¿En qué lugar vivimos? Esta pregunta se la hacían este jueves y se la han vuelto a hacer este viernes la mayoría de los habitantes de Lanzarote, después de comprobar cómo una abundante y poco frecuente lluvia de final de año ...
¿En qué lugar vivimos? Esta pregunta se la hacían este jueves y se la han vuelto a hacer este viernes la mayoría de los habitantes de Lanzarote, después de comprobar cómo una abundante y poco frecuente lluvia de final de año provocaba un auténtico caos en varios puntos de su pequeña y compleja geografía. En general nunca llueve a gusto de todos, pero lo de Lanzarote es más que especial.
Al margen de consideraciones y reflexiones profundas que habría que hacer sobre el cambio climático, va siendo hora ya de que los representantes públicos de la Isla se planteen seriamente hacer un detenido análisis sobre la situación actual. No es lógico ni normal que se produzca una tormenta de agua como esta y que todo se vaya a pique.
Como ya va siendo habitual, porque la verdad es que vamos a cerrar un año absolutamente pasado por agua, Arrecife se ha convertido en el punto de las mayores dificultades. Algunas de sus calles se fueron convirtiendo poco a poco en auténticos lagos, otras parecían ríos por los que corría el agua como si tuviera prisa por llegar a alguna parte, las alcantarillas no daban más de sí y volvían a saltar por los aires, el nauseabundo olor del ambiente provocado por la salida a la superficie de la suciedad acumulada en la defectuosa red se pegaba en todas partes, la circulación se hacía imposible... Son sólo algunos ejemplos de lo que generó un aguacero de dimensiones considerables para un lugar que evidentemente no está preparado para este tipo de contratiempos.
Hasta la redacción de este diario se dirigieron diferentes empresarios para manifestar su queja por la situación. Muchos de ellos llevan años advirtiendo a las instituciones públicas, concretamente al Ayuntamiento capitalino, de que cada vez que llueve se les inundan sus locales, unos locales que evidentemente pagan los mismos impuestos que los demás. Este viernes han prometido que van a exhibir en la entrada de sus negocios las dantescas imágenes que pudieron recoger con sus cámaras de fotos.
Pero no hubo problemas únicamente en Arrecife, hubo problemas en otros muchos lugares de la Isla. Sin ir más lejos, la circunvalación que une la autovía de entrada a la ciudad con el puerto de Los Mármoles registró uno de los atascos más notables de los que se recuerdan. La policía no podía impedir que las filas de vehículos se fueran concentrando por todos sus brazos, entre otras cosas porque muchos de los puentes que dan salida estaban obstruídos. En zonas del interior se produjeron también situaciones dantescas, aunque nos contó la gente del campo que este tipo de lluvias no vienen mal para empapar la tierra y para limpiar un poco el ambiente.
Y hemos querido dejar para el final lo mejor de todo: Unelco. ¿Alguien se puso a contar la cantidad de cortes de luz que se sufrieron a lo largo del día? Suponemos que no, porque habría tenido que dedicar mucho tiempo, una calculadora o los dedos de la mano y de los pies de toda una familia numerosa. Resulta tercermundista e insólito que una simple tormenta de agua provoque los cortes en el suministro eléctrico que se padecieron este jueves. ¿Cuál es el problema, qué no se ha arreglado desde la última vez en la que sucedió algo parecido, cuál va a ser la reacción de nuestras autoridades? El Cabildo, con su presidenta, Inés Rojas, a la cabeza, se comprometió a llevar el problema eléctrico hasta sus últimas consecuencias. Este día sirve nuevamente de cuartada para exigir al Gobierno regional que imponga algún tipo de sanción. Suponemos que no se va a hacer, pero por pedir que no quede.