Carta abierta a Manuel Cabrera Cabrera

Sigfrid Soria
29 de enero de 2018 (16:15 CET)

Estimado Manolo,

Has sido el último en huir del ególatra, prepotente y presunto delincuente.  Has dado una lección de dignidad, tardando, pero lo has hecho, y te has sumado a aquellos que antes que tú huyeron, uniéndote a la unánime oposición que desde hacía años clamaba por poner fin a tanta despótica gestión.  Esa lección va dirigida a todos aquellos que critican a la clase política, con razón, por asirse a los sueldos públicos; también va dirigida a los de tu Partido que ven pérdida del escaso protagonismo que les queda y, sin lugar a dudas, también se dirige a quienes incomprensiblemente, tres, han apuntalado al que está en la picota judicial.

Es decir, has dejado a quienes han entrado a contracorriente con el trasero al aire ya que nadie en Lanzarote olvida los brutales desencuentros que han tenido, los tres en el pasado reciente, con el señorito que se cree dueño del cortijo.  A diferencia de ti, ellos carecen de la dignidad, en sus presupuestos ideológicos, que a ti te sobra, a la vista de su clamorosa bajada de pantalones.  Pero es que, además, tu digna renuncia ha echado absolutamente por tierra los argumentos de esos tres hipócritas e ilusos entrantes.  Dieron el paso proclamando públicamente que lo daban por dar estabilidad política, pero, con tu acción, han quedado en evidencia ya que el chiringuito vuelve a estar en minoría, lo cual es como mínimo hilarante: entras para dar estabilidad y te quedas en minoría o cómo hacer el ridículo, fascículo I.

Pero la cosa no queda ahí, aunque el ahí expuesto ya da para mucho.  La verdadera causa de que los tres entrantes hayan entrado no es solo la de trincar sueldos disfrazando el asunto de estabilidad institucional; la verdadera causa es su desesperada jefa y su compulsiva intención de ser alcaldesa, para y por lo que esencialmente parió el engendro de apoyar al encausado judicial.

Y, ¿por qué ser a toda costa alcaldesa?  Porque interpreta que sería la manera de llegar a las elecciones autonómicas de 2019 con mayor fuerza, cuando a la vista del resultado de su patética argucia, el batacazo electoral está asegurado.  Manolo, no critico la intención de ser alcaldesa de la jefa de los tres entrantes, es más, comparto con ella que sería conveniente no solo para sus intereses particulares, sino también para los de Arrecife.  Lo que critico es que, en política, como en la vida misma, no todo vale y respecto a eso tú has demostrado mucho con tu dimisión.  Cuando algo es imposible, empecinarse en ello llega a ser grotesco.  Si los números no dan como para ser alcaldesa de ninguna manera, no intentes serlo a cualquier precio.  En este caso, el cualquier precio incluía perpetuar inútilmente a un investigado judicialmente por cometer delitos incompatibles con ser quien es.

El caso es que tu encomiable dimisión exige a la inútil aspirante a alcaldesa, inútil porque su aspiración lo es, explicar a su electorado lo imposible de su perverso ardid.  Tú pasas a integrar la reducidísima lista de políticos que dimiten por principios, mientras la jefa y sus tres acólitos se reafirman en la de aquellos que alimentan la tan extendida y merecida politocofobia.

Gracias por recordarnos que la humillación es voluntaria.

 

Por Sigfrid Soria

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