Una abogada y un criminólogo presentan un informe para esclarecer la muerte de la joven, hallada en un maletero en 2007

La familia de Cathaysa aporta nuevos datos y pide que se retome la investigación

Los nombres y apellidos de quienes hablaron con ella por última vez y el conocimiento de los lugares donde fue vista antes de desaparecer son algunos de los datos nuevos que han llegado a la Policía Nacional esta semana con el ...

9 de mayo de 2009 (01:50 CET)
La familia de Cathaysa aporta nuevos datos y pide que se retome la investigación
La familia de Cathaysa aporta nuevos datos y pide que se retome la investigación

Los nombres y apellidos de quienes hablaron con ella por última vez y el conocimiento de los lugares donde fue vista antes de desaparecer son algunos de los datos nuevos que han llegado a la Policía Nacional esta semana con el objetivo de iniciar una investigación en torno a la muerte de Cathaysa Rodríguez. "Estos indicios, sumados a pruebas anteriores que jamás se analizaron, como es el análisis del vehículo donde fue hallada o el de la ropa que vestía cuando desapareció", son, en opinión del criminólogo Félix Río y de la abogada Carmen García, más que suficientes para investigar la muerte de Cathaysa.

Y es que, el caso de esta joven que desapareció en noviembre de 2006 y fue hallada muerta en el maletero de un coche en abril de 2007 sigue siendo una incógnita dos años después de lo ocurrido.

En su momento, la Policía cerró el caso, concluyendo que no se había tratado de una muerte violenta, y dio traslado de su informe a los Juzgados. Sin embargo, la familia cuestiona que los resultados de la autopsia nunca llegaron y cree que la muerte de Cathaysa no fue un accidente, sino un crimen.

Su madre, Ester Rodríguez, nunca se rindió y siguió investigando por su cuenta ávida de una respuesta. Además, junto a ella han trabajado la abogada de la familia, Carmen García, y el criminólogo Félix Ríos. Ahora, tras un año de empeño, han elaborado un informe que han presentado ante el grupo de investigación de la Policía Nacional, que fue quien se encargó en su momento de llevar el caso. También lo han remitido a la Guardia Civil, para comprobar si algún sospechoso coincide con alguno del caso de Expedita, y además se ha informado del mismo al Juzgado de Instrucción número 5 de Arrecife ya que la policía se lo remitirá en su momento. Con la información nueva en la mano, queda en manos del juez si el caso se retoma o no.

Esta documentación aportada a los mencionados organismos reconstruye los hechos y elabora un perfil del presunto autor del crimen de Cathaysa. Además, según apunta Ríos, "el informe profundiza en determinados sujetos que en su momento prestaron y también hemos añadido a otras personas que no llegaron a declarar". Por eso, el criminólogo considera que "hay que hablar con esos sujetos".

Por su parte, Ester ha interrogado a testigos que la vieron con vida días previos a su desaparición; ha revisado las últimas llamadas que recibió su hija dando con quienes las realizaron al hojear la agenda de Cathaysa, una incógnita en el momento de la investigación cuando no se podía descubrir a los dueños de teléfonos de tarjetas de prepago; y ha descubierto los lugares que frecuentó su hija antes de que no se la volviese a ver con vida. Para ello, "se ha movido en ambientes peligrosos", apunta Ríos.

Pruebas en saco roto

La madre de Cathaysa recuerda que había numerosas pruebas cuando ocurrió la tragedia que no dieron lugar a que se abriese línea de investigación alguna. Una de ellas es la ropa que su hija vestía el día que desapareció. "Ha habido gente que me ha dicho que mi hija iba vestida de negro la última vez que la vieron, y en mi casa apareció ropa suya de ese color que alguien depositó allí entre la fecha de la desaparición y cuando la encontramos muerta desnuda", asegura Ester.

La madre, consciente del valor de la ropa que llevaba puesta su hija cuando desapareció para dar con los autores del crimen, la entregó en el Juzgado que llevaba el caso. Pero cuando han preguntado por esas pruebas dos años después para elaborar un nuevo informe, "nadie ha sabido donde están", lamenta Ester. "La policía me dice que está en el Juzgado y allí que la tiene el policía; lo mismo me ocurre con sus pertenencias personales", asegura.

Tampoco tienen noticias de los análisis de las larvas econtradas sobre el cuerpo de Cathaysa. El estudio de estos insectos determinarían el momento de la muerte y si el cuerpo fue movido o no una vez difunto. Pero, a pesar de la importancia de estos datos para descifrar lo ocurrido, a día de hoy, los resultados aún no han sido remitidos al Juzgado y por lo tanto aún no hay autopsia, según Felix Río.

Otro de los asuntos que preocupan al criminólogo y a la madre es el hecho de que la persona que informó sobre el paradero del cadáver se limitase a declarar durante el secreto de sumario. "Informé a la policía de quién me había dicho el paradero del cadáver mi hija y él reconoció durante un interrogatorio que sabía que Catty estaba en el maletero de aquel coche; pero nunca se hizo nada más", critica la madre.

Además, el criminólogo Félix Ríos denuncia también que no hay constancia de que se hiciese una inspección en el coche donde fue hallada ni al propietario del mismo. "Quizás se podrían haber encontrado pruebas en el vehículo pero no se buscaron. Sólo se supo que la usuaria habitual de aquel coche declaró que lo había abandonado hacía tiempo", se queja Ríos.

Corta investigación

Cathaysa Rodríguez salió de su casa el 9 de noviembre de 2006 y nunca volvió, aunque el 13 de noviembre es la fecha en que fue vista por última vez, según declararon unos agentes policiales que la reconocieron vestida de negro. A pesar de la insistencia de la madre en que a su hija le había pasado algo porque tenía el móvil apagado y no aparecía, la primera diligencia policial tuvo lugar el 28 de diciembre de ese mismo año, un mes y medio después de que la madre denunciase su desaparición.

No obstante, y a pesar de haber tomado la Policía Nacional cartas en el asunto, hasta el 2 de abril de 2007 no se halló el cadáver. Y no fueron los agentes quienes dieron con él, sino la madre de Cathaysa, acompañada por su marido y su cuñado, que buscó a su hija sin tregua en función de las respuestas que obtenía de la investigación que ella llevó a cabo durante cuatro meses. Por parte de la justicia, la última gestión procesal se hizo en mayo de 2007.

Amenazas a la familia

Mientras Cathaysa estaba desaparecida, un día su hermana Coral recibió en casa una llamada desde un número oculto que le amenazó: "Puta, a ti te va a pasar lo mismo". Además, tras el hallazgo del cadáver, en varias ocasiones en casa recibieron llamadas cuyo interlocutor no contestaba. "Me quedaba con el teléfono en la oreja durante media hora pero nadie contestaba", recuerda la madre, que opina que "quizás quisiesen decirme algo".

Esas llamadas ya han desaparecido y ahora el único teléfono que podría volver a sonar es uno que el criminólogo quiere ofrecer para que quienes puedan aportar alguna prueba lo hagan de modo anónimo.

LO MAS LEÍDO