Los musulmanes y la red «Hawala»

No se puede ni se debe generalizar. Tengo amigos de todas las razas y mantengo exquisito trato recíproco con gentes de diversas étnias y nacionalidades. Especialmente, con musulmanes, y cualquier noticia negativa hacia este colectivo, ...

14 de noviembre de 2005 (14:01 CET)

No se puede ni se debe generalizar. Tengo amigos de todas las razas y mantengo exquisito trato recíproco con gentes de diversas étnias y nacionalidades. Especialmente, con musulmanes, y cualquier noticia negativa hacia este colectivo, no mella ni dificulta las buenas relaciones y la comunicación mútua con respeto. El hábito no hace al monje; en este caso, sí la raza y la religión. El descubrimiento de la red financiera terrorista islámica «Hawala» en España -por parte de la competente y seria Unidad Central de Inteligencia de la Policía española- es seriamente preocupante. Esta estructura cívica de recaudación económica de apoyo a Al Qaeda supone una amenaza para el equilibrio democrático y un peligro para el Estado de Derecho. La red, ilegal al cien por cien, recauda en el total del territorio español millones de euros desde los bolsillos de unos cien mil musulmanes de a pie. Dineros con los que se pagan atentados terroristas. La estructura está compuesta por una telaraña de locutorios telefónicos, carnicerías, tiendas de alimentación y bazares interconectados entre si y coordinados por un célula central . Son decenas, centenares de negocios, en apariciencia normales, los que recaudan y dirigen parte de sus ingresos a Al Qaeda.

Estoy convencido -y así lo creo, a tenor de los comentarios de amigos musulmanes- de que no todos aquellos que profesan la fe en Alá son unos terroristas sino tan solo una excepcional mínima parte. Es más, incluso reprueban y condenan - y condenaron en su momento- los atentados de Al Qaeda y el fanatismo religioso exacerbado que los promueve. Imanes de varias mezquitas y asociaciones musulmanas españolas se manifestaron y se declaran contrarios a la inhumana barbarie y la manipulación coránica que excita ciegamente a una minoría a apoyar y fomentar el terrorismo sangriento contra inocentes propios o ajenos. Pero, ¿cómo saber que el dueño del bazar de la esquina, que tan amablemente nos vende su te moruno, especias o cualquier artesanía, no es uno de ellos? ¿Cómo descubrir si de nuestro importe abonado el tendero musulmán envía o no parte a Al Qaeda a través de la «Hawala»? ¿Estaríamos pues, sin conocerlo, pagando atentados? ¿Debemos renunciar a comprar en establecimientos musulmanes, por si acaso? Lo más grave de todo ésto es, que son unos pocos quienes mediante el miedo, la extorsión, las amenazas; tienen callados a la mayoría de los musulmanes, honrados trabajadores y gentes de buena fe. Ese silencio no delator so pena de torturas, ajustes o muerte; se vuelve en contra de la inmensa mayoría musulmana bienhacedora y temerosa. Un silencio que inconsciente e involuntariamente se convierte en aliado y cómplice del terrorismo islámico. Si estas buenas gentes mahometanas tuvieran plenas garantías legales, colaborarían con la Justicia, cooperarían con las Fuerzas de Seguridad sin miedo alguno ayudando a la detección de terroristas y al desmantelamiento y a la desaparición de sus redes o estructuras.

Lamentablemente, el temor a palizas, secuestros y asesinatos por aportar cualquier dato sobre terroristas y colaboradores es fuertemente visceral. Mucho me temo que seguiremos teniendo silencio y atentados. Pueden surgir por doquier cuando y donde menos se espera. Nadie está a salvo, ni los mismos ceutíes y melillenses, a pesar de ser mayoritariamente solidarios como ejemplos de civismo y convivencia étnico-religiosa. Ignoro si en Ceuta y en Melilla existe la red «Hawala», aunque hipotéticamente podría existir algún colaborador esporádico, porque, si los hay en la península, en las dos ciudades autónomas, también podría ser. Precisamente, por sus peculiaridades, ubicación geográfico-estratégica e idiosincrasia. Por ello, con más razón, se han de extremar la vigilancia y la investigación policiales en Ceuta y Melilla. La lucha contra el sangriento terrorismo islámico fanático será larga y dura mientras «Hawala» siga existiendo.

José Esteban Rico Sogorb

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