El Partido de Independientes de Lanzarote (PIL), siempre bajo la atenta y magistral dirección en la sombra de Dimas Martín, vuelve al ataque frontal contra los consejeros que ya hace casi un año se escindieron de la ...
El Partido de Independientes de Lanzarote (PIL), siempre bajo la atenta y magistral dirección en la sombra de Dimas Martín, vuelve al ataque frontal contra los consejeros que ya hace casi un año se escindieron de la formación insularista para conformarse más adelante en la Asamblea por Lanzarote (APL). Se acercan las elecciones y Dimas Martín ya está maquinando detrás de los bastidores.
Tras haber presentado en el pleno celebrado este jueves a su nueva portavoz, Plácida Guerra, y oficializar la expulsión de las ovejas díscolas, el PIL hizo público un escrito en el apartado de ruegos y preguntas exigiendo la dimisión de Inés Rojas de la Presidencia en favor de la lista política más votada en las pasadas elecciones.
Aplicando esta fórmula se designó a Rojas como presidenta al quedarse Paco Cabrera sólo ante el peligro el verano pasado cuando destituyó a los consejeros de Coalición Canaria. Tuvo que intervenir la Junta Electoral Central para indicar a la Primera Institución el mecanismo para designar al dirigente del Cabildo, al ser imposible recurrir a una moción de censura, procedimiento usado en febrero para destituir a María José Docal.
Y así, con las elecciones de 2007 a la vuelta de la esquina, porque apenas queda un año, la formación que arrasó en los pasados comicios, se centra ahora en desestabilizar la presidencia de Rojas para desprestigiar a la Asamblea por Lanzarote. Al PIL lo mismo le da quién gobierne en el Cabildo. Lo importante es que no sea ningún consejero que llegara a formar parte de la formación. Al fin y al cabo lo que cuenta es que el electorado no recuerde los avances del último año de legislatura como un logro de Inés Rojas.
Cabe citar aquí las palabras pronunciadas por Guerra en el salón de plenos para valorar en toda la medida que le corresponde el tono que quiere imponer el PIL en su cruzada contra la presidenta de la Corporación insular. "No nos extraña que no sólo traicionara a los votantes del PIL y a sus compañeros de partido, sino que se atreviera incluso a infringir la legalidad vigente para saciar sus ansias de poder y de protagonismo público ocupando un cargo que según la ley no le correspondía a ella".