No te puedes ir de vacaciones y desconectar del mundo totalmente porque empiezan a pasar cosas muy extrañas. Cuándo vienes de un periodo estival intenso en el que has sido profundamente ajeno a la rutina y llegas al mundo real, entras en el verdadero oscuro túnel que tiene una luz al final y que te lleva a la vida cotidiana, si, ese del que todos hablan, ese por el que caminas sin mucha convicciónhacia la claridad... ¿qué, quiénes y por qué de esa luz?... mejor ni te enteres, porque como pasen el recibo a tu cuenta vas listo. Mientras dura el trayecto por ese túnel te vas dando cuenta que en los quince días que estabas en el paraíso, en realidad, el mundo nunca se detuvo, siguió su curso, e incluso ha rodado más rápido.
Ahí percibes lo pequeño que eres, bueno, yo personalmente me di cuenta cuando me negaron la entrada en los cuerpos de seguridad del estado (cosa que ahora agradezco). Observas que pase lo que pase las cosas seguirán su rumbo estés tú o no...sin embargo, tu sigues adelante hacia la claridad con pequeños e inseguros pasos...
Si diez guardias civiles matan a palos a un pollo infectado de legionela... la vida sigue, si cada día aparecen cinco nuevos incendios en Irak y dentro de poco ese país será un desierto... la vida sigue, si cada fin de semana se producen una cuarentena de víctimas por accidentes de conducción de la nave espacial Discovery... la vida sigue...y poco a poco sigues avanzando hacia la realidad, el pasadizo es angosto, húmedo, oscuro, vas fluyendo despacio, poco a poco, sin ganas de seguir pero sin ganas de darte la vuelta, tus pasos resuenan con eco, a veces pisas algo que no sabes lo que es pero que también prefieres no saber... poco a poco te vas acercando al final, ya te queda poco para salir de nuevo a la vida real, apenas quince metros, en túnel empieza a clarearse, ya puedes identificar los ladrillos rojizos de las paredes... ahora puedes verte las manos sin dificultad...y justo en ese momento, caes en la cuenta de que con tan poco luz era imposible haber leído bien las noticias.
David Sergio