"Pasan las horas de hastío
por la estancia familiar,
el amplio cuarto sombrío
donde yo empecé a soñar."
Antonio Machado.
Los cincuenta años quizás no sea la edad ideal para iniciar los entrenamientoscon vista a la próxima olimpiada, pero representan la plenitud de muchas otras tareas que también exigen una cierta preparación. De un tiempo a esta parte nos ha dado por despilfarrar experiencia y cuando alguien llega a dominar su profesión u oficio se le expulsa por la puerta falsa de la jubilación anticipada, que cada día es a más temprana edad.
La jubilación anticipada ha convertido a mucha gente en la flor de su vida en una especie de mueble colocado en cualquier rincón de la casa. Al comprarle la inactividad por unas cuantas monedas se le ha proporcionado una alegría inmediata y una dislocación vital que no todos soportan. La certidumbre de que ya no podrán llegar tarde al empleo acaba por convertirse en un sentimiento melancólico, aunque esté compensado por la garantía de no tener que soportar a esos "jefes", aquejados de estrés y de un gran complejo de inferioridad, que cegados por la ambición primeramente hunden a la empresa para terminar hundidos en la depresión a caer fulminados por un infarto.
Es grave que una persona en plena forma se tenga que convencer de que ya ha hecho todo lo que tenía que hacer en le vida, salvo ver la televisión. Pues son muchos los profesionales que una vez que han sido jubilados pasan la mayor parte del tiempo en su casa, como si al cortarles el hilo del que pendían su vida laboral, les hubiesen cercenado el derecho a vivir la vida.
Es una gran falacia resolver la crisis colocando la etiqueta de "demasiado viejo"cada vez a más temprana edad. Las únicas que se benefician de la jubilación anticipada son las empresas que transfieren el problema a la sociedad, aligerando sus plantillas. Aquellos que ahora ponen la etiqueta de "demasiado viejo", la recibirán a más temprana edad. Ni tampoco vale llamar a los jubilados en la flor de la vida, jubilados de lujo, pues no es ningún lujo estar jubilado.
En aras de la rentabilidad, productividad, competitividad, modernidad... nos están dejando sin vida laboral. La incorporación al primer empleo no cesa de retrasarse y al mismo tiempo nos adelantan la edad real de jubilación. La pregunta clave es si se puede pagar el desempleo a todos los jóvenes de menos de 30 años y pensiones a todos los mayores de 45 o 50 años. Pues aeste paso, casi todos seremos trabajadores eméritos, o más bien, desempleados. Y como dijo el poeta: "¡Ay! Sea por lo que sea, / lo que es es lo que es / aunque ninguno lo crea".
Francisco Arias Solis