¡Por fin!

Diego Arrebola Gómez
29 de agosto de 2014 (15:25 CET)

¡Hurra! ¡Hurra! ¡Hurra! Tres hurras por el PP porque por fin un partido capta los aires de regeneración democrática que demanda la sociedad y ha anunciado la primera medida en ese sentido. ¿De qué medida se trata? ¿Reforma de la constitución, de la justicia, de la educación, de la ley tributaria...? Frío como el agua del río. ¿Persecución de la corrupción, desaparición de los paraísos fiscales, competencia y responsabilidad de los políticos, transparencia, fin de los privilegios, de los aforamientos, del clientelismo, del nepotismo, de las desigualdades, revocatorios, etc, etc, etc? Frío, frío como el agua de un río siberiano en pleno invierno.

¿Pero cómo es posible que a estas alturas todos ustedes no sepan cuál es el primer gran problema de regeneración que debemos afrontar? Pues sí señor, es la reforma de la ley electoral en su apartado municipal, de manera que, en determinadas circunstancias, con el 40% de los votos emitidos, se pueda obtener la mayoría absoluta. ¡Magnífica medida! Así, si nos fijamos en las elecciones del 2011, donde hubo una abstención del 33,77 %, nos encontramos que con el 26,5 % de los electores puedes alcanzar la mayoría absoluta. Gran avance para que la pluralidad de esta sociedad esté representada en las instituciones. Además conseguimos que los políticos no tengan que estar bien preparados y no necesiten capacidad de diálogo para llegar a consensos con opciones diferentes. No debemos exigirles tanto. Por supuesto que a nadie se le ocurra pensar que esta medida se toma porque le conviene al PP. En absoluto. Esto se hace en aras de la regeneración.

Pero hay un problema, y es que los demás partidos parecen que no quieren secundarla, incluido el PSOE, que en ocasiones deseaba medidas parecidas. Yo creo que todos debemos animar al PP a que, a pesar de ello, no dé marcha atrás y utilice su mayoría absoluta para sacarla adelante. Los creyentes que recen en sus respectivas religiones, los demás que crucen dedos, envíen correos de apoyo, mensajes, tweets, wasaps,...no vaya a ser que se nos escape esta gran oportunidad. Porque lo peor no sería perder esta medida, sino todas las que vendrían a continuación en vista del camino iniciado.

Dejando la ironía paso a hablar en serio. ¿Cómo es posible que creamos que se puede seguir funcionando igual que hace 30 años, o incluso como en la época de la Restauración, con el simple turno de partidos, si estamos peor que nunca? Ahora el pensamiento único dice que lo sensato es el bipartidismo entre conservadores y socialdemócratas. ¿Lo sensato para quién? Para el capital, claro está, que es quien en realidad manda. Sabe que, aunque existan diferencias de matices entre ellos, ninguno va a pasar las líneas que les marcan. Te dejan dos opciones para que el recorrido de tu enfado solo pueda ser de Pinto a Valdemoro y de Valdemoro a Pinto, a la abstención o a opciones que la ley electoral castiga para que tengan complicadísimo gobernar. Pero no se dan cuenta que el niño ha crecido y que necesita que le cambien la ropa porque si no le estallará. 

No tomaron nota del 15M porque no se organizaron políticamente y creyeron que no les iba a perjudicar. Ahora aparece un partido que no ha ganado nada todavía, que está formándose, que anuncia que no se presenta a muchos ayuntamientos, con un futuro incierto y por definir y, a pesar de ello, a algunos les entra el nerviosismo y actúan a la carrera. ¿Por qué? ¿Porque creen haberle visto la patita al lobo? ¿Y cuál es su respuesta? En lugar de analizar seriamente el fenómeno e intentar contrarrestarlo con lo que se está pidiendo, recurren a la ley para hacer cacicadas (legales, pero, en mi opinión, injustas). ¿Qué confianza tienen en todo lo que dicen propagandísticamente cuando tienen que recurrir a esto? Ahora están empezando a subirse al carro de lo que ellos llaman regeneración pero, o no entienden, o no quieren entender, o solo quieren aprovechar la situación en su beneficio. Lo que hace falta son soluciones a la situación actual y no palabrerío. ¿O sí lo saben, pero su modelo no puede darlas?

Si creen en la democracia ¿por qué ponen traba a la igualdad para todas las opciones? Yo no soy experto en economía, pero es de sentido común ver que la situación está muy mal y que ambos partidos han tenido muchas oportunidades para resolverla. No lo han hecho, e incluso estamos peor que antes. Su política está diseñada para favorecer a los activos financieros y no a las personas. Si tanta fe tienen en lo suyo ¿por qué no quieren, al menos, dejar la posibilidad de que la ciudadanía pueda equivocarse? 

En cuanto a la Ley Electoral es evidente que necesita una reforma profunda porque es muy injusta. Mi opinión, que algunos o muchos de ustedes no compartirán, consiste en que sólo creo en una persona un voto con igualdad matemática absoluta. Mientras más se aleje de eso, para mí es más imperfecta y supondrá una imagen distorsionada de la realidad, que establece abismos entre el pueblo y sus instituciones en las que una parte de la ciudadanía no se siente representada. Los argumentos de gobernabilidad y demás que se esgrimen las considero excusas interesadas. Aparte del valor del voto hay otro apartado, que para mí es irrenunciable, porque si no éste no tiene valor. Es el compromiso, mediante ley, del cumplimiento del programa electoral. ¿Díganme qué votamos si la persona elegida no está obligada a cumplirlo? ¿Por qué no se aborda una reforma en profundidad, con tranquilidad, hacia una democracia más auténtica, en lugar de seguir pensando que seguimos siendo menores de edad, fáciles de engañar, y que podemos seguir funcionando con una democracia anacrónica?

Un ciudadano/a un voto y no un euro un voto, que es lo que tenemos ahora.

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