Machín y las palmeras (por Carlos Espino)

Nunca se me ocurrirá quejarme de la crítica legítima a la que, como cargo público, estoy sometido. Incluso cuando sea incierta o directamente falaz y malintencionada, pues va con el cargo. Por eso no he querido entrar en polémicas, ...

13 de septiembre de 2006 (08:32 CET)

Nunca se me ocurrirá quejarme de la crítica legítima a la que, como cargo público, estoy sometido. Incluso cuando sea incierta o directamente falaz y malintencionada, pues va con el cargo. Por eso no he querido entrar en polémicas, ...

Nunca se me ocurrirá quejarme de la crítica legítima a la que, como cargo público, estoy sometido. Incluso cuando sea incierta o directamente falaz y malintencionada, pues va con el cargo. Por eso no he querido entrar en polémicas, más que estériles estúpidas, a raíz de las constantes declaraciones del Alcalde de Tinajo sobre la prohibición de utilizar hojas de palmeras en la decoración de ventorrillos y carros en la fiesta de Los Dolores. Debo, sin embargo, salir al paso de esas declaraciones por cuanto suponen de desprecio al esfuerzo que los lanzaroteños estamos haciendo y al factor de riesgo que implican.

Desde que se detectó el picudo rojo en Canarias, la Consejería de Medio Ambiente del Cabildo apostó por medidas preventivas, dado que hasta el momento Lanzarote se veía libre de la plaga, pero teniendo en cuenta la existencia de la misma en Fuerteventura.

Y es la situación de Fuerteventura, que de los dos focos iniciales ha pasado a cinco, la que nos anima a seguir perseverando en sostener unas medidas que originan enormes molestias a los ciudadanos y una notable carga de trabajo a la administración, pues cada operación de poda, tala o plantación requiere de una autorización del Área de Medio Ambiente.

No puedo dejar de destacar la ejemplar reacción de los artesanos de la palmera que, a pesar de lo que les afecta esta situación, han manifestado una comprensión digna de reconocimiento y elogio. No puede dejar de recordar el comportamiento ejemplar de los cientos de ciudadanos que avisan al Área de Medioambiente cuando observan trabajos que pudieran estar haciéndose sin el amparo de la preceptiva autorización o que dedican su tiempo y esfuerzo a solicitar reglamentariamente la misma.

Despreciar ese esfuerzo colectivo, con declaraciones que atribuyen a caprichos del Consejero la prohibición del uso de las hojas de palmera merece el reproche público. Más, aún, cuando se le ha explicado a Jesús Machín el riesgo que supone "pasear" con los carros por la geografía insular hojas de palmera que pudieran estar infectadas, o mantenerlas depositadas en los ventorrillos. Más, aún, cuando se le ha ofrecido el asesoramiento de los técnicos para la utilización de otras especies vegetales e, incluso, otro tipo de materiales para recubrir los ventorrillos.

Pero, claro, chocamos con el concepto de "lo nuestro" que algunos manejan. El concepto de "lo nuestro" reducido tan sólo al folclore, como una imagen histórica congelada. Ignora Jesús Machín que lo nuestro, lo de todos, también es un paisaje que no puede entenderse sin palmeras, especie endémica, es decir exclusiva, a las que hay que proteger ante lo que puede ser una auténtica plaga. Qué se puede esperar de alguien que cuando mira hacia la montaña de Timbaiba tan sólo ve un llano que no vale sino para hacer carreras de coches.

Termino, y elijo hacerlo mostrando públicamente, una vez más, mi reconocimiento a la ciudadanía que ha tenido un comportamiento ejemplar y una enorme comprensión ante las medidas adoptadas por el Cabildo y deseando una feliz fiesta de Los Dolores (sin hojas de palmeras).

*Por Carlos Espino, consejero de Política Territorial del Cabildo

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