sobre él el espíritu del Eterno, espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de conocimiento y de temor al Eterno" (Ishaya, 11:2). Y te recé, y leí a tu lado, con lo que te gustaba verme "meldar"; junto a tu cuerpo, en aquel velatorio del Hospital Insular, cerca del mar. Porque está escrito que Te alabarán, también desde las islas del mar, " a Él acudirán las naciones", "será un estandarte para las naciones, los pueblos lo buscarán" (Ishaya, 11:10).

Porque tú tampoco juzgaste en base a apariencias, ni decidiste en base a rumores. Y el espíritu de Hashem descansaba en ti, "espíritu de inspiración y entendimiento, espíritu de convivencia y coraje, espíritu de conocimiento y reverencia Hashem." (Ieshaía, 11:2).

Volví a casa de Fariones, "Girasol", la llamaste, en la calle Alegranza, esquina Roque del Oeste, subí a tu dormitorio, ya sin ti, vacío, miré tus libros de cabecera, religiosos en su mayoría, un cómic, que tu llamabas TBO, y el libro de historia de Arrecife que escribió Montelongo, junto al Vivaporux, un olor que siempre asociaré a tu pecho...sobre la mesilla de noche del dormitorio que heredaste de tu abuela Candelaria Cabrera, de caoba, enorme...fui a la cómoda, a la derecha encontré una kippá, la de Januka, blanca con letras doradas (tú sí fuiste siempre un Ielet Tov Ierushalaim, un niño bueno de Jerusalén), te la trajo tu hijo León desde Israel, no sé si de Tel Aviv o de la misma Ciudad de David, y otra kippá, la normal, de terciopelo verde, con la que asististe a la sinagoga de Barcelona cuando la Bar Mitzvá de Roland, que veraneaba en casa...el hijo de tu amigo David León Wolkowitz, y de Anita; su madre, de ella, me regaló mi primer libro, allá en mi niñez, unas historias de terror de Hicthcock...Tu amigo David León sobrevivió a la Shoa, al Holocausto, y Anita, pero sus familias murieron, la de él, toda, la de ella, en gran parte, en Auschwitz-Birkenau, y tú pusiste su nombre a tu hijo.

Gracias por apoyarme siempre. Por tu paciencia. Por regalarme tanto tiempo, tantos domingos de paseo, a Los Jameos del Agua, recién inaugurado el centro, (a César Manrique le regalaste un cactus, que hoy está enorme, traído de Gran Canaria, para los jardines de Los Jameos), donde me bañaba en la piscina, marguyando entre tortugas; y tantos días en El Golfo, buscando olivinas a marea baja, cuando la ola se iba, por todo el tiempo, todas las tardes, por enseñarme Lanzarote.

Ahora recuerdo tus largas horas de riego en el jardín, aquel que llenaste de girasoles gigantes, cuando trajiste las semillas de Nueva Orleans, el cuidado de tus buganvillas, las palmeras, las dos, la washingtonian y la canaria, de la washingtonian aquella planté dos hijos en Tejía...

Tu conversación, siempre amena. Tus muchos paseos al Muelle Chico, tu clásico bañador verde, tus gafas en la roca, sobre la toalla, alejadas de la arena, del jable y el salitre...tus pies hundidos en la arena húmeda, tu sonrisa, amplia, la felicidad que me trasmitiste siempre, siempre.

Por aquella bicicleta que me regalaste, una bella Annabella, verde, con llave y todo, y luego por el Optimist, no siendo tú marinero, y más tarde por la moto, una Guzzi de trial, por costearme todos mis estudios, por viajar conmigo a Madrid, y recorrer juntos Ávila, Toledo, Segovia, por todos los ratos cuando entonces, por saber que ya fumaba a escondidas, y no reprenderme, siendo yo un sollajo de 16 años. Por financiar mis viajes a Israel, por animarme durante mis largas estadías en el kibbutz Ga'ash, por tu amistad con Shlomo Avayou, y enseñarme Sionismo, tú y tu esposa, ese apoyo incondicional a Israel, "vaed", siempre. Gracias por tratarme siempre como a un hijo y como a un amigo, por darme el consejo preciso, por acertar, siempre.

Gracias por educarme, por tu pasión por los libros, por tu biblioteca, heredada generación tras generación, de padre, abuelo, tíos, bisabuelo, por tus lecturas recomendadas, aquellos Hijos del Pueblo, de Eugenio Sue, encuadernados los volúmenes en piel y oro, por lo mucho que me enseñaste siempre, y por trasmitir esa pasión por la literatura y la historia, por haber elegido a Mamá, por todo.

La primera vez que recuerdo te eché de menos, tanto que viví aquellos días asustado, fue cuando te fuiste de vacaciones a Miami con Manolo Jordán, mes y medio, y yo con nueve años, allá por el 1973, pensando que te podía pasar cualquier cosa, tan lejos..., recuerdo tu vuelta, las camisetas de Cipress Garden, con delfines, los souvenirs de Cabo Cañaveral, con cada viaje, los Toblerone, y los comics..., y antes, sentados juntos, con el Atlas en tus manos, señalándome los lugares que tenías previsto visitar...¡cómo te gustaba la geografía!

Me trasmitiste tu admiración por los EE UU, desde la niñez, por el country, por Nat King Cole y Frank Sinatra, por Tom Jones y su "Dalila", por el cine de Hollywood, por Katharine Hepburn, y la Audry, Lauren Bacall y Spencer Tracy, por La Reina de África, ¡cómo te gustaba Clark Gable y Bogart!, por Casablanca, por Gone with the Wind, por Qué bonito era mi valle..., y aquel actor bajito de las películas de cine negro, que siempre hacía de malo, de mafioso, y Kirk Douglas, y Anthony Quinn, aquel Zorbas, el griego...tu pasión por la lectura, tu amor al conocimiento, y el desinterés por el lucro, que no sé si es bueno, o práctico, pero es real, y hay que aceptarlo.

Me dice rabbi Rubén Suiza, que me desea siempre inspirado, "el judío vive rico y muere pobre; el griego vive pobre y muere rico". Viviste rico. "Mejor que tú y que yo", me decía madre por teléfono cuando llamaba y preguntaba por ti.

La última tarde que estuviste con vida, allá en la habitación 112, estabas rodeado por todos, por Má, que te dijo aquello de "defiéndete", imagino que del médico cubano, por tus cinco hijos y tu esposa, por Chonen, que se llama y es igual que tu madre, venida de Gran Canaria, recién parida, de su hijo, tu nieto, Pablo, que dijiste que no lo volverías a ver, " a ese chiquillo ya no lo veré yo", me dijiste días antes, por Ana Sofía, pendiente de tu salud estos diez últimos años...que orgulloso estabas de tu hija veterinaria, Señor, aparta ese velo que has puesto sobre sus ojos, por Josita, que te hacía feliz con su artisteo encantador, y tan tuyo, de León, que es fotocopia tuya, Gracias a Di-s, y por tu nieta mayor, mi hija Cayetana. Te leí, junto a ella, el último sermón del rabino, el comentario a la Parashá Sheminí de Rav Azriel Ariel, con amor y fe, llegado desde Kiriat Moshe, Ierushalaim. Despreciamos a Babilonia, Persia, Grecia y Edom, esa Europa decadente, asociada al jazir (cerdo), que majzir (devuelve) la Corona. Vindicamos al Estado moderno de Israel, nacido de y tras el Mandato Británico, con el apoyo de los EE UU...esa fue la última tarde, al poco entraste a la operación, tranquilo, esperando salir, despidiéndote con un "Hasta mañana".

Gracias Ayoze Callero, enfermero, a las otras enfermeras, a Bea, de Pamplona, a los auxiliares, a los celadores y a los doctores, a todos ellos, por el trato humano, por su profesionalidad, por su delicadeza. A mi compañera Laura Ruiz, por acompañarme, todos desinteresadamente, por sentido del deber y la ética, por las buenas costumbres, que en Lanzarote perviven, a pesar de lo que digan algunos...

Al Dr. José María Díez, el de la sonrisa matinal, por aliviar el dolor humano.

A Miguel Martín Rosa y a Duarte, a Raquel Gil y a Adriana, por su deferencia.

A Caridad Romero del Mas, a su marido, Pedro Perdomo, y a Alma...¡Qué bonito nombre!

A Rosa Prats, a Milagros, a don José Calero, que todos llaman Pepe, con lo personaje de los buenos que es...a Juan Prats, hijo, a Álamo, sensible, educado y cortés, como siempre...gente de Canarias, para que hablen mal de nuestras gentes...

Gracias, Roberto Acuña y Pilar Martínez.

Al Canarias 7, su periódico, tu periódico, que reservaban a tu nombre en el Supermercado Playa Blanca, Manuel, fiel lector diario, y por todas las colecciones de cachivaches que hiciste con el diario, pacientemente, que hoy adornan la cocina de tu casa...

Gracias a todos los dichos, y a los amigos, todos, los míos y de mis hermanas y hermano, a Nacho y Fernando Molina, Roberto Perdomo, Eduardo Camejo, Reinaldo González, Sergio Robaina, Mireia Marrero, Pedro de León, Mamel Díaz, Carlos Díaz, Vicente Fábregas, Iván Betancort y Dalia García. A Montse González, María Esther Medina, Irma López, Mabebe Martinón, Goreti Martinón, Lola Rodríguez Borges, Nuria Pacheco, Isabel Quevedo, Espe Quevedo, Alejandra Martinón, Patricia Pérez Marlies Flury, teresa Rivero, Vicki Montelongo, Elena Dévora, Luisa y Joaha Glez con su madre Carmen Dolores, Tino Márquez, Cristina Pérez, Mónica García-Bravo, Manuela Battaglini, Isabel Zamora, Carlos Battaglini, Emilia Morales, Gustavo Medina, Juan Ramón y Paco Medina, Rodolfo Suárez, Gerardo Á. Machado, María Eugenia Perdomo, Maica y Cristina Bethencourt, Lalo Cazorla, Ligia, Curro Ostio, Carlos Díaz, Chicha López, Juan Fernando Díaz, Macame Betancort Coll, Macame Coll, Macame Díaz, Octavio, Lito, Rafael Miranda, Celsa Díaz, Hilda Medina, Julieta Fernández, Luis Fernando Medina y Toña, Conchi Díaz, Conchi Gil, Antonio Armas, David Torres, Sandra Pérez, Sandra Betancort, Francisco Armas, Luis Carrasco y Finita, Carlos Quintana, Gervasio y Juan Carlos Santana, su madre Tita, Marisol Melgarejo y su hija, Sole Morales, María Nieves López, María Isabel Negrín, Gregorio Prats, Fátima Negrín, Pedro Guadalupe, (Gracias, Pico, por lo que sabes), Paquita Hernández, Pilar Medina, Javier López, Juana Teresa Medina y Joaquín Morales, Sandra Wenzel, Ángeles García Pereira y Maria José Duque.

Cuando nacemos, nuestra alma inmortal tiene esa chispa de Divinidad que nos regala el Eterno, y cuando el cuerpo muere ese Alma sube, se enfrenta al Juicio, a la Pregunta: ¿Qué has hecho ahí abajo? Tu podrás decir, de tu fidelidad al Pacto, de tu familia, de tus hechos, estoy seguro que estás salvado, como seguro está Pinhas, y seguro que nos encontraremos nuevamente, para siempre. Recompondrá el Todopoderoso nuestros huesos esparcidos, los rodeará de carne y nervio, nos alzará, nos elevará, nos dará, de nuevo, alma, vida, eso es seguro, como la visión del Profeta...algunos de nuestros sabios creen que fue un hecho real, no una visión profética..., ¡mira que tienes cosas que contar en el cielo!, y tantos que te escucharán atentos, porque fuiste un Justo, un tzadik, y un sabio silente entre jajamim, y muchos te tendremos presente de por vida, para siempre. Fuiste ejemplo admirable, a tantos hiciste reír con tus bromas, muchos te quisieron, no conozco a nadie que te odiara, a muchos dejaste triste con tu ida, fuiste bueno, y justo, y amante de la verdad, fuiste y serás un ejemplo, siempre.

Pinjas dice que seguro estás junto al Todopoderoso, y que Di-s me dé resignación. Debe ser que no me someto totalmente a su voluntad, por cuanto muestro aflicción ante su pérdida, no como los hijos de Aharón, que no lloraron la muerte de sus hermanos, por la santidad de su sometimiento...me resigno, nos resignamos, pero dura mi aflicción.

Para ti, la Canción de David, que se aferra a la Roca, Manuel Roque. "Hashem es mi Roca (de protección), mi Fortaleza y mi Libertador. Elokim es mi Roca en quien me refugio" (2 Shemuel, 22:2 y 3)

Bendito seas, Señor, Nuestro Señor, Rey del Universo, y trata a Manuel Roque con cariño, como nos tratas a nosotros aquí, en este mundo, y que pronto pueda verle en el Mundo Venidero, porque también para los justos, de entre las naciones, hay un lugar en el Mundo Venidero.

" "Hombre", me dijo Él, ¿podrán revivir estos huesos?" " ¡Hashem, Elokim, Tú lo sabes!", le respondí. "Profetiza sobre estos huesos", me dijo, "y diles": "Huesos secos, escuchen la palabra de Hashem! Así dijo Hashem Elokim a estos huesos: "Miren, Yo haré entrar en ustedes un espíritu de vida para que revivan. Les pondré a ustedes tendones, les pondré carne alrededor, los cubriré con piel y pondré un espíritu de vida para que revivan. Y sabrán que Yo soy Hashem". Profeticé entonces como me había sido ordenado. Mientras profetizaba hubo un ruido. ¡Mira, hubo un ruido- los huesos se acercaban acomodándose cada uno con su correspondiente! Entonces miré, y vi que sobre ellos había tendones, que tenían carne alrededor y fueron cubiertos por piel. Pero no tenían espíritu de vida. Él me dijo: "¡Profetiza al espíritu!, Tú, hombre,profetiza y dile al espíritu: "Así dice Hashem, Elokim ¡Espíritu de vida, ven desde los cuatro puntos cardinales y dales aliento de vida a estos muertos para que revivan! Profeticé como me había sido ordenado y el espíritu de vida entró en ellos y revivieron. Se levantaron y se pararon sobre sus pies" (Iejezquel, 37: 3-10).

Siempre quisiste traer un poco de Cielo a esta Tierra. Y te leí, para siempre, hasta siempre. Amén

En Arrecife de Lanzarote, a 23 de abril de 2009, 29 de Nisán de 5769, en el octavo día de tu desaparición, para que penetre el Infinito.

Amén.

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