Carta a Juan Antonio Betancort

Estimado compañero:Por razones que hoy podemos intuir, pero no por ello comprender fácilmente o disculparte sin echarnos manos a la cabeza, el lunes nos levantamos con la noticia de tu brusca y sorpresiva despedida. No era esa ...

24 de octubre de 2005 (20:01 CET)

Estimado compañero:

Por razones que hoy podemos intuir, pero no por ello comprender fácilmente o disculparte sin echarnos manos a la cabeza, el lunes nos levantamos con la noticia de tu brusca y sorpresiva despedida. No era esa precisamente la hora que te había de llegar y sí la de demostrar, como estabas haciendo, que otra forma de hacer política en Lanzarote y nuestro país era posible. Alguien te ha definido estos días como aquel con cuerpo de joven y alma de sabio. Joven por tu edad y sabio por tus obras. Vuelve a ser verdad que sólo por los hechos se conoce con certeza a las personas. Nos tocó vivir muy de cerca tu crecimiento como militante y como dirigente político, donde ponías buenas entendederas y sobre todo un ingrediente cada vez más tristemente escaso, un canario corazón.

Al tiempo fuimos privilegiados testigos de la persona madura, responsable y noble que ya traías al ingresar en el partido y que supo poner su grano de arena en el esfuerzo colectivo que representa tu otra gran familia, el PIL. Te ganaste el respeto de propios y ajenos en momentos pasados y recientes en los que invitabas al diálogo y a la firmeza de principios, cuando la zozobra y las asperezas propias o impropias de la política lo inundaban todo. Distes renovadas fuerzas a quienes pensamos que la política en Canarias debe hacerse desde el corazón y la cabeza y no desde las visceras. Tal vez esa fuera la razón que te llevará, sólo a veces, a desesperar por la inmensa y compleja tarea que nos queda a todos por hacer.

Fuiste un nacionalista convencido y un militante honesto, trabajador y serio. Eras un puntal de Lanzarote y de la Canarias que, contigo, intentamos construir muchos. Seguro que sabes, que nadie se marcha del todo si deja en la memoria de quienes le quisieron y le estimaron la huella suficiente como para que siga vivo siempre. Tu eres de esos, de los que dejaste huella en todos nosotros/asy por tanto lo mejor que podemos hacer por nuestra parte es poner más empeño aún, si cabe, para trabajar por Lanzarote y por nuestra patria, Canarias, que es lo que te imprimía vida. Para nosotros por tanto sigues vivo.

Seguro que hablamos en nombre de todos/as nuestros compañeros/as del PIL cuando te decimos, allá donde estés, que quedes tranquilo, que tus principios y valores seguirán vivos en nosotros y que la bandera que el otro día te acompañaba ondeará soberana un día en la Canarias que tu luchaste por conseguir.

Hasta siempre compañero.

Emilia Perdomo de Quintana y Florián Corujo Tejera

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