En el I Rastro Joven de Haría, además de 24 puestos en los que se podían adquirir productos de segunda mano y artesanales, también hubo actuaciones que animaron la plaza de la localidad

Los jóvenes se van al rastro

Crear un espacio joven diferente. Ese era el objetivo del I Rastro Joven de Haría que se celebró entre los días 2 y 4 de enero. Los puestos se situaron en la plaza de la localidad en dos ...

14 de enero de 2008 (15:37 CET)
Los jóvenes se van al rastro
Los jóvenes se van al rastro

Crear un espacio joven diferente. Ese era el objetivo del I Rastro Joven de Haría que se celebró entre los días 2 y 4 de enero.

Los puestos se situaron en la plaza de la localidad en dos líneas rectas, una frente a la otra. En uno de ellos estaba Yurena. Para esta joven de Órzola era la primera vez que exponía sus piezas de cerámica ante el público de esta forma, por lo que señalaba que estaba muy nerviosa. "Sobre todo lo hago para darme a conocer y por vivir esta experiencia con los compañeros que tienen aquí otros puestos y que son también muy interesantes" explicaba. A Yurena le animó su familia a participar en el rastro y exponer las piezas que tenía guardadas en casa. Normalmente los trabajos que hace los regala a conocidos. La afición por la cerámica le viene desde la época en la que estudiaba en el Instituto de Haría. Después pasó por la Escuela de Arte Pancho Lasso y finalmente se tituló en Tenerife en esta especialidad. Ahora, cuenta además de las clases que imparte a niños en la finca de sus padres, con esta una nueva experiencia que también le sirvió para "tantear como está el mercado".

Y de eso se trata. Susana Gómez, responsable del Punto Joven de Haría señala que a través de esta iniciativa se quería cubrir "una demanda del joven de la localidad, ya que aquí en el norte hay un núcleo bastante fuerte de jóvenes artistas que realmente no tienen un espacio donde vender ni exponer su trabajo". El espacio pretendía ser atractivo tanto para los jóvenes como para el resto de la población, para así "darles la oportunidad a los jóvenes de hacerse escuchar y hacerse ver".

En total, además del puesto de Yurena hubo otros 23 más, en los que además de trabajos en hilo, cuero, cerámica, pintura etc. también se sacaron a la plaza productos de segunda mano que los participantes no querían en sus casas. Había ropa, cintas, peluches, libros, pendientes, incluso videoconsolas o minicadenas, entre otras cosas. "Hemos puesto precios desde 20 céntimos hasta cinco euros" afirmaban Yanina Méndez y Famara González, dos jóvenes de 17 años de Haría que junto con otra amiga habían montado el puesto número 8. Entre las tres lo organizaban colocando las colonias por un lado, la ropa por otro y así hasta dejar totalmente visibles los productos que ofertaban. Con el dinero obtenido su objetivo era comprar los regalos de las navidades.

En el puesto de Andamara Pérez el objetivo era entretenerse y divertirse, el primer día empezaron dos personas en el rastro y para el segundo ya se habían apuntado otras cuatro personas más. Se les veía moverse a sus anchas, atendiendo a la gente e incluso llamando la atención de quienes pasaban por delante señalándoles que tenían libros a buen precio. "Hemos encontrado muchas cosas que nosotros teníamos en casa que ya hemos utilizado y ahora no las queremos, por lo que de esta forma se las hacemos llegar a los demás". Entre todos los productos había botas que estaban sin estrenar o una enciclopedia de libros que estaba casi nueva. Los precios: desde 50 céntimos hasta 25 euros.

En este rastro también se daba la oportunidad de obtener artículos a través del trueque. Así, Yurena el último día del rastro se mostraba contenta, ya que a través de este sistema había intercambiado sus piezas de cerámica por pendientes u otros trabajos que tenían sus compañeros.

Actividades

Además de los puestos que estaban abiertos de 18:00 a 22:00 horas el Punto Joven también organizó actividades que animaban el espacio. "Para hacer del rastro un acto cultural para el pueblo, se ha hecho una mezcla de todo" señalaba Susana. Así, 8 graffiteros, cuatro de Haría y dos de Arrecife estuvieron pintando en una pared de 9 metros por tres metros un dibujo conjunto que no se descubrió hasta el último día. Asimismo, exhibiciones de tai-chi, estatuas humanas, una proyección de deportes extremos, actuaciones de malabares con fuego y música o un espectáculo de circo-teatro en la calle, fueron algunas de las actividades que se organizaron.

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