No es un cambio de época, es una época de cambio

David Toledo NIz
25 de noviembre de 2015 (09:25 CET)

Escuchaba decir el otro dia a Ana Oramas, que no se trata de un cambio de época sino una época de cambio, y tiene toda la razón. Vivimos bajo un sistema ineficiente, anacrónico, y me aventuro a decir que casi deslegitimado. Un sistema creado tras un período dictatorial, en el que poco más pudieron hacer los "padres de la Constitución" dadas las circunstancias que corrían por aquel entonces donde salíamos de una dictadura para intentar crear las bases de un sistema democrático. Hasta ahí, todo puede llegar a entenderse.

Pero hay cosas que caen por su propio peso. Como la forma en la que se creó el estado de las autonomías."No sabemos con certeza si es un Estado unitario o federal o un tipo intermedio. La Constitución no se define en este punto ni acuña un nombre distintivo que caracterice la peculiar estructura del Estado español, en contraste con la Constitución de 1931 que lo denominó "Estado integral". (Sinopsis artículo 137). No es lógico que primero redactes una constitución la cual recoge el sistema político de un estado y a posteriori te sacas de la manga un modelo autonómico para ese estado, es algo "raro". A pesar de que siempre he escuchado que las casas no se empiezan por el tejado, parece ser que el Estado Español sí.

Pero bueno, se trataba de implantar un modelo democráticotras un periodo dictatorial y se hizo con la redacción de la constitución, la creación del sistema bicameral, el pluralismo de partidos políticos, los derechos cívicos, de expresión, etc. Una vez establecido el sistema político español a pesar de sus pros y contras, se empieza a ver las primeras roturas en la costura, y las elites políticas empiezan a hablar de reforma.

Las instituciones comienzan a degenerar en un debate interminable sobre su reforma y acaban por no reformarse nunca, hasta que se desprestigian. El estado Español cae entonces en un cinismo político y una desafección de la democracia que nos produce pavor. Parece que en el Estado Español cae en una especie de giro atemporal que nos ha teletransportado a la Italia de los ochenta donde la situación era similar.

Llegamos entonces al 20D y con todo lo que nos ha caído en más de treinta y cinco años de un sistema obsoleto; ¿Qué hacemos? ¿Seguimos degenerándonos en este debate interminable?, o ¿somos lo suficientemente maduros para instar a que se reforme un sistema que con el paso del tiempo cada vez está más deteriorado?

Canarias no puede dejar de estar en ese debate, tenemos la obligación de consensuar el modelo de Estado al que vamos a girar, por ello es tan importante que el nacionalismo canario este en el Congreso y este en el Senado. Ni se trata de un tie break a modo de tenis, ni de un approach a modo de golf, se trata de un partido a gol de oro, quien marque primero gana.

Reescribamos nuestro presente, para optar a un mejor futuro.

 

Por David Toledo Niz, Politólogo. 

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