La dignidad devueltaYa han pasado muchos años y en España seguimos hablando de lo peor que le puede pasar a un país, una guerra civil. Imposible hacer tabla rasa de sus consecuencias, de 40 años de dictadura, que como todas, ...
La dignidad devuelta
Ya han pasado muchos años y en España seguimos hablando de lo peor que le puede pasar a un país, una guerra civil. Imposible hacer tabla rasa de sus consecuencias, de 40 años de dictadura, que como todas, resultó demoledora y anuladora de libertades y de pensamientos.
Hoy y después de que el PSOE aprobara la Ley sobre la Memoria Histórica, ha sido posible devolver la dignidad a aquellos que fueron vilmente asesinados la noche del 18 al 19 de marzo de 1937 en nuestra tierra.
Los 24 del pozo de Las Brujas en Arucas reposan desde el pasado sábado en un panteón, a la espera de que las pruebas de ADN pongan nombre y apellidos a los restos encontrados.
Viendo las caras de hijos, hermanos, primos, amigos, que cargaban los pequeños ataúdes, entiendo la desesperación acumulada durante todos estos años. El dolor de tantas personas a quienes una noche eterna de incomprensión y absurdo se les arrebató para siempre un ser querido.
A partir de entonces, estas víctimas de la sinrazón y del imperio de la violencia tragaron por miedo su dolor, sus lágrimas y sus preguntas.
Había que seguir viviendo. De puertas para dentro quedaba la tristeza por el asesinato de los seres queridos, justificado para sus verdugos por pensar y tener ideales políticos ajenos a los del bando ganador.
Allí estaban, el sábado, los familiares de los 24 del pozo de Las Brujas, a pesar del intenso trabajo de olvidadores y olvidadizos, según palabras pronunciadas por miembros de la Asociación por la Memoria Histórica de Arucas (AMHA). Ellos han conseguido que esto sea posible, el restablecimiento del honor y la conciencia tranquila tras haber recobrado para su linaje la dignidad robada.
Recordar el pasado es necesario para no volver a repetir los tremendos errores cometidos. Está en nuestra mano pero, para que así sea, tenemos que entender que la palabra y el razonamiento es lo que nos convierte en personas civilizadas.
De izquierdas, de derechas, de centro, nacionalistas; toda opción es respetable, siempre que mantengamos altura de miras, para entender que vivimos en un Estado de Derecho y por tanto, somos libres para elegir, o simplemente para no elegir.
Las víctimas de la barbarie reposan por fin en un lugar donde pueden ser recordadas. Mando desde aquí a los familiares el pésame y a la asociación, mucho ánimo para continuar en tan loable tarea. Confío en su tesón para recobrar la dignidad y la memoria de todos aquellos que desaparecieron en aquellos fatídicos años.
Ahora sí, descansen en paz.
