Después de ver la rueda de prensa de Cándido, me confirmo definitivamente en que sus gafas son especiales, de esas adaptadas para ver en 3D. ¿Pero en qué dimensión vive el alcalde? Desde luego, no en la misma que el resto de los ...
Después de ver la rueda de prensa de Cándido, me confirmo definitivamente en que sus gafas son especiales, de esas adaptadas para ver en 3D. ¿Pero en qué dimensión vive el alcalde? Desde luego, no en la misma que el resto de los vecinos de la capital.
Las tres dimensiones de Arrecife. Bien pudiera ser ese el título de la última ocurrencia de Reguera, un reparto masivo de lentes especiales para ver una película en 3D, su película, del material con el que están hechos los sueños, por seguir con el símil cinematográfico.
Cándido y su equipo han conseguido, en 36 semanas y media, crear un Arrecife virtual, propio de cualquier cinta moderna de ciencia ficción. Pretende colarse en el subconsciente colectivo e instalar la idea de que la ciudad se ha transformado y los vecinos son felices y bailan al son del corazón partío.
Las calles están limpias, las carreteras asfaltadas, no existe pobreza ni paro y la concejalía de Servicios Sociales no es necesaria. El alcalde, gran protagonista del escenario artificial, se limita a situarse delante de las cámaras y aguantar con estoicidad los flashes de la prensa, parapetado tras sus redondas gafas 3D.
Cuando nos despertamos, el truco no ha funcionado. Reguera no es Di Caprio. En los títulos de crédito, un partido alzado al poder con el voto de los corruptos; otro que, al decir de su dirección, es un pollo descabezado; y un tercero desaparecido de la gestión pública tras el bochornoso espectáculo de la defensa de un Presupuesto tan irreal como las historias del celuloide.
El argumento de la película del alcalde integra las acciones que se encontró en marcha cuando se arrellanó en el sillón de primer edil, junto a un conjunto de ocurrencias propias del género de comedia de serie B. O del cine negro, si pensamos en el color del futuro que espera a la ciudad.
Dijo hace unas semanas el alcalde que, tras apostar por el concierto de Sanz en beneficio de las oenegés, pasó varias noches sin dormir. Ahora, una recaudación a años luz de la esperada debería depararle muchas más horas de vigilia. Aterriza como puedas, Cándido; es el precio del poder.
Por José Montelongo, Secretario local de los Socialistas de Arrecife