Hace unos pocos días Mariano Rajoy, desde uno de esos lujosos centros de convenciones donde suele reunirse la clase política, hacía unas declaraciones en las cuales decía que los españoles lo que tenían era "sed de urnas", ...
Hace unos pocos días Mariano Rajoy, desde uno de esos lujosos centros de convenciones donde suele reunirse la clase política, hacía unas declaraciones en las cuales decía que los españoles lo que tenían era "sed de urnas", personificando en lo general lo que es más bien una "sed" particular: la suya y la de su partido.
A estas alturas de la crisis económica y social que padecemos, decir que la solución está en votar, y además en votarle a él, es poco menos que una burla hacia lo que es la realidad de las víctimas de la situación de paro, desprotección y exclusión, pues en modo alguno está el final de este desastre en el fondo de una urna.
El Sr. Rajoy y su partido han permanecido en estos años sobrevolando la cuestión como buitres en la campiña un cuerpo moribundo, graznando al tiempo que el Sr. Zapatero, su Gobierno y su partido ejercían de matarifes e iban desollando ese mismo cuerpo, arrancándole la piel protectora que son los derechos laborales, sindicales y sociales, la pensión de jubilación, una Educación y Sanidad dignas, etc.
Esta permanencia en esa posición de distancia, silenciosa al tiempo que ruidosa, con lo que ha sido el desarrollo de la crisis sólo puede estar justificado porque su política para la resolución del problema es la misma que la que el Gobierno actual está llevando a cabo, pues la otra posibilidad, la de que no están aportando propuestas (y no hablo de las demagógicas) simplemente para que Zapatero y el PSOE se hundan sería un ejercicio de irresponsabilidad máxima por las consecuencias que tienen las decisiones tomadas para la población, esa que tiene "sed de urnas" y que lo que tiene, a mi entender, es "hambre de trabajo y justicia social".
Con esas declaraciones del candidato a la Presidencia del Gobierno, con otras anteriores, y con todas las respuestas y contrarrespuestas de unos y otros que enfangan los medios de comunicación han quedado claras algunas cosas: que los partidos políticos van a lo suyo, es decir, a la lucha por el poder y sus privilegios. Que al menos los grandes, el PP y el PSOE, y muchos de los pequeños, tienen en lo económico las mismas propuestas con ligeros matices, o sea, las que ahora están poniendo en práctica, y qué, gane quien gane, el perdedor siempre será el mismo: la gente.