Tribunales

Dimas, en su última palabra en el juicio: "Ojalá hubiera diez empresarios como Rosa y diez bodegas como Stratvs""

El líder histórico del PIL ha difundido su alegato final, en el que volvió a presentarse como una víctima, con gravísimas críticas contra fiscales, tribunales, agentes de la UCO y testigos del juicio, y con una encendida defensa de uno de los empresarios que se sientan con él en el banquillo

Dimas, en su última palabra en el juicio: Ojalá hubiera diez empresarios como Rosa y diez bodegas como Stratvs"

El líder histórico del PIL, Dimas Martín, demostró este miércoles que ni las múltiples condenas firmes que tiene a sus espaldas ni los años que lleva en prisión han hecho mella en su carácter ni en su discurso y aprovechó la última palabra que se brinda en los juicios a los acusados para volver a presentarse como víctima de una especie de complot en el que durante dos décadas habrían tenido que participar cuerpos policiales como la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil, distintos representantes del Ministerio Fiscal, varios juzgados de instrucción, la Audiencia Provincial y hasta el Tribunal Supremo, que ha ratificado las condenas que ya pesan sobre él. 

Antes de defender su inocencia en la causa que se juzgaba por la pieza 12 del caso Unión, y que ya ha quedado vista para sentencia, Dimas comenzó cuestionando hasta su condena firme en el caso del Complejo Agroindustrial, llegando a afirmar que "sigue en litigio", pese a que el fallo no solo es firme sino que ya ha cumplido incluso la condena de ocho años de prisión, y lo único que sigue pendiente es que devuelva el dinero  malversado. 

Del mismo modo, siguió poniendo en duda también las condenas firmes que ya tiene en dos piezas del caso Unión, una de ellas dictada por la misma Sala que está juzgando esta nueva causa. A continuación, Dimas comenzó un relato que él mismo se ha encargado de difundir a través de una carta que ha enviado a los medios, en el que lanza gravísimas acusaciones contra el Ministerio Fiscal y también contra los testigos que han declarado contra él en este juicio y contra algunos de los acusados que han confesado, como Ubaldo Becerra, creando una historia paralela en la que acusa de supuestos delitos a personas que no están en el banquillo y en el que lanza hasta insinuaciones sobre la orientación sexual y las relaciones personales de algunos de ellos. 

Y todo ello acompañado además de una encendida defensa de otro de los acusados que se sientan junto a él en el banquillo, Juan Francisco Rosa, acusado de haber firmado un falso contrato de trabajo a Dimas para que pudiera obtener el tercer grado penitenciario.

 

"Estaré eternamente agradecido a Juan Francisco"


"Quiero decirle que estaré eternamente agradecido a don Juan Francisco por su comportamiento para conmigo y mi familia; ojalá Lanzarote tuviera diez empresarios como él y Canarias diez bodegas como Stratvs", señaló Dimas Martín ante la Sala, haciendo referencia a otra de las causas en las que está acusado y pendiente de juicio Juan Francisco Rosa.

Además, en esta ocasión Dimas no solo se presentó a él como víctima de supuestos complots policiales y judiciales para perseguirle, sino que también incluyó a Rosa, llegando a afirmar que el objetivo de la operación Unión era "acusar, aunque fuera falsamente, a algunos de los empresarios más prestigiosos de la isla y al político más respaldado, verdaderos objetivos de la insólita operación".

En este punto cargó contra los agentes de la UCO y tachó de "desproporcionada, innecesaria e injustificada" su actuación en esta causa. "Pertrechados con armamento propio para enfrentarse a un gran comando terrorista y actuando como una policía política más que judicial, sembraron el terror en la isla desprestigiando su nombre, el de sus instituciones y de sus empresas", llegó a afirmar Dimas ante la Audiencia, obviando las condenas firmes que ha dejado ya el caso Unión, que sirvió para destapar una red de corrupción que se extendió durante años en las instituciones de Lanzarote y en particular en el Ayuntamiento de Arrecife. 

Además, cuestionó que se hubiera recurrido a la UCO, una unidad de élite de la Guardia Civil con sede en Madrid, defendiendo que "la Guardia Civil de Lanzarote o de Canarias lo hubiera hecho de forma más profesional y sin causar tantos daños colaterales". Al respecto, cabe recordar que en sus conclusiones el fiscal recordó que uno de los testigos y denunciantes de esta causa, Isaac Castellano, declaró que su padre y él acudieron a la UCO porque ya tenían una "mala experiencia previa", dado que anteriormente habían presentado una denuncia contra la ex alcaldesa de Arrecife, María Isabel Déniz, en el cuartel de la Guardia Civil de Costa Teguise, y esa denuncia quedó "olvidada en un cajón".

 

"El fiscal me repite a cada minuto que soy un preso"


Durante su extensa intervención para hacer uso de su última palabra en el juicio, Dimas también calificó de "floridas y agresivas" las intervenciones del fiscal y llegó a cuestionar que se refiriera a él como preso, planteando que no se hace lo mismo con las personas que están en el banquillo en el juicio del "Procés". "Se les trata con una exquisita  educación, no he oído a ningún  fiscal  ni magistrado llamarles preso mientras que el señor fiscal de esta causa me lo repite cada minuto", cuestionó. Al respecto, cabe señalar que la diferencia en este caso es que el Ministerio Fiscal se refirió a su condición de recluso para subrayar que dirigía una presunta red delictiva desde la cárcel, donde además no estaba en prisión provisional sino cumpliendo condenas firmes.

Además, pese a las conversaciones, las cartas y las declaraciones que se han escuchado durante el juicio, Dimas Martín insistió en negar que le llamaran "el jefe". "La sensación que me embarga  es que una vez más no se me juzga por los delitos que haya podido cometer; en conciencia considero que ninguno,  aunque muchas equivocaciones seguro que sí. Se me juzga por ser el líder histórico del PIL, argumento que usa la Fiscalía reiteradamente como elemento de peso para formular sus acusaciones responsabilizándome  de todo lo que hayan podido cometer algunos de sus miembros. No importa que haya dejado la presidencia del partido desde el año 2002. Se me juzga por mi frenética actividad política asesora, por intervenir en todos los asuntos que he estimado de interés para mi isla o su capital, criminalizando todos mis actos", sostuvo.

 

"Cazar a la pieza indefensa"


Incluso, pese a que su abogado pudo plantearle todas las preguntas que consideró oportunas durante su declaración, Dimas cuestionó las que no le hizo -y según él le debería haber formulado- el fiscal. "Se me privó de poderme defender personalmente ante el tribunal de las acusaciones de cobro de comisiones, asociación ilícita y sus anexas al no interrogarme de forma premeditada sobre ellas", señaló en su alegato final, criticando también que no se hubieran leído "algunas cartas" y escuchado "ciertos audios", pese a que que su defensa podría haberlo reclamado si lo hubiera estimado oportuno.

"He tenido la impresión que conmigo se ha utilizado la táctica del cazador furtivo de ir sembrando el campo de trampas para 'cazar' a la pieza indefensa", añadió siguiendo en la línea de presentarse con una víctima. "Se me juzga por ser quien soy, por lo que he representado, por el masivo apoyo popular que siempre tuve, por mi vehemencia en la exposición  y defensa de los asuntos públicos, por mi tono de voz que se considera imperativo y por los espurios intereses políticos de quienes promovieron esta operación", continuó, llegando a afirmar incluso que se han "creado pruebas" contra él.

"Cuando salga por esa puerta, si el Señor Presidente del Tribunal no ordena otra cosa, lo haré con la cabeza tan alta y el semblante tan sereno como lo hice el primer día que comparecí ante este tribunal esposado para el oportuno linchamiento mediático y que toda Canarias me pudiera ver", concluyó el líder histórico del PIL, que actualmente está en prisión por otra condena del caso Unión, aunque a las últimas jornadas del juicio en Gran Canaria ha podido acudir por sus propios medios, al estar disfrutando de un permiso penitenciario.