Canarias: burbuja inmobiliaria 2.0

José Carlos Díez
23 de agosto de 2016 (13:27 CET)

El gobierno canario pretende aprobar una ley del suelo que sigue los principios de la que aprobó Aznar en 1997. Se liberaliza la gestión del suelo y se da más poder a los promotores inmobiliarios. De nuevo el cuento chino que esa liberalización activará la inversión y la creación de empleo y todos los canarios serán felices y comerán perdices. Es la misma milonga que contaba José Manuel Soria con las prospecciones de petróleo en Lanzarote.

Por desgracia los canarios ya saben los desastrosos resultados de la ley del suelo de Aznar. En 1997 para un canario medio comprar una vivienda le costaba 3,5 veces su salario anual. En 2004, cuando Aznar se fue de la Moncloa, el coste era siete veces el salario anual de un canario. La burbuja activó un boom de vivienda y de crédito y un crecimiento desordenado de la población.El resultado son miles de casas vacías, quiebras de promotores canarios que hemos pagado todos los españoles con el rescate de Bankia, elevado desempleo, pobreza, precariedad, una deuda pública que ha hipotecado a las próximas dos generaciones de canarios y españoles, fragmentación política e ingobernabilidad.

España y Canarias siguen entubados al respirador automático del Banco Central Europeo que ha permitido que las familias canarias paguen tipos de sus hipotecas próximas al 0% y ha evitado la quiebra de todo el sistema bancario europeo y otra Gran Depresión. En Frankfurt eran conscientes que el riesgo de tipos cero y compras masivas de deuda era que los agentes se confundieran y volvieran a montar otra burbuja inmobiliaria. Y sus temores no eran infundados.

El Gobierno canario debería concentrar todas sus energías en mejorar la calidad de los servicios turísticos, el empleo y reducir la precariedad salarial. Con la ocupación próxima al 100% que la tasa de paro en Canarias siga en el 27% indica que algo no se está haciendo bien. Las clases medias mundiales y el turismo siguen creciendo y se estima que lo seguirán haciendo en la próxima década.

Por lo tanto, Canarias debe dejar de hablar ya del número de turistas y hablar de los ingresos por turista y día. Si llega un 10% menos de turistas y suben los precios medios por habitación un 30% los ingresos aumentarían un 25%. Si los ingresos aumentan un 25%, los hoteles y la hostelería podrá contratar más personal y formar mejor al que tiene para aumentar la calidad del servicio. Podrán aumentar los salarios con beneficios suficientes para mantener la inversión y la renovación permanente que necesita un hotel y garantizar una rentabilidad atractiva a los accionistas. Esto es lo que propuso Antonio Catalán presidente de AC Hoteles byMarriott en 2014 en el Foro Global Sur en Lanzarote. Canarias debe reducir el monocultivo hotelero.

Los sectores que ofrecen servicios a los hoteles deben modernizarse e internacionalizarse. Canarias recibe el doble de turistas que Brasil y los canarios podrían ofrecer consultoría, innovación o proveer servicios turísticos directamente en Brasil. En consultoría estratégica el precio hora es mayor que el precio de una noche de hotel.

Canarias debería aprovechar mejor su condición ultraperiférica que le permite mantener beneficios fiscales para empresas en el REF con la seguridad jurídica que supone formar parte de la Unión Europea. Debería aprovechar su ventaja geoestratégica para posicionarse como base de operaciones de multinacionales en el amanecer africano, principalmente empresas multilatinas, como propusieron Michel Camdessus ex director del FMI y Mario Pezzine de la OCDE en el Foro Global Sur en Lanzarote.

La ley del suelo que pretende aprobar el gobierno canario lo único que conseguirá es perpetuar el modelo de precariedad laboral y alejará a Canarias de un modelo ganador en un mundo global más competitivo y en plena revolución tecnológica. El modelo turístico pasa por respetar el territorio y apostar por el desarrollo sostenible, como ya anticipó el visionario y canario universal Cesar Manrique hace décadas. Y pasa por diversificar y reducir la dependencia del PIB y el empleo en canarias del monocultivo hotelero y turístico.

Lo que propongo no es fácil de conseguir y necesitará tiempo alcanzar el objetivo. Todo largo camino empieza por un paso. Pero la ley del suelo que propone el gobierno es un paso en falso que llevaría a un camino que los canarios no se merecen volver a recorrer. 

José Carlos Díez, Profesor de economía de Universidad de Alcalá

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