Si hacemos caso a los que nos dicen los responsables del Servicio Canario de Salud y nuestra consejera regional de Sanidad, indudablemente yo tengo mala suerte con los servicios médicos de la Seguridad Social. En efecto, los responsables antes citados hacen de cuando en cuando declaraciones relativas a que se están reduciendo las listas de espera, que si no pueden cumplir con los plazos previstos se desviarán a Centros concertados, etc. Pues entonces, insisto, yo tengo mala suerte.
En diciembre de 2.002, el médico especialista en el Hospital General de Lanzarote solicitó al Hospital Negrín de Las Palmas que me hicieran unas pruebas a raíz de unos problemas cardiacos que me detectaron; me dijeron que tardarían unos seis meses en avisarme; esa consulta se produjo el 7 de abril del 2.005. Sí, las fechas son correctas, justo dos años y cuatro meses después de la petición; cuando fui a Las Palmas pensé, ingenuo de mí, que me harían por fin las pruebas; pues no: me atendió un medico quien me dijo que, efectivamente, había que hacerme las pruebas propuestas por el especialista de Lanzarote pero que ese día no era posible y que ya me avisarían; cuando le dije que llevaba dos años y cuatro meses esperando sólo me pudo decir que, desgraciadamente, eso no era problema suyo. Le pregunté cuánto tardarían en avisarme para hacerme las pruebas y me dijo que, como máximo, mes y medio: han pasado casi cuatro meses y telefónicamente me dicen que no saben cuándo me avisarán para realizármelas.
Pero ahí no queda la cosa: todos los años, por los problemas cardiacos que tengo, me hacen en el Hospital General de Lanzarote una revisión. Este año me tocaba hacerla en septiembre, y al preguntar el otro día si ya tenia fecha prevista me dicen que existe un retraso de siete u ocho meses sobre la fecha prevista, con lo cual, prácticamente cuando me vayan a hacer la revisión ya tocaba la siguiente.
Puedo comprender que falten médicos especialistas y que la demanda sanitaria ha aumentado extraordinariamente. Pero si eso lo sé yo y lo sabemos todos: ¿lo saben los responsables que tienen obligación de resolverlos? Y si lo saben, ¿por qué no lo remedian? Seguro que al final existe una respuesta muy sencilla: no hay dinero; en el fondo todo se centra en que no hay dinero suficiente para la Sanidad Pública.
Si nuestros responsables tuvieran un mínimo de capacidad para solventar lo que tienen entre manos seguro que se plantearían: qué prefieren los cuidadazos: una buena Sanidad Pública o unas estupendas carreteras, auditorios, aeropuertos (dos mejor que uno), tranvías en Tenerife o trenes de alta velocidad en Gran Canaria. Me parece que no hay que ser muy listos para decidir por lo menos desde el punto de vista de los simples ciudadanos; pero al parecer la rentabilidad económica que tienen esas macro obras no la tiene la Sanidad Pública, por lo cual, por mucho que queramos, nos vamos a quedar no sólo como estamos, sino cada vez peor, y a fastidiarse tocan.
No sé si existe en Lanzarote alguna asociación o algo parecido que se preocupe de los problemas de los ciudadanos con la Seguridad Social; si no existe debería existir y no me importaría colaborar con ellos, porque algo hay que hacer; la situación actual no puede mantenerse; las circunstancias en la que trabajan los excelentes profesionales de la Seguridad Social tienen que variar sustancialmente, porque estas personas hacen su trabajo, pero los medios de que disponen son patéticos.
Visiten si quieren la Unidad de Retina del Hospital Materno Infantil de Las Palmas y se avergonzarán de las condiciones en que trabajan los cuatro retinólogos que allí existen.
Tengo la desagradable impresión que estas líneas no van a servir para nada, pero por lo menos me relajo un poco al exponerlas y tal vez algún día tendremos unos responsables políticos que se preocuparán de resolver los problemas que de verdad preocupan a los ciudadanos; no desesperen: sólo llevamos treinta y cinco siglos de civilizaciones conocidas, con lo cual queda mucho tiempo por delante.
Manuel Meca Cazalla