Los bodrioplenos

No se nos ha ocurrido otro nombre para definir lo que está sucediendo en las dos principales corporaciones de la Isla, el Ayuntamiento de Arrecife y el Cabildo insular, que denominar "bodrioplenos" las sesiones que se están ...

30 de septiembre de 2005 (22:37 CET)

No se nos ha ocurrido otro nombre para definir lo que está sucediendo en las dos principales corporaciones de la Isla, el Ayuntamiento de Arrecife y el Cabildo insular, que denominar "bodrioplenos" las sesiones que se están ...

No se nos ha ocurrido otro nombre para definir lo que está sucediendo en las dos principales corporaciones de la Isla, el Ayuntamiento de Arrecife y el Cabildo insular, que denominar "bodrioplenos" las sesiones que se están celebrando en los últimos meses. Y que no se nos entienda mal. Por bodrio no queremos significar el contenido de las sesiones, que nos parece muy respetable. Ni siquiera el contenido de los debates, que también. Por bodrio nos referimos a la circunstancia que provoca que se celebren plenos de más de tres, cuatro y hasta cinco horas.

En primer lugar, nuestros políticos, representantes de las dos instituciones, tienen que comprender que es imposible que cualquier ciudadano se pueda "tragar" íntegra una sesión de estas características. De este modo ya están eliminando de golpe la posibilidad de que las personas que les han colocado en esas instituciones, que son a los que representan, puedan estar presentes en los encuentros en los que se aprueban y rechazan aquellas cuestiones que afectan a sus vidas.

En segundo lugar, nuestros políticos, representantes de las dos instituciones, tienen que comprender que someten a la prensa a un estrés imposible de asumir, sólo porque esto ocurre una vez al mes. Y no se trata de una queja, porque al menos este medio hace con gusto el esfuerzo de atender a todos y cada uno de los asuntos que se debatan para luego resumirlo de la mejor forma posible a sus lectores. Se trata de la imposibilidad física y mental de hacer una labor absolutamente fiable al cien por cien cuando se está tantas horas atendiendo a temas que en muchos casos suelen ser farragosos, espesos.

En tercer lugar, nuestros políticos, representantes de las dos instituciones, tienen que comprender que ellos mismos se están perjudicando al incluir tantos asuntos en los plenos. Es imposible que los consejeros del Cabildo o los concejales del Ayuntamiento capitalino debatan al cien por cien no ya los asuntos que han pasado por el trámite de las comisiones informativas sino los muchos que surgen o que se llevan en el orden del día. Lo que ocurrió ayer fue un buen ejemplo. El cansancio y el agotamiento mental provoca que la mayoría esté pensando más en marcharse a comer que en discutir a fondo los asuntos, en darle vueltas.

La solución a esta mala práctica es muy sencilla: que se celebren más plenos al mes. No uno cada tercer o cuarto viernes de cada mes. Al menos dos o tres plenos. No parece demasiado difícil que dos o tres veces al mes sus señorías, los representantes de los lanzaroteños, se puedan reunir en sesión ordinaria o extraordinaria para avanzar o retroceder en aquellos temas que forman parte de la actualidad diaria de un lugar en el que, reconozcámoslo, pasan muchas cosas.

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