"El Sur
es eso:
una flecha de oro,
sin blanco, sobre el viento."
Federico García Lorca.
De los pueblos españoles, el andaluz es sin duda uno de los de más destacada y vigorosapersonalidad, resultante maravillosa del cruce de razas y culturas que desde los más remotos tiempos prehistóricos ha venido sucediéndose en esta vieja tierra del Sur. Después de cada catástrofe, Andalucía enmudece, pero a la larga, nada se pierde y todo sirve para dar una mejor calidad a sus valores.
En la primera cultura apreciable del mundo tuvo Andalucía ya un arte, el rupestre del paleolítico continuado hasta mucho mas tarde. El arte tartesio alcanza un elevado nivel y posteriormente Andalucía se convierte en una de las provincias romanas de civilización más refinada.
Más tarde, de esta vieja tierra del Sur saldrán las grandes figuras de la España visigoda. Después, con la invasión musulmana, Andalucía es la sede del Califato del Occidente en el que se produce una civilización de matriz oriental y en cuya mezcla de razas, de musulmanes, judíos y mozárabes, de haya la raíz de una poesía, una música, una ciencia, una filosofía que nuevamente irradiarán no sólo a España sino en toda Europa.
Andalucía produce bajo el dominio musulmán una civilización espléndida, como no la tenía la Europa cristiana en la misma época. En la lírica musulmana descubrimos a veces una profundidad, un idealismo y un sentimiento que no nos acaba de parecer orientaly que muchas veces nos recuerda a Góngora, a Bécquer, a los Machado, a Juan Ramón Jiménez, a Prados, a Altolaguirre, a García Lorca,a Alberti, a Cernuda, aRejano.IbnZaydún, el más grande árabe de España, cordobés contemporáneo del rey Mutamid de Sevilla, nos dice: "Cuando sus dedos blancos me alargaron el ramo de jazmines, cogí luceros luminosos de mano de la luna". Un decir que es pura poesía, poesía de verdad.
En esta vieja tierra del Surconvivieron durante mucho tiempo la tres religiones, hasta que en el siglo XV comienzan las corrientes de intolerancia, que produjeron la expulsión de los judíos en 1492.
Cada pueblo que ha intervenido en la formación de la realidad nacional andaluza ha aportado y ha contribuido a forjar su cultura y a labrar sus espíritu. Pero todos han sido absorbidos, fundidos en el crisol, transformados por la solera anterior a todos ellos que procede de los viejos tartesios, un viejo pueblo y una vieja cultura.
A la vez, el pueblo ha conservado intacto su tesoro espiritual que se derrama en las profundas armonías del cante jondo o en el ritmo de las danzas andaluzas. Los acentos dolorosos del cante, salidos del subconsciente del alma popular más auténtica, son la lamentación de una raza incomprendida, cercenada constantemente y en perpetua resurrección. Éxtasis del vuelo son estas mágicas virtudes del cante y baile andaluz. El alma andaluza, con su arte mágica de salir volando, cantando y bailando, en el cante y en el baile. Y precisamente porque se hace misterioso, lo andaluz aparece siempre a medias, partido en dos: el deseo y su sombra, lo real y lo ideal, dulzura y violencia, indiferencia y pasión, alegría y tristeza.
El día que despierten todas las energías andaluzas, contenidas o ahogadas, esta vieja tierra del Sur será uno de los mejore elementos de la España que soñamos. Y es que, como dijo el poeta: "Si a mí me dan a elegir / yo nazco bajo un olivo, / orilla al Guadalquivir".
Francisco Arias Solis