¿Qué hacer tras la quiebra de Thomas Cook?

José Carlos Díez
24 de septiembre de 2019 (12:27 CET)

En 2014 organizamos en Lanzarote el Foro Global Sur al que asistieron: el presidente Zapatero el gerente del FMI Michel Camdessus, el presidente del BID Enrique Iglesias, el ministro de economía de Argentina José Luis Machinea, el ministro de economía colombiano José Antonio Ocampo, etcétera. El Foro lo hicimos en los Jameos del Agua, un homenaje a Cesar Manrique que hace cincuenta años ya hablaba de sostenibilidad. Una de las charlas que más me impactó fue la de Antonio Catalán, un empresario que empezó de cero con un hotel en Pamplona y hoy es el presidente de AC global y Marriott España.

Antonio fue muy crítico con el turismo low cost, especialmente con la excesiva dependencia del turoperador y advirtió que el modelo se estaba agotando. En la primera fila estaba Paulino Rivero, entonces presidente de Canarias, Pedro San Ginés presidente del Cabildo desde 2009, las patronales hoteleras y los principales empresarios de la isla. Desde entonces hemos organizado varios foros y en la mayoría se ha tratado la necesidad de modernizar el sector turístico, adaptarse a la digitalización, a los cambios de los consumidores, hacer uso del big data y la inteligencia artificial, desarrollar consultoría para asesorar a otros destinos turísticos en otros países y generar empleos de mejor calidad en Lanzarote y sobre todo priorizar la innovación y la atracción de talento y nómadas digitales europeos para desarrollar nuevas empresas aprovechando las privilegiadas condiciones fiscales de Canarias y su zona ZEC y uno de los mejores climas del mundo y calidad de vida del mundo. Destacaría el Foro que organizamos en 2016 con María Garaña de Google y Cristina Garmendia de Cotec.

Cuando leí la noticia de la quiebra de Thomas Cook mi primera reacción fue de tristeza. Estos gigantes son los grandes protagonistas del milagro turístico español y canario. Ellos vieron el potencial de nuestras playas y nuestro sol, fletaron aviones y anticiparon el dinero para construir muchos de los hoteles de nuestra costa. La quiebra del Thomas Cook supone un cambio de era y la incapacidad de una empresa de adaptarse a los cambios. El sistema capitalista sigue despiadadamente la premisa de Darwin de la evolución. El que no se adapta a los cambios muere y es sustituido por nuevas empresas que ocupan su lugar.

Yo hace más diez años que no compro un paquete turístico organizado y la mayoría de menores de 30 años no lo ha hecho nunca. La causa principal de la quiebra de Thomas Cook es que sus clientes cumplen años y van falleciendo y no consigue nuevos clientes para sustituirlos. La misma causa de las agencias de viajes que siguen usando el sistema de Amadeus para reservar billetes de avión que sigue usando códigos similares a los del MS-Dos que inventó Bill Gates hace cuarenta años.

Thomas Cook es la crónica de una muerte anunciada. Julio César decía que había que mandar remar cuando el viento iba a favor. En los últimos cinco años el sector turístico canario ha tenido fuerte viento de cola. Muchos hoteleros han aprovechado para invertir y mejorar sus hoteles, para reducir su dependencia del turoperador y subir los precios y los márgenes de su hotel. En los dos últimos años las pernoctaciones han caído en Canarias y la quiebra de Thomas Cook intensificará esa caída en los próximos meses.

La reacción a corto plazo ha sido pedir subvenciones para que Ryaniar siga operando en la isla y que Aena deje de cobrar las tasas aeroportuarias. Son medidas de urgencia pero la crisis es estructural. Si el modelo de Lanzarote es competir con Turquía o el Caribe y hacerlo más barato los salarios en Lanzarote estarán próximos a Turquía y México o el modelo no será viable.

La clave es hacerlo mejor y a buen precio pero nunca ser el más barato. Siempre hay alguien dispuesto a hacerlo más barato que tú. Para reducir la dependencia del turoperador hay que tener equipos con experiencia en fidelización de clientes, nativos digitales y habituados a trabajar con herramientas de big data e inteligencia artificial. Hay que desarrollar la marca, hay que identificar la marca a calidad y a valores que demandan los clientes, especialmente la sostenibilidad y los ODS de naciones Unidas. Las grandes cadenas ya lo hacen. Las medianas y pequeñas o se unen y aprenden a cooperar para hacerlo o para preservar el empleo y los salarios es mejor mantener la propiedad y meter una franquicia de una marca que te permita hacerlo. Los que no hagan nada acabarán quebrando como Thomas Cook.

Hay que crear empresas que den servicios de este tipo a los hoteles de Lanzarote. Y luego esas empresas deben irse por el mundo a vender esos servicios a otros hoteles en otros países. Silicon Valley era un desierto hace cincuenta años y hoy es el centro tecnológico mundial y pagan los mejores salarios del mundo. Hay que potenciar centros de innovación como Magma y hacer crecer ese ecosistema. Igual que Lanzarote tiene un clima privilegiado para venir de turista lo tiene para venir a trabajar. Hoy los nómadas digitales pueden trabajar en remoto, la isla tiene buena conectividad con las principales ciudades europeas y la zona ZEC ofrece unos beneficios fiscales insuperables.

Hay que poner placas fotovoltaicas en los tejados del hotel para reducir el coste de la electricidad y conseguir hoteles 100% sostenibles como imagen de marca para atraer turistas europeos cada vez más comprometidos con la lucha contra el cambio climático, como lo estaba Manrique hace 50 años. Hay que poner molinos para aprovechar el viento y cubrir la demanda de electricidad por la noche cuando no hay sol. En pocos años las baterías de acumulación eléctrica serán rentables y los coches eléctricos tendrán precios asequibles y la tecnología permitirá cumplir el sueño de Manrique de cero emisiones en Lanzarote.

Una opción respetable y justificada es la queja y el lamento. Ahora quiebra Thomas Cook y descubrimos que hemos perdido unos años preciosos para adaptarnos al cambio. Otra opción es ponerse a trabajar, poniendo las luces largas, soñando un Lanzarote más sostenible social y ambientalmente y transformar esta crisis en un oportunidad. ¿Tú cuál eliges?          

 

 Por José Carlos Díez, Profesor de Economía 

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