Tú también haces la Voz

"O pagas un médico o te mueres"

"Mi nombre es Nieves, actualmente tengo 32 años pero mi horrible pesadilla comenzó cuando tenía 30. Me levanté un día como otro día cualquiera para hacer lo que hacía habitualmente, es decir, llevar a los niños al ...

3 de abril de 2009 (03:33 CET)

"Mi nombre es Nieves, actualmente tengo 32 años pero mi horrible pesadilla comenzó cuando tenía 30. Me levanté un día como otro día cualquiera para hacer lo que hacía habitualmente, es decir, llevar a los niños al colegio e irme a trabajar. Por el camino empecé a sentirme mal, me ahogaba, intentaba respirar pero por mucho que me esforzara el aire no entraba en mis pulmones.

Exhausta del cansancio por el esfuerzo que estaba realizando empecé a sentir que me desmayaba, por lo que me eché a un lado de la carretera. Me tumbé en el asiento y esperé a que se me pasara. Después de aproximadamente 30 minutos en esta horrible situación empecé a sentirme un poquito mejor. Por ello, decidí dejar a los niños en el colegio e ir al trabajo donde, no obstante, seguí sintiéndome mal y desde allí me trasladé al hospital.

En el centro sanitario me dijeron que tenía una "morfología cardiaca", que me estaba produciendo taquicardias. Me dieron un tranquilizante y me enviaron a mi casa, me dieron una cita "preferente" para que me viera el cardiólogo.

"Las taquicardias no cesaban"

Pues bien, a partir de ese día las taquicardias no cesaban, cada vez eran mas fuertes y con mas frecuencia. Había días que incluso me daban tres, que además eran bastante largas. Sin embargo, cada vez que iba al hospital, hacían lo mismo, es decir, nada. Me ponían hasta arriba de tranquilizantes y relajantes musculares, me adormecían y luego me mandaban a casa sin que me viera el cardiólogo.

Después de una semana en esta horrible situación y pensando cada vez que me daba una taquicardia que no saldría de ella, decidí ir a la consulta privada de un cardiólogo. Si no veía que nadie me llamaba y mi situación empeoraba cada día. Cuando tuve la cita con este médico, hizo de inmediato que llevara toda la documentación médica al hospital para trasladarme a Las Palmas, ya que necesitaba una intervención rápida. Esto me costó 150 euros, que tuve que pagar porque en el servicio de urgencias no llamaron a un cardiólogo para que me viera.

Todavía no sabía la importancia del problema hasta que llegué a Las Palmas. El cardiólogo que me iba a intervenir me advirtió de que corría peligro si no conseguían eliminar el problema, ya que en esos momentos ni la medicación frenaba mi patología.

De nuevo, a casa

En este hospital me realizaron la intervención y aparentemente todo salió bien. De repente, a la semana empecé a sentirme otra vez igual. Volví a acudir al servicio de urgencias, tal y como me había recomendado mi cardiólogo y, una vez más, me sedaron y me mandaron a casa. De nuevo, volví a la consulta privada.

Cuando me llamaron para ver al cardiólogo del servicio de urgencias, ya me habían intervenido por segunda vez en Las Palmas. Vamos, una vergüenza porque o pagas un médico o te mueres. Después de todo esto, la historia sigue y es bastante larga. Lo contaría con mucho placer, porque han pasado dos años y todavía tengo muchos problemas que no se han solucionado. Cada vez me siento más enferma y ningún médico ha dado respuestas a mis patologías.

He pedido que me saquen fuera, a la península, ya que no veo mejoría de mi estado. Sin embargo, la respuesta es que no me mandan fuera, que me vaya a Las Palmas. Allí, aunque me consta que el equipo médico es buenísimo, creo que no han conseguido mucho, ya que mi estado sigue siendo malo.

Sin trabajo y esperando una solución

Por todo esto, perdí mi trabajo y llevo años esperando una solución que no llega y que ya no sé que hacer. Mi desesperación es grande. ¿Cómo es posible que te tengan con esta incertidumbre sólo por no enviar a la gente fuera para contrastar una información médica?

Una vez me vio una doctora y me dijo que tenía que irme fuera, con un equipo de cardiólogos amplio para valorar mi situación y llegar a alguna teoría. Aquí, en Lanzarote, me consta que hay buenos especialistas, pero creo que están pillados de pies y manos, pues hay muchas determinaciones que ellos no pueden tomar.

Muestro, también, mi más sincero agradecimiento al doctor Acosta, médico que hace por mi todo lo que esta a su alcance para mi mejoría, aunque vuelvo a repetir: hay cosas que no puede hacer. El Servicio Canario de Salud es pésimo, seguro que si esto le pasara a algún concejal no dudarían en llevarlo a donde hiciera falta, pero nosotros sólo somos el pueblo, un conjunto de personas que no tienen importancia o, al menos, eso es lo que

parece.

Somos nosotros los que tenemos que hacer algo para erradicar este problema tan grande que hay en el servicio. Os invito a todos a que denunciéis las que creáis que son negligencias médicas o mal servicio a los pacientes. A lo mejor así podemos cambiar algo. La salud es nuestro ser más preciado, si no estamos tranquilos y no nos sentimos seguros con los médicos que nos atienden, hay que denunciarlo públicamente. En la unión está la fuerza y juntos podemos cambiar esta situación".

LO MAS LEÍDO