Veamos cuán difícil puede llegar a ser:Damos una vuelta por todos y cada uno de los barrios de Arrecife, concejales, técnicos, grupos políticos, asociaciones, ciudadanía, etc. Tranquilos, sin prisas, y con toda la atención ...
Veamos cuán difícil puede llegar a ser:
Damos una vuelta por todos y cada uno de los barrios de Arrecife, concejales, técnicos, grupos políticos, asociaciones, ciudadanía, etc. Tranquilos, sin prisas, y con toda la atención de la que seamos capaces articulamos fórmulas para que los vecinos y vecinas propongan bajo qué criterios debe de realizarse una actuación en, pongamos por caso, el islote del francés, (a modo de ejemplos: disfrute de un espacio de encuentro para los mayores, para los niños y niñas, de los menos afortunados o de los más, acceso público y fomento de la cultura, del teatro o de la música, edificio múltiple para asociaciones, talleres y escuelas como carpintería de ribera, museo del mar, etc. etc. etc.)
Una vez establecidos y seleccionados los criterios de interés general que debe cumplir la actuación que se proponga, empezamos a exponer actuaciones que se amolden a esos criterios, así, a voleo, con la imaginación desbocada y sin temor al disparate, sin miedos.
De esa exposición se discriminan aquellas que menos cumplan con los criterios y que, por un motivo u otro, sean inviables técnicamente; una vez seleccionada de manera ponderada dos o tres propuestas se elige al artífice técnico que ponga en marcha el "icono" que, inevitablemente, pertenecerá, ahora sí, a la ciudad; esa ciudad que nos pertenece pero que, y esto quizás es lo más importante, a la que pertenecemos, por mucho que hoy pensemos lo contrario.
Quizás, un disparate de este calibre en Arrecife, comience a cambiar las paredes del ayuntamiento afectando, como una grieta, a su opacidad, y contribuya a depositar, a pesar de algunos/as, trozos de sensatez y credibilidad en lo público. No digamos ya si este tipo de disparates se extienden por toda la Isla.