En Memoria de Juan José Morales Martín

Por León Andrés Fajardo de Armas En el principio de todas la cosas, el mar. Casi veinte años atrás, un amor de adolescencia, unos amigos, y los riscos de Puerto Calero. Aquel niño, cual "carabina" en medio de un nuevo amor no se apartaba de ...

13 de junio de 2011 (22:10 CET)
Por León Andrés Fajardo de Armas
En el principio de todas la cosas, el mar. Casi veinte años atrás, un amor de adolescencia, unos amigos, y los riscos dePuerto Calero. Aquel niño, cual "carabina" en medio de unnuevo amor no se apartaba de ...

En el principio de todas la cosas, el mar. Casi veinte años atrás, un amor de adolescencia, unos amigos, y los riscos dePuerto Calero.

Aquel niño, cual "carabina" en medio de unnuevo amor no se apartaba de su hermana. Tímido, infantil, acompañaba aquella "pandilla" en asaderos, acampadas y fiestas. Torpe en la brazada, se transformaba en un ágil pez, cuando su diminuto cuerpo desaparecía de la superficie marina. Nosotros en los riscos comiendo, y de las aguas surgía aquel chinijo,pulpo en la mano, mostrando sus hazañas una y otra vez, sorprendiendo a aquellosveinteañeros poco hábiles en tales lides. No hubo esfuerzo alguno, pues la complicidad del amigo llegasin ser pretendida, y pronto el crío, fue hombre,un semejante que dejó de ser alumnoy se transformó en un maestro de la vida. Amar, sentir, evolucionar, dar, un hombre dispuesto a redefinirse cuando otros abandonamos. Elegir una nueva profesión, amigos por doquier, compromiso colectivo, competitivo, HUELLA.

Incapaces de dar por perdida esta batalla, nos aferramos a la idea de que estamos en medio de una horrible pesadilla, pronto despertaremos, y el bueno de Juanjo, continuará con su vida, sentando cátedra de superación, recién destinado desde Palma de Mallorca pronto volverá a hacer las maletas, iniciando su etapa como Guardia Civil de Tráfico, fuera de su tierra nuevamente, pero eso si?..por poco tiempo pues aun sin conformismo futuro, su elección es y ha sido siempre Lanzarote, su familia, su novia, sus amigos, su gente.

El destino me situó en su camino, afortunado soy, de ser minúscula parte de su corta pero intensa existencia, abrumado por el pesar, pero celebrando su vida, pues hoy, lejos de acentuar esta despedida e intentar darle un carácter religioso, he asistido a una ceremonia, una misa increíble, que se tornó enreencuentro, en satisfacción por el privilegio de haber podido, formar parte de aquel enorme grupo de personas que unidas acompañaban a su familia y a sus compañeros de trabajo, algo que ninguno de los asistentes olvidará.

El desenlace no puede ser el mar, debe ser un nuevo comienzo, un reinicio para formidables. Formidables como nuestro niño, nuestro amigo Juanjo.

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