Barreras burocráticas

Por César Augusto Miralles La Asociación de Grandes Empresas de Distribución (Aged), que representa a grandes marcas como Carrefour, Alcampo, Ikea o Eroski, denunciaba la semana pasada que existen inversiones y puestos de trabajo que no salen adelante ...

15 de diciembre de 2009 (09:26 CET)
Por César Augusto Miralles
La Asociación de Grandes Empresas de Distribución (Aged), que representa a grandes marcas como Carrefour, Alcampo, Ikea o Eroski, denunciaba la semana pasada que existen inversiones y puestos de trabajo que no salen adelante ...

La Asociación de Grandes Empresas de Distribución (Aged), que representa a grandes marcas como Carrefour, Alcampo, Ikea o Eroski, denunciaba la semana pasada que existen inversiones y puestos de trabajo que no salen adelante por culpa de las barreras burocráticas impuestas por el sector público. Se calcula que las barreras a las nuevas aperturas de grandes centros tienen bloqueados unos 3.000 millones de euros, que podrían dar trabajo a unas 6.000 familias en toda España.

En Lanzarote, este fin de semana fui testigo del acoso burocrático que sufre el empresario a nivel local. En este caso, se trataba de un empresario dedicado principalmente a la venta de perfumes y cosméticos, con reconocido prestigio a nivel insular, con una amplia experiencia y tiendas no sólo en Lanzarote sino en otras islas del Archipiélago. En cuestión, el empresario tuvo que lidiar con agentes de la autoridad para que no le cerraran el establecimiento puesto que la licencia se encontraba en solicitud (sin firmar). Coincidirán conmigo que no es de recibo que en pleno puente, con una mayor afluencia de clientes, un emprendedor que ha arriesgado su ahorro y que crea empleo, tenga que aguantar en silencio que el ayuntamiento de turno no haya firmado un papelito para poder abrir con todas las de la ley. Más aún cuando el mismo empresario ya ha obtenido licencia por parte del mismo Ayuntamiento para abrir tiendas idénticas en la misma calle?

El anteproyecto de Ley de Economía Sostenible pasa muy de puntillas por encima del gran problema de la burocracia. Únicamente propone reducir los plazos para la creación de empresas hasta un plazo máximo de cinco días cuando el capital social se sitúe entre 30.000 y 3.100 euros y de un día, cuando el capital se sitúe entre los 3.100 y los 3.000 euros. Obviamente, esta medida será ineficaz mientras los bancos continúen cerrando el grifo a la empresa privada (que no pública que emite deuda sin parar), o mientras la mayoría de licenciados sueñen con ser funcionarios. Lo decía la semana pasada, nuestro objetivo debe ser la proliferación de Bill Gates y no de burócratas.

La burocracia incluye no sólo trámites incómodos y quebraderos de cabeza para el emprendedor sino que además supone una limitación a la libertad individual en muchos aspectos. No puede ser que el Gobierno autónomo o central decida cuándo o a qué hora debe cerrar un establecimiento, cuántos días festivos puede abrir, cuándo y cómo se puede hacer las promociones y cuándo puede aplicar rebajas? Sobretodo cuando la ley ya permite una mayor libertad en las zonas predominantemente turísticas? ¿Por qué contar con tales privilegios? ¿Por qué los residentes en zonas turísticas cuentan con estos privilegios?

Me parece muy bien que se establezcan requisitos de seguridad, sanitarios o medioambientales (contaminación acústica y lumínica) pero con ciertos límites objetivos y sin margen para la discrecionalidad política. En mi opinión, los controles previos deben ser sustituidos por controles posteriores y más periódicos, evitando así el retraso de la puesta en marcha de proyectos y la necesaria creación de empleo.

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