¡Qué desgracia la mía! No tengo quien me denuncie. Es que aquí, el que no tiene una demanda en los juzgados, no es nadie, por lo menos en la política.Pobre de aquel, que se levante por la mañana y no tenga que pasar por los ...
¡Qué desgracia la mía! No tengo quien me denuncie. Es que aquí, el que no tiene una demanda en los juzgados, no es nadie, por lo menos en la política.
Pobre de aquel, que se levante por la mañana y no tenga que pasar por los juzgados a justificar los desmanes, que sus hasta ayer, amigos de gobierno, proclaman a los cuatro vientos. Es que no se escapa ni el gato.
Se ha puesto de moda tirar para los juzgados. Cada vez que algún político se mosquea, y decide plantarse delante de una cámara de TV o un micrófono de radio y contar las verdades del barquero.
Lo gracioso, pero jodido, de este asunto, es que en el fondo, tanto unos como otros, parecen tener razón o como mínimo indicios de verdad. Una tras otra, las denuncias se van admitiendo por parte de la Justicia, con lo que ello significa: algo de prueba habrá, cuando se deciden investigar.
Entre tanta denuncia: Yo te denuncio, tú me denuncias, todos nos denunciamos, demuestran que entre los políticos, se conocen demasiado bien, y cada cual parecer saber de las vidas ocultas del contrario. Tanto tiempo juntos repartiéndose el pastel, terminan por saber de qué pata cojea cada cual y claro, mientras son compañeros de gobierno todo son flores y mirar para otro lado, ahora, cuando llega el desamor, ¡amigo, aquí no ahí cariño que valga! Y como suele pasar, se pone en marcha el ventilador y la porquería sale disparada en todas las direcciones.
Sorprende ver, a los que hasta ayer eran íntimos, hoy son enemigos a muerte, cuando lo único que ha pasado entre tanto, es que unos dejan el poder y otros se encaraman a él. Eso sí, los del PIL, siempre ganan, los echan para quedarse, parecieran el comodín de la partida que todos quieren tener, y cuando no te toca, peste sobre ellos.
Tendremos que ir acostumbrándonos a términos como: prevaricación, cohecho, imputado y hasta diligencia, cosa, que yo pensaba, que era un carro tirado por caballos y ahora me entero que también significa que un juez ordena un trámite administrativo. ¡Coño, lo que aprende uno!
¡Y lo que te rondaré morena! De aquí a las próximas elecciones. Qué pena, que no hayan elecciones cada mes y así poder enterarnos, de lo que se cuece en los calderos de las administraciones. Nada mejor, que unas elecciones a la vista, para que a los políticos les entre el virus de la denuncitis y no dejen títere con cabeza. Pudiera dar la impresión de que estamos rodeados de cuatreros y piratas, dispuestos a asaltar las dependencias públicas y desvalijar la caja de los caudales públicos.
Los socialistas, denuncian que los de coalición prevarican para hacerles un favor a unos cementeros. Los de coalición acusan a los socialistas de ponerlo todo a treinta mil, y hasta se acuerdan de que alguien, se fue a la China. Los del PP, le clavan a Carlos, el capo socialista, la espina, por una cocina, que al parecer, ni la del Zar de Persia. Para terminar el ramo, un periodista, que se siente ofendido, porque se hace público lo cobrado de la saca del Cabildo, le planta cara o mejor dicho, le jinca una querella, a todo lo que se menea, PP, CC, PIL y PNL. No se escapan de la pluma ilustrada del ofendido columnista.
Esto, es lo que está pasando en esta isla en los últimos tiempos. Todos contra todos, tonto el último. Lo de los juzgados, empieza a ser algo digno de estudio, de esos de a treinta mil, habrá que ir pensando, abrir una franquicia judicial, en la planta baja del Cabildo, para que sus dirigentes, no pierdan el tiempo en ir y venir a la Medular.
Cuando han estado tanto tiempo juntos, se termina por saber hasta de qué lado de la cama se duerme o en este asunto, los políticos de Lanzarote, a denunciarse las trampas escondidas debajo de la cama y silenciadas para mejor ocasión.