Un día de Canarias sin identidad

Jaime Bethencourt
29 de mayo de 2018 (08:07 CET)

     Pasando por alto las dudas sobre la conveniencia de hacer coincidir el Día de Canarias con la constitución de un Parlamento delegado y de limitadas competencias, el 30 de Mayo en su pretendida proyección de onomástica de los canarios, lejos de convertirse en una fecha para la reafirmación identitaria y de reafirmación de la canariedad, ha sido convertida por el Gobierno canario en una escenificación ordinaria y  vacuamente folclórica de la realidad canaria, quedando muy alejada de nuestras verdaderas raíces históricos -culturales y ajena a la compleja realidad de sometimiento que afecta al conjunto de canarios.

     En su acostumbrada indefinición ideológica, el gobierno ha acuñado para esta celebración un impreciso lema de "Somos únicos", referida a los canarios, para luego añadir, "por la existencia de una enorme concentración de talento", cualidad esta que tampoco se atreven a definir".

     Ello nos lleva a pensar que en su extravío político y de personalidad, el ejecutivo de Coalición Canaria no sabe o no quiere enumerar cuáles son las señas que identifican al País Canario, y menos aún cuales son aquellos factores que hay que cuidar y potenciar, huyendo de tal forma verse comprometido a asumir cualquier carácter reivindicativo para el Día de Canarias tal como exigiría una coherente posición de reafirmación de la canariedad hacia nosotros mismos y más allá de nuestras fronteras.

     Siendo inasumibles las coordenadas con la que el gobierno gestiona este nuevo Día de Canarias, resulta altamente coherente con su escaso compromiso para defender un proyecto de subsistencia social y cultural de la Nación Canaria.  El patrimonio histórico y arqueológico se encuentra abandonado a su suerte, la promoción de la creación artística se limita a los agentes aduladores del Ejecutivo, la desidia gubernamental ha convertido a las dos universidades en expendedurías de fracaso escolar, y los contenidos  canarios los han relegado a materia subsidiaria y marginal en las aulas para crear esos otros analfabetos que desconocen la historia o el medio natural y social en el que viven. Súmese el hecho contrastado de que los responsables culturales de ese mismo gobierno, para escarnio, equivocan o desconocen la identidad de personalidades de la canariedad tales como la familia Millares o el doctor Chil y Naranjo.

     La inexistencia de estímulos para la pervivencia de nuestros rasgos diferenciales y la pérdida de los mismos, tiene su otra cara que es la dependencia política y económica que lastra el bienestar de nuestra gente, y que este gobierno también silencia en la conmemoración de este 30 de Mayo. 

     Muy al contrario de la defensa que le obliga en el pretendido día de los canarios, en vísperas del 30 de mayo, el gobierno, ante los actuales acontecimientos políticos en la metrópoli, deja patente su complejo de colonizado, haciendo declaración pública de pleitesía al españolismo y al anticanarismo, colocándose junto a las posiciones políticas más retrógradas, causantes, precisamente, de que los canarios mantengan su detestable y secular cautividad social, laboral y cultural.   

     La merecida distinción al escritor Ángel Sánchez o el momentáneo rescate del confinado grupo musical Taburiente como partes amables del programa, hay que entenderlo como un intento inútil de salvar una celebración insustancial y anodina, convertida es esperpéntica en el caso de la programada confección de un puchero a manos de un restaurador foráneo.

 

Jaime Bethencourt Rodríguez, Del Secretariado Nacional de Intersindical Canaria

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