Vox, se mire como se mire

Sigfrid Soria
12 de febrero de 2019 (10:49 CET)

El PP perdió el poder porque el pusilánime de Rajoy creyó que la corrupción no le afectaría, y cuando llegó la sentencia del caso Gürtel reaccionó exactamente igual que actuó ante los golpes de estado del 9-N y del 1-O: permaneció impávido, se puso de perfil y tiró de su célebre actitud de brazos caídos. También creyó que mejorar el déficit público, el PIB y el empleo respecto a la catastrófica situación que dejó el PSOE en 2011 ya bastaría, pero no comprendió que hacerlo a base de medidas socialdemócratas, traicionando sus principios liberales, tan devastadoras como incrementar la deuda pública de 600 mil millones a 1 billón de euros o disparar los impuestos, le pasaría una terrible futura factura electoral a su partido. Pero, por si todos esos condicionantes negativos que pesan sobre el PP fueran insuficientes para destrozarlo, el partido del charrán azul se enfrenta en los próximos meses al karma de haber usado el aparato del estado en beneficio propio y, así, el devastador goteo del caso Kitchen y el hedor que nos va a llegar de los casos Púnica, Lezo y Gürtel va a producir la espantada de millones de sus votantes a los que no les gusta estar oliendo pestilencias un día sí y al siguiente, también.

El PSOE ganó el poder mintiendo. Pedro Sánchez dijo que su llegada a La Moncloa era para hacer lo que Rajoy ni supo ni quiso hacer: convocar elecciones generales. Pero, nada más llegar olvidó lo prometido y abrazó a chavistas antisistema, comunistas, y separatistas para que, además de ayudarle a llegar a presidente, le ayudaran a agotar la legislatura. Entonces, entre viajes en Falcon, la redacción de su libro y tiras y afloja con sus socios para hallar la mejor manera de destruir España y alargar la dictadura de Maduro, hemos llegado al juicio del golpe de estado. Por todo ello, el partido socialista se enfrenta al peor punto de partida electoral de los últimos 40 años, el cual es tan malo que amenaza con la aniquilación del partido de Pablo Iglesias Posse, el fundador del PSOE, aunque Tezanos se empeñe en proclamar lo contrario con los recursos de todos los españoles.

El caso es que el juicio a los golpistas del 1-O, que empieza hoy martes 12 de febrero, va a poner delante del PP y del PSOE un espejo que ni el de Dorian Gray, ya que populares y socialistas van a ver reflejado en él su propia patética degeneración. El PP por la absoluta inacción ante los separatistas y el PSOE por su activo empuje actual a esa causa anti española a cambio de prolongar unos meses el poder de su plagiador líder.

Ciudadanos encontró hace una década su hueco en Cataluña, hueco que los supuestamente constitucionalistas PSOE y PP dejaban libre debido a sus continuas transigencias hacia el separatismo, por las indignas e ilimitadas ansias de sillones de ambos partidos, tanto en Cataluña como en Madrid. Albert Rivera irrumpía entonces en el escenario político definiendo su proyecto como "socialdemócrata ocupando un espacio de centro izquierda". Esta literalidad se puede comprobar en YouTube, año 2008. La fórmula funcionó y fue útil dado que en Cataluña cubría el vacío de socialistas y populares. El problema de Ciudadanos lo ha tenido y lo tiene al saltar a la política nacional. Su fiebre de poder y de subir demoscópicamente le han obligado a enfundare el disfraz de veleta, de tal manera que en Andalucía apoyaba al PSOE de los chiringuitos y en Madrid al PP de los chunguitos. Realmente Ciudadanos se ha convertido en ejemplo de incoherencia del espacio-tiempo político, siendo esperable que lo que dice hoy, mañana pueda ser lo antagónico, y sus lideres se queden tan anchos.

De Podemos no voy a extenderme más que mentar su financiación por la dictadura que lapida a mujeres y ahorca a gais de las farolas públicas, y su también financiación por la devastadora dictadura socialista de Venezuela, y el cambio de la VPO en Vallecas por el casoplón de Galapagar y finalmente la explotación laboral, por medio de pagos en negro, protagonizada por el argentino de la silla de ruedas. Respecto a este partido político, tal y como decía aquel presidente del Congreso de los Diputados, ¡manda huevos!

Por tanto, no hay vuelta de hoja. En medio de toda esta barahúnda, que puede desencadenar inminentemente el colapso de España, aparece VOX. Y aparece sin complejos, sin postureo, sin hipocresía ni cinismo. Diagnosticando certeramente las amenazas y debilidades e identificando las fortalezas y oportunidades. Y esta aparición de extrema necesidad para los españoles es lo que está haciendo cada vez más grande a la herramienta política que pretende hacer viable y grande a España, y proporcionar a los españoles lo que se merecen. Sin lugar a dudas, VOX es el caballo ganador en las próximas citas autonómicas, locales, generales y europeas.

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