"Estoy enfadado con el sistema. Siendo una niña de 16 años con discapacidad, y teniendo denuncias, no insistieron en encontrarla". Son palabras de José Luis, el hermano de Verónica, la joven desaparecida en Tinajo cuyo padre ha sido imputado por homicidio, su madrastra por homicidio y/o encubrimiento y su hermanastro por encubrimiento. José Luis cree que las "intervenciones" para encontrar a su hermana tras fugarse de un centro de menores "no fueron serias y pasó lo que pasó".
Los primeros en detectar el trato que recibían Verónica y José Luis por parte de su familia fueron los responsables del Instituto. "Intervinieron cuando yo llegué, a los once años", explica. Los servicios sociales de Tinajo comenzaron a investigar el caso. "Cuando venían a casa los de servicios sociales nos escondían entre la azotea del vecino y nuestra casa. Allí nos metían", relata. Precisamente en este lugar, la Policía halló una bolsa con huesos humanos.
Tras realizar una investigación por parte de los servicios sociales, José Luis recuerda que se celebró un juicio, aunque no puede rememorar todos los detalles ya que entonces era pequeño. "Tanto a mi padre como a mi madrastra les condenaron a pagar 3.000 euros y a nosotros nos mandaron a un centro de menores", afirma.
Incluso, asegura que el padre y la madrastra "tenían una orden de alejamiento, que ella incumplió porque venía a visitarnos ilegalmente al centro deportivo donde hacíamos deporte". "Venía con regalos para que nos fuésemos con ellos. Decía que iba a cambiar, que íbamos a tener nuestros cuartos propios. Nos intentaba comprar de alguna manera para que fuésemos allá", insiste.
José Luis y su hermana lograron fugarse en varias ocasiones del centro de menores, según relata, con "la ayuda de la madrastra", hasta que un día Verónica se marchó sola. Y es en este punto donde este joven considera que los servicios sociales no estuvieron a la altura. "Estoy enfadado con el sistema porque no intervinieron mucho", lamenta.
"Nadie hizo una intervención seria"
Verónica se fugó del centro de menores en octubre de 2002 y dejaron de buscarla en julio de 2003, cuando cumplió la mayoría de edad. "Cuando se fugó, yo pensaba que estaba haciendo las típicas entrevistas con servicios sociales. Al ver que no venía pregunté por ella. Me dijeron que no sabían dónde estaba y pusieron una denuncia. A los tres meses, pusieron otra denuncia, pero la Guardia Civil ni nadie hizo una intervención seria", insiste.
José Luis no se explica qué pasó en ese tiempo, en esos meses de fuga de su hermana. No entiende por qué nadie dio con ella. Él había avisado en el centro de menores que su hermana se encontraba en Tinajo, pues cuando se fugaban siempre iban a la casa familiar. "No se hizo una búsqueda efectiva ni seria", asegura.
Otra de las grandes incógnitas que tiene este joven, de sólo 24 años, es por qué un juez no le dio su custodia a la abuela materna, que la reclamó en 2004. Entonces, Verónica ya era mayor de edad y llegó al juicio con su padre. "No sé por qué. No sé si la abogada no hizo lo suficiente, no lo sé. Yo podía haberme ido con mi abuela y no habrían sido estas circunstancias ni mucho menos", lamenta.
Cuando José Luis salió del centro de menores a los 18 años, estuvo malviviendo entre Madrid y Lanzarote. Un día, un joven lanzaroteño le encontró durmiendo en un local. Desde ese momento, su vida dio un vuelco, aunque ahora ha vuelto a truncarse tras el espantoso hallazgo en la vivienda familiar, en Tinajo.
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