Entrena tu memoria

Por Rosmary Romero Romero ¿Quién se queja de su memoria? ¡Prácticamente todo el mundo! O por lo menos, el 90% de la personas, en algún momento determinado, se queja o se preocupa por su memoria, cualquiera que sea su ocupación, o su nivel de estudios. Sin ...

4 de marzo de 2010 (03:57 CET)
Por Rosmary Romero Romero
¿Quién se queja de su memoria? ¡Prácticamente todo el mundo! O por lo menos, el 90% de la personas, en algún momento determinado, se queja o se preocupa por su memoria, cualquiera que sea su ocupación, o su nivel de estudios. Sin ...

¿Quién se queja de su memoria? ¡Prácticamente todo el mundo! O por lo menos, el 90% de la personas, en algún momento determinado, se queja o se preocupa por su memoria, cualquiera que sea su ocupación, o su nivel de estudios. Sin embargo, hay momentos en la vida en que este temor adquiere mayor relevancia. En la mayoría de los casos, la inquietud se basa en hechos banales de la vida cotidiana: "No consigo relacionar un nombre con una cara, ya no recuerdo los números de teléfono, etc."

La impresión dominante es que, a medida que nuestra edad avanza, más no preocupa nuestra memoria. De forma automática, como si se tratara de algo seguro, nos decimos: "Me estoy haciendo mayor, por eso estoy perdiendo la memoria?". Sin embargo, excepto en casos de enfermedad neurodegenerativa, la memoria, simplemente, se va haciendo más lenta.

En este sentido, los neurocientíficos han comprobado que la pérdida de memoria de corto plazo no se debe a la edad o que las neuronas se mueran o no se regeneren, sino a la reducción del número de conexiones entre sí de las neuronas o ramas de las neuronas.

Y, esto sucede por una sencilla razón: falta de uso. Así como se atrofia un músculo sin uso, las ramas de las neuronas (dentritas) también se atrofian si no se conectan con frecuencia, y la habilidad para retener y recordar se reduce.

Además, hay acontecimientos a lo largo de la vida que nos afectan y pueden perturbar el funcionamiento de la misma: cambios (jubilación), disgustos (perdida de algún ser querido), rupturas (divorcio), problemas de salud y emocionales(fatiga, hipotiroidismo, malnutrición, ingesta de determinados medicamentos, ansiedad, depresión?), etc., que pueden afectar al funcionamiento de la memoria y disminuir notablemente su eficacia.

No se puede olvidar, además, que al ser la memoria un mecanismo tan extraordinariamente complejo, todos estos fenómenos pueden combinarse y aliarse contra ella, por eso es muy importante no guardarse para uno mismo la preocupación, y buscar cuanto antes la causa del problema de falta de memoria. Y es que, no podemos recordar todo aquello que hemos aprendido,vivido osentido, y en muchas ocasiones esto se debe, además de lo dicho anteriormente, a: el tiempo trascurrido desde que ocurrió el aprendizaje, por no repetir la información que recibimos, por interferencias con nuevas informaciones, por una deficiente percepción o falta de atención (el 70 u 80% de los olvidos), por falta de motivación o interés.

Estos lapsus, se tratan de señales de alarma que nos envía nuestra memoria, y que pueden llegar a angustiarnos hasta el punto, de hacernos perder la confianza en nosotros mismos y dejarnos aislados. Y ése sí es un gran peligro.

En todo caso, la memoria se puede trabajar y desarrollar a cualquier edad, igual que ocurre con nuestro cuerpo (en el gimnasio). Pero, ¿cómo prevenir el deterioro de nuestra memoria? La mejor medicación, "ejercitándola".

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