El gremio de taxistas en la Isla, un gremio muy respetable por cierto, tan o más que cualquier otro existente, agrupa entre profesionales con parada y asalariados alrededor de quinientas licencias, taxi arriba taxi abajo, con lo que a ...
El gremio de taxistas en la Isla, un gremio muy respetable por cierto, tan o más que cualquier otro existente, agrupa entre profesionales con parada y asalariados alrededor de quinientas licencias, taxi arriba taxi abajo, con lo que a nadie le pueda extrañar que en un conglomerado de tal magnitud puedan coexistir, como en cualquier otro conglomerado laboral, profesionales competentes que respetan las normas establecidas y también "garbanzos negros" que como se sabe siempre existen en otras congregaciones laborales, sean o no de servicio público.
Con ello queremos decir que las críticas dirigidas al sector no significan que no puedan ser ciertas, pero que por lógica no significan ni pueden significar que todos los taxistas, todos los profesionales del volante en este ramo, sean iguales. Todos hemos podido ver a taxis que corren más de la cuenta, a denuncias concretas de trato descortés que incluso, en ocasiones, van contra todas las normas de lo que debe ser un servicio público como lo es el taxi. Pero ello no quiere decir, de ninguna manera, que todos los taxis y sus conductores vayan a velocidades excesivas, ni que todos los taxistas sean descorteses e incluso groseros con sus clientes, porque si así fuera la escandalera de los usuarios sería de órdago, partiendo siempre de la base, reiteramos, de que hay más taxistas buenos que malos, como en todo el resto de las profesiones en general.
Con todo esto no queremos hacer un canto a las excelencias de los profesionales del taxi, sean titulares o asalariados, ni tampoco negar la evidencia de estos "garbanzos negros" existentes. Pretendemos dejar las cosas en su sitio para que nadie crea, o afirme, como suele ocurrir, que todos los taxistas corren mucho y todos atienden malamente al público usuario.
Lo que está manifiestamente claro es que el servicio del taxi, tanto el que se sirve en el puerto, en el aeropuerto o en los pueblos es más que importante para los ciudadanos y para los visitantes, con la organización jerárquica entre municipios que todos conocemos.
Deben ser esas organizaciones en unión con las instituciones las que ejerzan su labor de vigilancia para evitar que los "garbanzos negros" de los que les hablamos en la editorial de hoy dejen de actuar impunemente dañando la imagen de todo un colectivo. Si corren demasiado y se puede demostrar, que se les sancione adecuadamente; si incumplen sus obligaciones de cara al público, para ello también están instituidas las facultades sancionadoras. Solamente eso y buena voluntad por parte de todos puede permitir que este respetable colectivo siga funcionando como funciona, bien, con la salvedad, claro está, de solventar sus conflictos por los turnos del aeropuerto. Pero eso es harina de otro costal y motivo para otro comentario.