Soria se burla de Canarias cuando habla de "garantías plenas"

Por Yaiza Miranda Lo que se conoce como "Seguridad Petrolera", es un conjunto de medidas para evitar y minimizar los vertidos. Vertidos que son normales e inevitables en esta actividad y no una excepción a la regla. Estas medidas solo evitan males ...

27 de febrero de 2012 (19:32 CET)
Por Yaiza Miranda
Lo que se conoce como "Seguridad Petrolera", es un conjunto de medidas para evitar y minimizar los vertidos. Vertidos que son normales e inevitables en esta actividad y no una excepción a la regla. Estas medidas solo evitan males ...

Lo que se conoce como "Seguridad Petrolera", es un conjunto de medidas para evitar y minimizar los vertidos. Vertidos que son normales e inevitables en esta actividad y no una excepción a la regla. Estas medidas solo evitan males mayores pero no existe hoy en día la tecnología para impedir que, en ningún caso, se produzcan los dañinos derrames, con lo que petróleo y vertidos son un binomio inseparable.

En el documento sobre la "Protección del medio ambiente en la perforación de sondeos exploratorios marinos" remitido por Repsol-YPF al Ministerio de Industria, la propia multinacional reconoce un amplio listado de riesgos en las perforaciones. Ente ellas, la posibilidad de que en los sondeos se produjeran derrames" o "erupciones" de petróleo frente a las costas de Lanzarote y Fuerteventura.

Conviene recordar el historial de REPSOL, que declara haber provocado un total de 6.985 vertidos en tan solo en los cuatro años que van de 2006 a 2010, con un total de 7.499 toneladas derramadas. Destacar que estas cifras se corresponden con vertidos "menores", en ausencia de accidentes graves.

En uno de estos vertidos, el producido en la plataforma Casablanca, situada frente a las costas de Tarragona, se vertieron entre 30.000 y 60.000 litros (según REPSOL) o de 100.000 a 180.000 litros (según la Subdelegación de Gobierno). En cualquiera de los casos, bastó con este vertido menor para producir una mancha de 1.900 hectáreas que no llegó al Delta del Ebro y sus zonas naturales protegidas gracias a los vientos y a las corrientes marinas, dando tiempo a recoger y dispersar el crudo vertido.

Los efectos de esos vertidos "menores" no son desdeñables. Bastó con un derrame de apenas 60 o 100 litros (según REPSOL o según la Subdelegación del Gobierno), para ocasionar una mancha con un frente de 2 kilómetros frente al delta del Ebro en febrero de 2004 . Una mancha de dos kilómetros de longitud afectaría a la práctica totalidad de las playas de Puerto del Carmen o a las playas de Papagayo.

Frente a un escenario en el que los beneficios de las plataformas irán a parar íntegramente a REPSOL, Lanzarote y Fuerteventura ven en riesgo su principal activo: las playas que permiten que las visiten cada año millones de turistas, una actividad que a día de hoy supone casi en exclusiva la única fuente de ingresos directos o indirectos.

Pero si los vertidos operativos, los derivados de la mera existencia de la actividad, son inevitables, también lo son los accidentes, aunque sucedan en una proporción menor. Estos riesgos se multiplican de manera exponencial en las prospecciones autorizadas por el Ministerio de Industria a la transnacional española para realizar sus sondeos, ya que éstos se realizarán a más de 1.000 metros de profundidad, lo que se conoce como aguas profundas, teniendo una longitud prevista de unos 3.500 metros.

Tragedias como la del Prestige, o la más reciente de BP en el Golfo de Méjico, han permitido conocer algo a lo que no se le ha dado la debida importancia: la imprudencia de trabajar a esas profundidades sin haber desarrollado la tecnología capaz de hacer frente a los vertidos.

Marc Gavaldá. La Recolonización. Ed. Icaria>

Y es que si la instrumentación necesaria para perforar y extraer a esas profundidades está perfectamente depurada, no existe al día de hoy tecnología capaz de permitir sellar con rapidez un posible escape de crudo, debiéndose desarrollar soluciones a la medida en cada uno de los casos (los globos inflables en que se acumuló el crudo del Prestige o la campana con que se selló, tras varios intentos fallidos, el pozo de BP).

Recientemente, la organización internacional Oceana ? especialista en investigación marina ? advertía de que a dicha profundidad no existe actualmente una tecnología capaz de sellar con rapidez un posible escape de crudo. Si se produjera un siniestro: "se podría repetir el drama registrado en 2010 en el Golfo de México, ya que se tardaría meses en taponar la rotura".

Tanto en este caso extremo, el del accidente, como en el de la contaminación "natural" asociada a este tipo de industria, el régimen de vientos llevaría el crudo vertido hacia las costas isleñas en cuestión de horas, dada la cercanía de las prospecciones a las islas.

Lanzarote y Fuerteventura, no disponen de fuentes propias de agua dulce, dependiendo totalmente de sus sistemas de desalación. Un vertido menor, como el relacionado anteriormente, podría provocar el desabastecimiento temporal de agua en las mencionadas islas. Si entrara crudo en el sistema, las membranas de desalación se verían dañadas irreversiblemente. El resto de los sistemas habría de ser sometido a un proceso de limpieza largo y costoso, debido a lo difícil que resultaría eliminar el petróleo de tuberías y maquinaria. Los sistemas de almacenamiento de ambas islas no disponen de capacidad de suministro más que para unos pocos días.

La perforación de estos pozos petrolíferos en aguas profundas requiere de tecnología punta muy costosa. Las posibilidades de incidencias y accidentes, también son cada vez más altas, como se reconoce en un reciente dictamen de la Unión Europea, que ha iniciado los trabajos para promulgar un nuevo reglamento

Un vistazo al borrador de este reglamento, indica que se le pediría a cualquier petrolera, una provisión de fondos, solo dedicada a seguridad, de al menos 36 millones de euros anuales, lo cual supera los 30 millones de euros que esta empresa espera invertir en sus trabajos frente a nuestras costas durante los 4 años que suelen durar las prospecciones.

A esta cifra habría que añadirle entre 205 y 915 Millones de euros para compensación de daños, algo a lo que REPSOL no está acostumbrada. Hasta la fecha, a REPSOL le ha salido barato contaminar en España. Un ejemplo: el año pasado REPSOL fue obligada a pagar solo 30.000 euros por uno de sus vertidos de 180.000 litros de crudo en Tarragona, que formó una mancha de 1.900 hectáreas muy cerca de zonas protegidas del delta del Ebro. Pura calderilla.

Desde que se perfora por primera vez para comprobar si hay crudo ya se produce el primer derrame, es algo invitable y las "garantías plenas" no son más que un deseo ilusorio, cuando no una mera declaración retórica. Por eso es tan importante la entrada en vigor del nuevo reglamento que establece mayores indemnizaciones y refuerza la seguridad.

Ése es el motivo real de las urgencias indecentes del ministro Soria: dar las autorizaciones antes de que entre en vigor el nuevo reglamento europeo que impondría más obligaciones a REPSOL.

Frente a esas urgencias indecentes que solo benefician a REPSOL, se encuentra el riesgo cierto que corren Lanzarote y Fuerteventura de padecer vertidos constantes, sin contar con la posibilidad real de una catástrofe como la de BP en el Golfo de Méjico.

La plataforma Casablanca se encuentra a unos 50 kilómetros de Tarragona, las previstas por REPSOL frente a Lanzarote y Fuerteventura se encuentran mucho más próximas, por más que Soria mienta.

*Yaiza Miranda es integrante del movimiento "Plataformas No" en Lanzarote, que pretende informar a la población acerca de las implicaciones que conllevaría el que se aprobara la autorización a Repsol.

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