Tercera lección socialista: La Austeridaz

Sorprendidos nos hemos quedado todos los que vivimos en pisos de 60 metros y nuestros sueldos casi no cubren las necesidades de cada mes al leer en diferentes medios de comunicación la pasada semana lo que nos había costado la ...

18 de febrero de 2008 (05:14 CET)

Sorprendidos nos hemos quedado todos los que vivimos en pisos de 60 metros y nuestros sueldos casi no cubren las necesidades de cada mes al leer en diferentes medios de comunicación la pasada semana lo que nos había costado la ...

Sorprendidos nos hemos quedado todos los que vivimos en pisos de 60 metros y nuestros sueldos casi no cubren las necesidades de cada mes al leer en diferentes medios de comunicación la pasada semana lo que nos había costado la mudanza de un "socialista" defensor de la clase obrera española como es Fernández Bermejo ( 250.000 euros ).

Desgraciadamente esto no es nada nuevo, ya que actos recientes como la reforma de la Mareta, cancha de baloncesto incluida para ZP, (9.000 euros) o viajes en helicóptero para que el ministro de Industria de Clos pueda degustar suculentos platos en el Bulli de Ferra Adriá.

Eso en lo que Mariano Rajoy denominó hace unos días como "el socialismo de los millonarios" vuelve a estar de actualidad. Ya no sólo por las suculentas cuentas corrientes de los artistas que apoyan a ZP, en esa plataforma llamada PAZ (ahora sabemos qué buscaban hace cuatro años cuando se situaban detrás de una pancarta del mismo nombre) sino por los caprichos que, durante estos apenas cuatro años, han permitido darse los miembros del Gobierno.

El último caso que hemos conocido tiene como protagonista al ministro de Justicia. El antojo de Fernández Bermejo de cambiarse de casa a solo dos meses de las elecciones y sin saber si tendrá cartera ministerial en un, cada día menos creible, Gobierno Socialista. Alegan que todo esto se hizo por motivos de seguridad, pero lo único que sabemos es que el ministro se gastó con dinero de todos los españoles 250.000 euros en la reforma de un super ático en centro de Madrid.

Muchos ejemplos hemos tenido en lo que significa "derroche de fondos públicos". No es el único despilfarro del PSOE, derroches que nada tienen que ver con aquel Código del Buen Gobierno aprobado por el Consejo de Ministros el 18 de Febrero de 2005, en el que sus miembros se comprometían a "administrar los recursos públicos con austeridad" y no hacer "un uso impropio de los bienes y servicios que la Administración General del Estado pone a sus disposición por razón del cargo".

Poco caso se hizo de esa declaración de buenas intenciones ya que en el mismo año Zapatero y su familia gastaron con dinero nuevamente de todos los españoles (272.000 euros), en reformar la Mareta. Nunca antes se había realizado estas obras, y mire que ha tenido huéspedes tan ilustres como jefes de gobierno de medio mundo o la misma Casa Real española. También se realizaron obras de climatización en la piscina de La Moncloa capitaneadas por la mujer de Zapatero por un valor de 17.000 euros. En el 2006, el presidente se reservó 500.000 euros de los PGE para cambiar todo el mobiliario del Palacio de la Moncloa.

Hacer uso del avión oficial para gestiones privadas o de partido es otra de las malas costumbres que tienen los socialistas. El avión presidencial ha sido utilizado en varias ocasiones por Zapatero para irse de compras con su mujer y sus hijas a Londres, para ver la actuación de su esposa en una ópera en Berlín y, más recientemente, para desplazarse a Uruguay y Argentina en campaña electoral para cautivar el voto emigrante.

Desgraciadamente, tenemos más ejemplos, y no ha sido el presidente el único que se ha beneficiado de los dineros públicos. María Antonia Trujillo no se corto ni un pelo y pidió un helicóptero del 112 porque le había picado un insecto estando en Badajoz. También Magdalena Alvarez "flamante ministra de Fomento", ha utilizado en más de una ocasión viajes oficiales para asuntos muy personales, el último, un viaje a París relacionado con las políticas europeas de transporte fue aprovechado por la misma para hacer compras y cambiar su fondo de armario en las tiendas mas glamourosa de la capital francesa.

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