Jurando por España, activando el patriotismo latente

Sigfrid Soria
28 de diciembre de 2018 (17:06 CET)

Tomar posesión de un cargo institucional jurando se había convertido en facha porque rezumaba catolicismo retrógrado, patriotismo franquista trasnochado y escasa evolución individual, todo ello siempre bajo la óptica de los iluminados. Sin embargo, si prometías ya era otra cosa; proyectabas una imagen moderna, audaz, amplia, fiable y evolucionada. Parecía que habías superado viejos traumas del pasado y se podía contar contigo para participar en la sociedad buenista de lo políticamente correcto, aunque el partido en el que militabas robara más que el Dioni en una concentración de furgones blindados o utilizara el Aparato del Estado en beneficio propio. Es más, si además de prometer, hasta meter, tirabas de aquello de "por imperativo legal" o tirabas de cualquiera de las extravagantes fórmulas que hemos visto en los últimos tiempos, entonces ya entrabas en una categoría mítica reservada para los más valientes, los osados de las camisetas reivindicativas y de las performances llamativas.

Pero en medio de tanta gilipollez*1 ha llegado VOX y ha reventado los complejos a los que la progresía había inducido a millones de españoles. En la toma de posesión de los 12 andaluces hemos visto 12 juramentos, independientemente de que esos 12 sean más o menos católicos practicantes, lo cual pertenece al terreno estrictamente personal y privado de cada uno. Estamos ante una nueva simbología, efecto rebote del absurdo aturdimiento progre, libre de miedos por ir en contra de la corriente de la corrección política imperante. No se había visto nunca a todos los miembros, y "miembras" hembras *2, de una formación política jurar y no prometer. Pero los 12 de VOX no solo han jurado, han ido más allá y han incluido "por España", con dos gónadas cada uno de ellos y ellas*2. Ahí queda eso, para que no haya la más mínima duda de que VOX no solo ha llegado, sino que ha venido a cambiar definitivamente las cosas. Por los símbolos se comienza. No veas cuando se entre de lleno en el fondo transformador.

Y es que, con lo que no contaban quienes han llevado a España al marasmo moral e intelectual y a la cutrez ideológica, la desnortada progresía, es con que dentro de la inmensa mayoría de españoles hay pólvora patriótica cuya mecha ha sido prendida por el peligro de la situación límite generada. De ahí la avalancha que está recibiendo VOX de patriotas que nunca habían votado, así como de quienes lo han hecho a todos los partidos políticos, y cuando afirmo a todos es todos. Y vemos la paradoja de que el aturdido sistema buenista, que ve peligrar su estructura con la llegada de VOX, comienza a ponerse nervioso y se aferra a las etiquetas de ultraderecha, extrema derecha e, incluso, fascista.

Acabo de mentar el sistema y que este peligra con VOX. Es verdad. Pero, ¿qué sistema es el que peligra? Peligra el que ha llevado a España a una deuda pública de un PGE que no para de crecer, peligra el que hace a los españoles profundamente desiguales en educación, sanidad, justicia, seguridad y prestaciones sociales, peligra el sistema que prima económicamente a aquellas regiones que presionan con golpes de estado, peligra ese sistema que convierte en culpable al 50% de la población de España, peligra el sistema al que no le importa quién y cómo entre en la casa de todos y, en definitiva, peligra el sistema que hace completamente inviable el presente y futuro de los españoles. Y aunque el peligro para el sistema sea democrático, dado que VOX siempre se ajustará estrictamente a los conductos que establece la Constitución, cierto es que es un peligro real para la zona de confort de los inmovilistas.

Respecto de las etiquetas, hay que descartar las de facha y fascista porque al ser VOX un partido político opuesto al socialismo, etiquetarlo así demuestra cuando menos una descomunal ignorancia de la historia. En cuanto a las otras etiquetas, las de lateralidad, las de ultra y extrema derecha, procedo a hacer una simple y breve comparativa. Existe un partido político en Francia llamado Agrupación Nacional, liderado por Marine Le Pen, que asume la etiqueta de ultraderecha otorgada por los franceses y por todos los países de la UE. Este partido propone la salida de Francia de la UE y del euro, la salida de Francia de la OTAN, incrementar los impuestos, liquidar la Constitución francesa y abrir un proceso constituyente, luchar por suprimir el FMI, el BM y la OMC, controlar desde el Gobierno los medios de comunicación, establecer la jornada laboral de 35 horas, incrementar el gasto público, amparar la violencia y subversión callejera como herramienta de cambio social, fomentar el antisemitismo y nacionalizar sectores industriales. Seguidamente a la descripción anterior, procedo a afirmar contundentemente algo que merecería un punto y aparte y un párrafo diferente: TODOS ESOS ELEMENTOS QUE IDENTIFICAN A AGRUPACIÓN NACIONAL COMO PARTIDO ULTRA LOS COMPARTE PODEMOS Y NI UNO DE ELLOS VOX. Y ALGUNOS DE ELLOS LOS COMPARTE EL PSOE.

¿Queda claro?

Por cierto, feliz año 2019 a todo el que me lee, siendo parte de la inducción de dicha felicidad el impulso renovador hacia la sostenibilidad de España que darán las victorias a todos los niveles que obtendrá VOX en los próximos comicios electorales, incluyendo el más que probable a Cortes Generales, en el que el partido de Santiago Abascal será sin lugar a dudas el ganador.

 

*1 Palabra RAE comúnmente utilizada por el Premio Nobel Camilo José Cela.

*2 Siento haberme dejado llevar por el ridículo lenguaje inclusivo, pero el trasfondo del texto así lo requería.

 

Por Sigfrid Soria del Castillo, afiliado de Vox

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