Me lo dijo Jorge. Lo sabe Alberto

Por Lorenzo Lemaur Lo recuerdo siempre que hablo u oigo hablar de barrios, marginación, drogadictos desahuciados o que fallecen. Lo recuerdo cada vez que veo como se regatea dinero para hacer o dejar hacer en los barrios. Se me viene a la mente cada vez ...

10 de agosto de 2011 (15:20 CET)
Por Lorenzo Lemaur
Lo recuerdo siempre que hablo u oigo hablar de barrios, marginación, drogadictos desahuciados o que fallecen. Lo recuerdo cada vez que veo como se regatea dinero para hacer o dejar hacer en los barrios. Se me viene a la mente cada vez ...

Lo recuerdo siempre que hablo u oigo hablar de barrios, marginación, drogadictos desahuciados o que fallecen. Lo recuerdo cada vez que veo como se regatea dinero para hacer o dejar hacer en los barrios. Se me viene a la mente cada vez que, como solución a las papeleras rotas, contenedores quemados, cabinas destrozadas, sólo se ve la solución en más presencia policial. Me lo dijo hace muchos años Jorge Cabrera, de Titerroy, de la calle Carlos III, del colegio Benito Méndez, del San José, hoy controlador aéreo en Gran Canaria: "Yo escapé de la droga gracias al "San José", si no, como muchos amigos de la infancia, hoy estaría muerto o enganchado". No lo digo yo. Lo dijo Jorge, que vivió cómo amigos suyos, vecinos de su calle y alrededores, fueron llevados a prisión por "malos rollos" relacionados con la droga. Que vio padecer a su vecina Mary Cruz, de la calle Santa María, por la esquina de al lado de su casa de niño y joven, por sus hijos que vivían en la droga. Lo dijo Jorge, y todos sabemos que es verdad.

Es verdad que en los barrios es fácil caer en la droga. Jorge, y todos ustedes saben que, si no te atreves a dejarle la llave de los balones a Menganito, mañana te puede romper la puerta para llevárselos y venderlos para comprar droga.

Lo dijo Jorge, y es verdad, que si en la Escuela solo les enseñamos a los niños a leer, escribir, los números para luego sumarlos, restarlos, multiplicarlos y demás operaciones más complicadas, que seguro harán muy bien, mañana solo sabrán eso, y no sabrán qué es la Vida. No sabrán que hacer cada uno con su vida.

En la Escuela, el maestro podría dejar que los niños y los jóvenes sean los que pongan las normas, las reglas de convivencia. Que los alumnos sean los que hagan la programación. Yo lo he hecho. No es tan difícil. Solo se trata de demostrarles que confías en ellos. Si confías en ellos, ellos mismos, los jefecillos, enderezarán, de tú a tú, a los vagos, a los desordenados, a los que crean problemas a su colegio, a su curso, a sus compañeros. Yo lo he hecho, y ha funcionado. Pregúntale a Alberto Acosta. Llámale a "La Destiladera", de Radio Lanzarote y que te diga si es verdad o no. El fue alumno mío y recordará cómo lo hacíamos.

Mengano tiene hoy todas las llaves del centro de enseñanza donde trabaja. Si yo no hubiera confiado en él, sin dudarlo, ciegamente, cuando tenía 14 años y era uno de los golfillos más temidos de Titerroy, y no le hubiera encargado la importante tarea de ir a buscar el botiquín al cuarto de los balones, que estaba debajo de la escalera del Sanjurjo, puede que hoy, lo mismo que Fulano, Zutano y el hermano, que vivían en su misma calle y en la de delante, estuviera muerto, por efecto de la droga. No es mentira. Es la pura verdad. Los de Titerroy que tienen hoy entre 45 y 50 años lo saben. Pregúntales a ellos.

Por hoy, lo dejo aquí, para no llenarte la cabeza con más cosas y te me despistes. Si entiendes esto, lo asimilas y te atreves a ponerlo en práctica, tenlo por seguro, las cosas cambiarán. Poco a poco, pero cambiarán. Palabra. Si no, pregúntale a Jorge, pregúntale a Alberto.

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