Yo critico porque puedo y debo

Por Domingo García De repente han descubierto que en la ley está la presunción de inocencia, que todos son inocentes hasta que se demuestre lo contrario. Pero bien, que mientras estaban esquilmando las arcas públicas ¡poco se acordaban del Código ...

28 de abril de 2010 (19:32 CET)
Por Domingo García
De repente han descubierto que en la ley está la presunción de inocencia, que todos son inocentes hasta que se demuestre lo contrario. Pero bien, que mientras estaban esquilmando las arcas públicas ¡poco se acordaban del Código ...

De repente han descubierto que en la ley está la presunción de inocencia, que todos son inocentes hasta que se demuestre lo contrario. Pero bien, que mientras estaban esquilmando las arcas públicas ¡poco se acordaban del Código Penal! Ahora nos vienen con el cuento de que se debe demostrar en los tribunales todos los atropellos cometidos durante tanto tiempo en las administraciones públicas. ¡Anda ya!

Los políticos, como casta privilegiada, son los primeros que nos recalcan que se debe esperar, o como diría Manuel Cabrera, flamante vicepresidente del PIL, paciencia y precaución. ¡Hombre, la misma que tenía Dimas! Es decir, que están desfilando por los juzgados, y la Guardia Civil califica la intervención como una importante operación que ha puesto al descubierto un complejo entramado de corrupción. Y, a Usted, sólo se le ocurre pedir paciencia, ¿Paciencia para qué? ¿Es que les falto algo más por llevarse de las cajones oficiales?

Da la impresión que la mayoría de los mandamases no han terminado de creerse lo que está pasando, que les ha pillado a contrapie y que lo único que se les ocurre es acordarse del Código Penal y de la dichosa presunción de inocencia. Que no digo yo que esté bien, pero ya deberían haberse acordado antes de que existen leyes que podrían haber evitado que más de uno se hinchara los bolsillos del dinero del pueblo.

"Hacer juicios de valor supone atentar contra el Estado de Derecho" , tal cual, dicho por el Secretario General del Partido Popular en Lanzarote, D. José Pablo Lemes.Y, entonces ¿qué hacemos los ciudadanos, mirar al techo?

Realmente el colmo es pensar que se nos pueda impedir opinar de todo lo que está ocurriendo,¿o tal vez se olvida D. José Pablo que si algo tiene un pueblo en libertad es el derecho a opinar? Yo no juzgo, que para ello están los tribunales, pero si tengo el derecho y creo que todo el que lo desee, de decir de las personas implicadas en un entramado de corrupción asentado en instituciones de Lanzarote, repito, tal como reconoce la Guardia Civil, todo aquello, que sin faltar al respeto y a la buena educación, estimemos oportunos.

Ustedes en campaña electoral se dicen seguramente peores cosas de las que nosotros podamos decir ahora de muchos de ustedes, pero claro eso es en campaña y vale todo con tal de engatusar al votante y ahora, si ese mismo votante se le ocurre decir una palabra más alta que otra de los que vemos desfilar por los juzgados, resulta que el secretario insular del Partido Popular se nos enfada y nos regaña.

¿Que pasaría si los vecinos un día decidieran pasar de pagar tributos a los ayuntamientos que descaradamente están mangoneados por cuatro espabilados que se dedican a llenarse los bolsillos? , ¿Qué ocurriría, si cansados de tanto pendoneo, nos decidiéramos a tomar la justicia por nuestra mano sin esperar a ningún Pamparacuatro?

Es difícil pensar que pudiera ocurrir que la ciudadanía se tirara a la calle a exigir justicia y que ese grito tuviera la fuerza suficiente que fuera capaz de borrar de las calles tanto descaro y atropello cometido por personas que lo único razonable que se puede decir de ellos es que fueron elegidos por el pueblo, pero que se han venido riendo y burlando ya demasiado tiempo.

Tenemos la oportunidad de mejorar, de ser consientes de que no podemos continuar con tanto mangante suelto en despachos oficiales. Ser exigentes con quienes ponemos en las poltronas y a esos que les molesta que les critiquemos por sus conductas corruptas, sólo nos queda aumentar las críticas y que se marchen, no les queremos, ni nos hacen falta.

Dicen que los políticos son el reflejo de los ciudadanos, no me lo creo, eso es un cuento para que nos conformemos pensando que nosotros en sus posiciones haríamos lo mismo. No es cierto y la prueba es que son los ciudadanos los que pagan los impuestos y algunos políticos los que los roban.

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