"Yo no quería matarla, sólo la escondí". Éstas fueron las palabras que, según un agente de la Policía Nacional, la madrastra de Verónica pronunció en el momento de su detención, tras haber huido al hallarse los restos de la joven y ser localizada "a seis kilometros" de su domicilio de Tinajo. "Estaba muy agitada, nerviosa y manifestó que quería acabar con su vida", ha afirmado el policía.
Diez han sido los agentes que han declarado en la segunda sesión del juicio por el caso de Verónica celebrada este jueves, revelando algunas de las confesiones que hizo en su día Carmen Delia. "Antes de leerle los derechos, dijo que un día, en julio de 2012, Verónica estaba en la cama con los ojos abiertos y no se movía", ha señalado otro policía. Según ha precisado, la madrastra de la joven dijo que la "zarandeó" y que "le echó agua", pero "seguía en la misma posición". Entonces, según relató, "llegó José Luis y le dijo que el se encargaría y la bajó a un taller".
"Carmen Delia dijo que bajó después y que se encontró la bolsa con unos huesos", ha añadido el agente. Sobre los huesos ha hablado también el policía que inspeccionó la grieta donde fueron encontrados, y ha apuntado que al abrir la bolsa vio "una cabeza de fémur de aspecto humano", hecho que después corroboró la forense según ha relatado.
Algunos de los policías que han declarado también han puesto de manifiesto la gran cantidad de "habitáculos, talleres y garajes" que había en la vivienda, apuntando a la existencia "un colchón" en un garaje. "Era una habitación con las paredes sucias, insalubre, no era adecuado para vivir allí", ha señalado una agente, añadiendo que la casa era "un caos, con muchas cosas del campo y colchones".
Otro policía ha apuntado que en "un solar a pocos metros" perteneciente a la familia había una "entrada a otro garaje" y un patio con "cubículos diferentes", casi todos ocupados "por animales". Al fondo, ha explicado, había otro habitáculo "con una puerta no muy ancha ni muy alta y un ventanuco". Dentro, el suelo era "una capa de cemento" y "las paredes estaban parcialmente alicatadas" y había "una mesilla, un somier y un colchón". Del somier, ha indicado el agente, había "atados dos perros" y había "manchas amarillentas en el suelo" como de "orines de los animales".
Al respecto, hay que recordar que, en su día, la hermanastra de Verónica, Keila, declaró que su madre "encerraba" a la joven en un garaje. Sin embargo, los policías que han declarado este jueves no han podido precisar cuál era la habitación de Verónica. "Aplicamos químicos buscando vestigios y en varias estancias dio positivo, pero no se determinó ninguna principal", ha señalado un agente que ha declarado mediante videoconferencia.
"Estaban preocupados porque fueran a excavar en el jardín"
La declaración de los trabajadores de una subcontrata de Inalsa que fueron a hacer un trabajo a la casa ha vuelto a ser recordada este jueves. "Decían que la gente de la casa estaba preocupada porque fueran a excavar en el jardín, que estaban todo el rato con ellos, y que cuando les dijeron que sólo cavarían 30 centímetros se tranquilizaron", ha apuntado el policía que les interrogó.
Otro agente, encargado de "rastrear compras" hechas por la familía, ha destacado "la gran cantidad de pildoras abortivas" que en la farmacia del pueblo le aseguraron que Keila había comprado "en el segundo semestre de 2012". La auxiliar de la misma ya declaró en la primera sesión afirmando que había llegado a advertir a la joven de los peligros su uso abusivo.
El juicio por el caso de Verónica está previsto que acabe este viernes, tras la declaración de más testigos, médicos forenses y las conclusiones finales.
