Vergüenza, indignación, orgullo

Diego Arrebola Gómez
26 de noviembre de 2014 (11:29 CET)

Siento una gran vergüenza por pertenecer a un país rico, que tiene graves problemas de desnutrición infantil.

Siento vergüenza por pertenecer a un país rico, con varios millones de parados, muchos de los cuales no reciben prestación para vivir dignamente.

Siento vergüenza por pertenecer a un país rico, en el que todos los días se ejecutan desahucios injustos, mientras los bancos disponen de infinidad de viviendas vacías.

Siento vergüenza por pertenecer a un país rico, donde cada vez hay más pobres y es mayor la desigualdad, sin más motivo que la injusticia.

Siento vergüenza por pertenecer a un país con tan alto grado de corrupción conocida, y lo que te rondaré morena si apareciera toda.

Siento indignación por pertenecer a un país donde sale lucrativo ser corrupto porque hay un alto grado de impunidad, la justicia no es efectiva y no se devuelve el dinero robado.

Siento indignación porque, a través de la opacidad, los políticos roben mi dinero y me tomen el pelo con las rocambolescas explicaciones que dan y los paripés de transparencia cosmética que adoptan.

Siento indignación por pertenecer a un país donde hay tanta gente rica insolidaria que no paga impuestos.

Siento indignación porque la constitución se use para lo que interesa y se hayan olvidado de los derechos de los ciudadanos.

Siento indignación porque, existiendo, no se tomen medidas para solucionar estos problemas y los dirigentes me engañen y me tomen por imbécil, acudiendo siempre a las mismas mentiras.

Siento orgullo de pertenecer a un país donde hay gente como Teresa Romero o Miguel Pajares.

Siento orgullo de pertenecer a un país donde la unidad familiar amortigua en parte los problemas que tenemos.

Siento orgullo de pertenecer a un país donde hay gente solidaria, que da su dinero y su tiempo desinteresadamente, aunque pienso que la caridad no debe sustituir nunca a la justicia.

Siento orgullo de pertenecer a un país donde se forman mareas, plataformas, ONGs, asociaciones… para conjuntamente luchar por nuestra dignidad.

Siento orgullo de pertenecer a un país donde hay gente que no se ha resignado, y está luchando y manteniendo la ilusión porque las cosas cambien y mejoren.

Quiero enarbolar, con orgullo, una bandera simbólica por toda la gente que lucha, aportando su grano de arena, por un mundo mejor y más justo.

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